Alegria.

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Siento algo suave pero a la misma vez me hace cosquillas. Se siente tan agradable la sensación que no quiero que pare y al contrario muevo más el pie para sentir eso suave que se atreve a quitarme el sueño. Pero, luego comienza a vibrar y es cuando mis sentidos se alertan y me hacen ponerme de pie de un brinco. Miro hacia todas partes para saber que era eso sueve que vibraba, pero no encuentro nada, ¿habrá sido mi imaginación? No creo, era tan agradable la sensación que no creo que yo lo haya imaginado. Siento una mirada curiosa sobre mi que provoca que me gire encontrandome con mi ex-profesora apoyada entre entrada de la puerta con un gato blanco entre sus brazos.

-._ ¿Qué me mira?

-._ ¿Cómo sabes qué te estoy mirando a ti?._ me pregunta alzando una ceja

-._ ¿Cómo sabe qué le estoy preguntado a usted?._ ataco haciendo su misma expresión

-._ Por la forma en la que preguntaste. Puede que me hayas preguntado que qué te miraba la gatita y también puede que me hayas preguntado que qué te miraba yo, y no creo que seas estupida cómo para preguntarme que qué te miraba la gata._ Me responde irónicamente poniendo asu vez los ojos en blanco. Había olvidado que es demasiado astuta.

-._Buen punto._ es lo único que logro decir al notar que no tengo como contraatacar._ ¿Cómo se llama? ._ pregunto acercándome para ver mejor a su gatita.

-._ Aún no tiene nombre, apenas la adopté.

-. _ ¡Es muy bonita!

-._ Lo sé, me encantó desde el primer momento en que la vi._ Ella baja a la gata y esta enseguida comienza a pasearse entre sus pies._ ¿Quieres desayunar o ya te tienes que ir?

-._ ¿Qué hora es?

-._ Ocho cuarenta y seis._ me informa mirando su reloj de mano.

-._Tengo algo de tiempo._ digo para hacerme creer que tengo algo importante que hacer para que le entre curiosidad y me pregunte, pero al parecer no le importo mucho mi comentario.

Ella solo sonríe y se me hace increíble que con una simple sonrisa sea capaz de tener todo el control sobre mi. Es toda una Diosa que se atreve a compartir un desayuno con una simple mortal como yo. Son pocas la veces en que logro verla sonreír y creo que es por eso que la piel se me ha puesto de gallina. La miro caminar en dirección a la cocina, sus caderas bailan al copas de su caminar. Sus manos se mueven con delicadeza, algo propio de ella. Es un ser tan perfecto, el más perfecto de todos que hasta cocinando la hace ver bella. Y de pronto siento que estoy siendo una completa inútil al solo estar sentada viendo como ella prepara el desayuno.

-._ ¿Quiere que le ayude en algo?

-._ No corazón, estará rápido, solo son unos cuantos sándwiches._ me responde mientras rebana unas cuentas rodajas de tómate.

Puede que no sea la gran cosa, pero ese "Corazón" se queda grabado en mi memoria y hace que mi pecho se contraiga, pero al estar solo sentada pensando en las cosas que me hacen sonrojarme internamente hace que me incomode y esa es una sensación que a nadie le gusta. Miro todo el lugar y está perfectamente limpio algo que no es de impresionarme. Es más que obvio que así debe ser viniendo de ella, pero mi curiosidad es grande y me hace preguntar si alguien limpia o solo es ella quien lo hace, pero no logro obtener respuesta, pues un sonido telefónico la detiene antes de contestarme. Me mira y me pide que termine de preparar los sándwiches. La veo alejarse y tomar el aparato entre sus manos; habla muy bajo y no logro entender que es lo que dice, pero en realidad poco me importa, bueno, en realidad si me importa, pero no quiero meterme entre sus asuntos personales.
Una vez que ya ha terminado la llamada, regresa a mi para ver que falta por hacer, pero la verdad es que ni me di cuenta de que ya había terminado de preparar los sándwiches.

Desayunamos casi en completo silencio, pues ella parecía perdida en su mundo pero a la misma vez muy interesada cuando le hacia algún comentario. Después de comer decidí irme pues creo una persona como ella a de tener una agenda muy apretada a parte de que no quería estorbarle.
Una parte de mí esperaba que ella no me permitiese irme y la otra tampoco quería irse; quería seguir viendo su hermosa y bella perfección, pero una alarma en mi me dijo que era hora de irme, aunque no tengo nada que hacer para el día de hoy.

Las calles están húmedas. El cielo se encuentra entre un color gris y gris oscuro.

Hace que me deprima.

Hace frío, siento frío, pero no tardo mucho en sentir calor, pues pequeñas escenas de lo que sucedió anoche regresan a mi provocando que mis mejillas ardan y entre en calor. Y de pronto siento que soy la chica más afortunada y me llena de alegría el pecho que me impulsa a correr el resto del camino hasta mi departamento.

No puedo hacer nada más que reírme como tonta. Me siento tan feliz que no podría describirlo.
Aveces la mayoría de las personas no valoran los pequeños detalles que uno hace, pero ese no es mi caso; yo valoro mucho los pequeños gestos porque esos pequeños gestos son los más sinceros.

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Tengo tanta energía el día de hoy que me hace poner una buena música y hacer limpieza profunda en mi departamento.
Esto es lo que provocó la pequeña confesión de mi ex-profesora.
Es increíble que sin importar lo que haga, siempre termino pensado en ella. Se me hace increíble que tenga tanto poder sobre mi, prácticamente estoy postrada a sus pies.
Pero la duda llega a mi. La duda puede hacer que todo se vaya al carajo en cuestión de segundos porque este crea un sin fin de escenarios haciendo creer que tal vez solo fue amable y que en realidad no soy tan importante para ella como me lo imagino yo; pero aveces por más clara que este la situación mi cerebro logra engañarme y tal vez su "Creo que también he desarrollando sentimientos hacia ti" lo haya dicho por puro compromiso para no hacerme sentirme mal porque es mas que obvio que su comentario estaba un poco fuera de tema.

Y es aquí cuando mi felicidad acaba y me hace cambiar de música ambiental a melancólica.



Buenos días. ❤

Profesora Homofóbica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora