Diecisiete.
Louis despertó, su mirada cayó en la gran ventana delante suyo, que lo iluminaba, incomodandolo, se quejó, dándole la espalda a la ventana, de alguna manera creyendo que podía seguir durmiendo. Se había pasado de habitación en la madrugada, apenas la respiración del alfa se había hecho pesada.
Aún tenía mucho que pensar, pero, honestamente no quería dejar a Zayn solo, si para él la noticia del cachorro había sido shockeante no podría ni siquiera imaginarse cómo se estaría sintiendo el alfa.
Se estiró en la cama, bostezando perezosamente, se sentó en el borde del colchón, despejándose un poco para que al levantarse no se mareará, odiaba que le pasara eso.
Camino con lentitud y pesadez en sus pasos hasta la cocina, se sirvió un vaso de jugo, tomando un poco, buscando con la mirada a Zayn, encontrándolo sentando en el comedor, mirando el plato que estaba lleno, dando a entender que el alfa no estaba comiendo, mordió su labio, arrugó su nariz, feronomas amargas se colaban por su olfato.
—¿Zayn? — lo llamó, el moreno, asintió, dándole a entender que estaba escuchando, sin siquiera levantar su mirada perdida del plato. Louis torció su boca. —¿Qué pasa?
—¿M-me vas a dejar? — escuchó la voz inquieta en una pregunta y de pronto la mirada del pelinegro se levantó, dejando apreciar unas ojeras violetas debajo de los ojos avellana. El omega trago saliva al verlo. —Si es así, lo entenderé.
Louis se sentó frente al alfa, en una silla, cruzando sus pies sobre ella, mientras jugaba con sus manos, nervioso, nunca había estado en una situación parecida, no sabía con certeza qué hacer o qué decisión tomar que fuera buena para ambos.
—Vas a tener un cachorro.— repitió lo que Zayn ya sabía, siendo irreal para el castaño, como si el decirlo lo volviera más real.
El alfa puso su mano sobre su rostro, escondiéndola en la palma de su mano, exhausto de pensar en eso, toda la jodida noche había puesto su mente a maquinar en el hecho de que iba a tener un cachorro con su ex.
Con la que deseo tanto por tanto tiempo y ahora con la que ya no quería nada de eso.
—¿Qué tiene que ver eso con nosotros, Lou?
—Todo, alfa. — susurró. —Él merece tener a su familia junta, y aún tienes sentimientos por ella, así que no será tan difícil.
—Si. — suspiró, retirando la mano de su rostro, para ver con sus ojos cansados a su omega. —Aún tengo sentimientos por ella, pero, ¿adivina qué? También por ti, y sólo es cuestión de tiempo para que sean incluso más intensos.
—Pero..
—Lou. — lo interrumpió, tomando una de las pequeñas manos, comenzando a jugar infantilmente con los dedos de su omega. —Olvídate del cachorro y de Gigi. ¿Qué quieres tú?
—A ti.. — respondió sin pensarlo, con su mirada gacha y su labio entre sus labios.
—Me tienes. — susurró, Louis sonrió recordando la primera vez que el alfa le había dicho aquello. —No importa qué esté pasando. Estoy aquí, pidiéndote que no te rindas con esto. — tomó una bocanada de aire, botándola por su boca. —Estoy comenzando a enamorarme tan jodidamente. Déjame seguir haciéndolo, ¿por favor?
—¿Tu cachorro?
—Estará bien, él me tendrá a mi y yo a ti. — aseguró, entrelazando sus delgados dedos con los llenitos de Louis, sonriendo con tristeza al ver que sus manos calzaban tan perfectamente.