De acuerdo Andy, eres una estúpida debilucha.
¿No pudiste esperar a qué amaneciera o por lo menos esperar a que pasara la lluvia para que vinieras a hacer el ridículo?
Bueno, creo que ahora la entiendo cuando estuvo frente a mi puerta como por media hora hasta que al final decidió irse o creo que yo fui quien abrió la puerta antes. Ay no me acuerdo, pero el caso es que la puerta se abrió ese día.
Ahora el asunto es si ella querrá abrirme la puerta para hablar con su ex alumna, la ex alumna que está parada frente a su puerta otra vez porque es una impulsiva sin control.
¿Y si no ha llegado?
¿Y si esta durmiendo?
Esperaré mejor que amanezca.
Pero, al parecer mis manos no captaron el mensaje de esperar a tocar su puerta hasta que amanezca, pues estas hicieron de las suyas y tocaron la puerta con mucha más fuerza de la que creo que tenían calculada.
Con el corazón latiendo a mil, espero pacientemente, pero nadie abre.
Toco otra vez la puerta con un poco de esperanza de que este durmiendo pero también con una pizca de entusiasmo por verla.
Espero y escucho sonidos muy débiles provenientes de detrás de la puerta.
Pero a mi mente viene de que ella está casada y tal vez sus hijos vivan con ella.
¿Y si el que viene a abrir la puerta es su esposo o uno de sus hijos?
¡ABORTEN, ABORTEN!
REPITO
¡ABORTEN!
Mis pies, por suerte me responden lo más rápido posible para huir de allí, pero la persona que abrió la puerta fue más rápida, pues me agarró en pleno acto de huida.-._¿Hola?
Escucho su voz ronca.
No hago caso, y en lugar de correr, solo camino lo más despacio que puedo y no sé el por qué.
-._Espera, ¿quién eres?
Vuelvo a oírla, siento como mi pecho y estómago se contrae con solo oír su voz. Pero sigo caminando.
-._Oye, te estoy hablando.
Me detengo y me doy la vuelta lentamente. Estoy a contra luz por lo que ella no puede distinguir mi rostro por lo que achica los ojos para aumentar su visibilidad y cuando logra reconocerme su cara palidece, cosa que me hizo sentirme mal.
-._Hola-._Es lo único que puedo decir.
-._Hola-._me responde con una pequeña sonrisa que no parece incómoda.
-._Perdona si le he despertado, yo ya me iba-._ Me doy media vuelta para irme pero vuelvo a escuchar su voz.
-._No, espera, esta lloviendo más, ¿quieres pasar?
-._¿A su esposo no le molestará?
-._No te preocupes por él.
Acepto entrar a su casa, todo es tan silencioso, pues es obvio, es de madrugada, todo el mundo duerme-._Espera aquí, iré por una toalla para que te seques.
No digo nada, solo me quedo parada admirado la enorme casa que tiene, lo que me hace preguntarme si ella la limpiará o alguien más lo hace, pero a como está todo y a lo apretada que es su agenda me hace suponer que alguien más lo hace. Noto que no hay ni una sola fotografía de su familia, solo hay pinturas que no reconozco. Dejo de inspeccionar la casa porque el sonido de sus pies bajando por la escalera me recuerda que ella se acerca y eso me recuerda el propósito por el que he venido a perder la dignidad.
-._Toma, puedes secarte con esto-._ Ella me tiende la toalla rosa pálido pero al momento de que tomo la toalla siento su piel suave que hace que sienta una corriente desde mis dedos hasta el nacimiento del cabello, y ver que ella ni se inmuta por ello me decepciona y no sé porqué.
Me seco en silencio, siento su mirada sobre mi pero me hago a la que está concentrada en secarse.
Cuando termino, le tiendo la toalla de regreso, ella la toma y se sienta en el sofá café de la izquierda cruzando las piernas a continuación.
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Profesora Homofóbica
RomanceAsco, repugnancia y odio. Eso era lo que le causaba. Placer, jadeos y gemidos. Eso fue lo que le causó después.