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Uno

—Mierda. — jadeó él omega presionando sus regordetas piernas, tratando así de evitar que el lubricante siguiera saliendo de su ano.

Sabía que no había sido una buena idea salir, su cuerpo desde la mañana se lo estaba advirtiendo y lo ignoro completamente. Y ahí estaba, entrando en su celo, sin supresores y en un edificio en su mayoría lleno de alfas que no les importaría tomar su pequeño cuerpo.

—Vamos, piensa. — se habló asimismo antes de perder la razón. Su lado animal rascaba en su interior para desatarse y su cuerpo estaba hirviendo. —No hay una maldita manera de no salir jodido de esto.

Tomo un gran rollo de papel higiénico y lo metió dentro de su pantalón, en su parte trasera para ser exactos, era estupido, porque esto no quitaría el olor a lubricante y su olor más intenso por el celo.

—Ok, sólo es llegar a casa sin tener un pene metido en el culo. — se alentó, sus manos en puños, tenía miedo, joder si.

Tomo una bocanada de aire. Su vista se estaba comenzando a desenfocar y su cuerpo hirviendo como el infierno. Esto no iba a salir bien. Salió con torpeza del baño, sabía que su olor era intenso, y más cuando el viento pegó contra su cuerpo aturdiendo con su propio olor.

—Omega. — escuchó una grave voz, tembló, intento seguir caminando.—Omega te estoy hablando.

Su cuerpo vaciló un poco antes de girarse sobre sus talones hacia el alfa dueño de esa voz.

Un Señor de unos 50 años lo miraba, su expresión demostraba lo caliente que su olor lo estaba poniendo y el olor del alfa se lo confirmó: apestaba a excitación.

Su estómago se revolvió con asco.

—Me parece que puedo ayudarte con eso, niño.— dijo, su voz cargada de deseo, sus pupilas con una pequeña franja blanca, demostrando que estaba a nada de perder el control. —Ven. — ordenó con la voz de alfa.

Louis lloriqueo al no poder resistirse a la voz, enseñando su cuello en señal de sumisión, odiaba tanto ser un omega. Su cuerpo temblaba, su parte animal se retorcía en su interior, él no quería este alfa. Por primera vez estaba de acuerdo con su lado animal. Quería huir de ahí.

El alfa tomó sus caderas con sus grandes manos y lo tiró a su cuerpo. Las feronomas de excitación estaban mezclándose con su olor.

—D-déjame. — pidió, casi llorando, quería ser tomado, quería un nudo dentro de él, lo necesitaba, pero a pesar de su estado estaba seguro que no quería el de este asqueroso alfa.

—No omega, tú te vienes conmigo. — jadeó, apretando su culo, gimió el alfa al sentir su pantalón empapado en lubricante. —Te haré sentir bien.

Lo tomo de la muñeca, caminando con prisa, posiblemente a su auto. Louis miraba a los betas que estaban trabajando en una construcción. Su mirada pidiendo ayuda.

Alfa.
Alfa, ayuda.

Quiso llorar, porque no, no tenía un alfa a quien pedir auxilio.

—P-por favor, n-no haga esto. — lloriqueo. El alfa detuvo su paso. Louis creyó que había logrado resistirse y lo dejaría ir, en cambio sintió una cachetada quemarle la cara.

Enlazados |Zouis. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora