Dieciocho.
Louis se vistió rápido, con un buzo y una sudadera de su alfa, sus mejillas extremadamente rojas y sus feromonas apestando el lugar de vergüenza.
—Iré a hablar con ella, Lou. — aviso, dejando un pequeño beso en los labios del omega, Louis asintió viendo cómo su alfa abandonaba la habitación.
Zayn camino por los pasillos de su hogar, en busca de su procreadora, estaba jodido, desde no haberle comentando personalmente a su madre lo que había sucedido hasta el hecho de que los había encontrado casi teniendo sexo.
—Estoy aquí, jovencito. — habló, con esa rudeza particular en su voz, sentada en una silla, con su pierna cruzada, y un vaso frente a ella. —¿Vienes a disculparte?
—Bueno. Si. — asintió, rascando su cabellera, se sentó en una silla al lado de la alfa venerable, movió sus ojos de un lado al otro buscando palabras por las cuales comenzar, la risa de su madre interrumpió su batalla interna por lograr armar una frase.
—¿Por qué no comienzas por decirme dónde diablos está Gigi y quién es ese omega?
Zayn asintió, si, iba a comenzar por ahí, mordió la punta de su lengua, restregando sus palmas juntas, tomó aire antes de comenzar, evadiendo totalmente la mirada de su madre.
—Ese omega es mi destinado. — soltó lo primero que su mente procesó.
La alfa levantó una de las marcadas cejas que tenía, llena de impresión por aquel dato, jamás hubiera imaginado que su hijo iba a ser de los pocos afortunados de tener un destinado.
—¿Gigi? — preguntó, aun con firmeza, Zayn jadeó, sintiéndose atrapado en esa conversación que sabía que iba a tener mil preguntas más.
—Está mal, no te mentiré, pero no hay nada que pueda hacer, madre. — levantó sus hombros, pasando las yemas de sus dedos por su corta barba.
—¿Y tú?
—Al principio estaba muy triste, pero con la ayuda de mi omega voy encontrando poco a poco la tranquilidad y felicidad.
—Eso es lo único que me interesa realmente y a la próxima deberías, no sé, ¿contarle a tu madre? — reclamó, bebiendo un pequeño sorbo del contenido en el vaso. Malik arrugó su nariz detectando el aroma del Vodka en el.
—¿Estas bebiendo alcohol? — la miró mal, Trisha rodó los ojos, fastidiada de su primogénito.
—Imagínate llegar a la casa de tu hijo y encontrarlo en pleno acto de anudar. — se quejó, bebiendo de un trago todo el Vodka en el vaso, Zayn soltó una risa, empujándola suavemente.
—Ni siquiera íbamos por esa parte, madre.
—Oh por Dios, sólo cállate, Zayn. — agitó su mano sobre su rostro, intentando olvidar aquella escena y esas palabras.
—No es para tanto.
—Mm, ajá. — rodó los ojos con una sonrisa. —¿Se están cuidando?
—Joder, Trisha, detente ahí. — rogó, metiendo la cabeza entre sus manos, ya no le estaba gustando aquella conversación.
—¡Sólo digo! — soltó una risa. —¿Cómo se llama? Porque vi cosas que no debería y ni siquiera sé su nombre.
—Louis. — respondió, ignorando todo lo demás, la alfa asintió, levantándose de la silla, yendo a su cajón favorito de aquella cocina, sacando la botella de Vodka. —¿Es en serio?
—Tráelo, quiero conocerlo, ya sabes.
—No creo que quiera venir, pero lo intentaré. — suspiró, bajándose de la silla para ir en busca de su omega, abrió la puerta.