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Treinta y dos.

Gigi suspiró, abriendo la puerta de la casa de su madre, necesitaba relajarse y hablar con alguien. Estaba cansada de aferrarse a Zayn, de aferrarse a lo que alguna vez tuvieron, sólo quería ser amada.

—¿Mamá? — preguntó al vacío, cerrando la puerta detrás de ella, mordió su labio, en busca de su madre. —Mamá.

Al no recibir repuesta, siguió caminando hasta la cocina, a prepararse un té, al menos si no estaba su madre podría robarle una de esas bolsitas de té deliciosas. Abrió el envase en busca de las bolsitas, maldijo cuando contenedor se le cayó al suelo, jadeó, agachándose con lentitud.

Arrugó su ceño y llevó una mano hasta su boca, un escalofrío le puso la piel de gallina y sus ojos comenzaron a picar.

Tenía que estar leyendo mal..

Tomo la pequeña basura entre sus manos, con los ojos bien abiertos, intentando leer a pesar de las lágrimas empañándole la vista.

Se dejó caer en el suelo al entender que si era lo que creía, trago saliva, intentando pasar ese nudo que le rasgaba la garganta, acarició su vientre con tanto miedo, mientras su cuerpo temblaba.

Alfa
Ven
Protégeme

Sollozó al saber que nadie vendría a salvarla.


Louis tenía la mirada perdida, mientras escuchaba vagamente a la doctora darle un par de indicaciones y recomendaciones para poder mejorar su salud. Zayn estaba tenso a su lado, firme, sin moverse mientras Eleanor estaba en una silla frente a él, mirándolo fijamente, lo podía sentir.

—Ni hablar. — jadeó la castaña levantándose de la pequeña silla, mirando con molestia a la beta que explicaba por qué estar con Zayn era la mejor opción para su recuperación. —¿Está consiente que está en ese estado por él?

El alfa no decía palabra sólo estaba allí, escuchando, estático, sus ojos estaban fijos en una de las paredes de la habitación y se podía apreciar como sus garras se clavaban en sus palmas. Louis quería pedirle que se detuviera, que no se hiciera daño, pero las palabras no salían de su boca.

—Ahí está. — susurró, con una pequeña sonrisa abriéndose paso en su rostro, todos lo voltearon a ver confusos, menos Louis, él sabía a qué se refería y estuvo apunto de sonreír junto a él.

—¿De qué diablos hablas, idiota? — jadeó Eleanor, reteniendo esas ganas de meterle un golpe. El moreno la ignoro, bajando su vista al rostro de Louis, mirándolo con adoración, al poder volver a sentirlo, al menos un poco.

—Ahí está.. — le hablo al pequeño omega, arropado con unas cuantas sábanas que le habían llevado por exigencia de Zayn.

—Lo está logrando sentir— le explicó la doctora a Eleanor, quien rodó los ojos, y volvió hacia la beta.

—Volviendo a lo importante. — carraspeó la alfa, con su vista sobre la doctora. —¿No hay manera de que Louis se pueda ir conmigo?

Zayn levantó su mirada hasta las dos mujeres en la habitación y arqueó una ceja, sintiendo su quijada apretarse, su animal estaba rabioso por escucharla hablar como si su lazo con Louis fuera cualquier porquería. —Detente

—¿Qué me detenga? — se burló la castaña, caminando hasta estar de frente con el alfa, que le ganaba por estatura y masa muscular pero definitivamente no la intimidaba. —¿Crees que por qué Louis está mejor va a volver contigo? ¿Que va a olvidar los días de mierda que lo hiciste pasar?

Zayn aferró su agarre en las barandas de la camilla, clavando más profundo sus garras en su carne para contener la rabia que sentía con la alfa al desafiarlo de esa manera por su omega. Trago saliva en lugar de hablar.

Enlazados |Zouis. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora