Otro día más en ese estúpido colegio, donde no solo tendría que ver las caras de los idiotas de sus compañeros, sino también la de Jeisen, aquel chico al que le había entregado ciegamente su corazón y lo destruyó.
—Leo, ya no te sientas mal, ya te diste cuenta del tipo de persona que es Jeisen, no te ama de verdad, si lo hiciera, te habría escuchado.-le dijo Mati, quien iba caminando a su lado por los pasillos de la escuela.
—no Mati... Lo decepcioné, creo que si yo estuviera en su lugar me sentiría igual.
Ambos se detuvieron de golpe a aquel ver al grupo de chicos acercarse.
—tranquilo, si? Solo ignoralo
—vaya! - exclamó Brent. - Mati, acaso no te enteraste del secretito de tu amiguito?
—cuál? El de que se enamoró de un imbecil?. - dijo mirando a Jeisen fugazmente. - o el de que es un prostituto?
Leo agachó la cabeza al oír aquella palabra.
—de hecho sabía ambos... Porque sabes qué? Yo también lo soy. - confesó con la cara en alto.
Tanto Leo como los otros chicos lo miraron sorprendidos.
—si Brent, Jeisen, yo también trabajo en ese maldito prostíbulo, pero es algo que ustedes nunca entenderían, porque nunca sufrieron la perdida de su familia, o lo que es pasar hambre y soledad, siendo solo un niño. - miró a Leo y paso su brazo por encima de su hombro.
—y si tanto les molesta, se pueden ir a la mierda todos, porque Leo es mucho más que todos ustedes juntos, es la persona mas fuerte que he conocido, pero personas como ustedes nunca sabrían valorarlo, si, Leo y yo nos prostituimos, porque hay personas que simplemente no tienen más salidas... Y no me da vergüenza decirlo.
—Mati...
El chico escuchó la suave voz de su amigo, quien miraba hacia un lado, al voltear, se encontró con Dean, aquel chico que últimamente lo tenía suspirando como idiota, escuchando la conversación.
Algo dentro de Mati se aceleró y se rompió al mismo tiempo, porque sabía que la historia de Leo y Jeisen iba a repetirse.
El rostro de Dean solo mostraba confusión, pena.
—vamos Leo. - susurró.
Ambos siguieron caminando, pasando por el lado de aquel grupo.
—Leo! Mati!!
Una chillona voz hizo que se detuvieran.
—Andy? - susurró el peliblanco confundido.
—aam, me voy con ustedes.
El castaño caminó hacia ellos y les sonrió.
—a mi no me importa su situación, si están en eso, sus buenas razones tendrán. - miró a sus otros amigos y dijo. - yo no los voy a juzgar.
Jeisen miraba directamente a Leo, sin atisbo de querer apartar la mirada de aquellos claros cabellos que hace unos días había acariciado con tanta ternura.
Sin dejar de mirar aquellos delgados labios que hace unos días besaba con cariño, con pasión.
Sin querer apartarse de aquellos ojos que hace unos días lo habían hecho suspirar.
Pero tuvo que hacerlo cuando aquél trío desapareció por el pasillo.
Elian, que se encontraba detrás del grupo, fue detrás de aquellos chicos.
Al entrar al salón, Leo y Mati se sentaron juntos, mientras Andy y Elian lo hacían detrás de ellos.
Leo, suspiró y bajó su mirada, con sus manos tomo de su cuello aquella pequeña piedrita de esmeralda que Jeisen me había dado aquel día en el antro.