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Veintisiete.

Habían pasado unas dos semanas desde la llegada de Gigi, y no había sido más que incómodo y doloroso para Louis. Él claramente no se metía con ella, hacía lo imposible para no encontrársela o dirigirle la palabra, y aún con sus intentos más difíciles por pensar que no estaba ahí, la sentía, por medio de Zayn, quien había estado muy alejado de él esos días, siempre estaba concentrado en la omega y en si necesitaba algo, y lo entendía, pero que lo entendiera ciertamente no hacía que doliera menos.

—Louis. — escuchó a Zayn hablarle mientras entraba en la habitación que compartían. Elevó su vista, dándole una sonrisa que apenas podía sostener en su rostro. —Te siento adolorido, cariño. ¿Qué pasa?

—La herida. — excusó de inmediato, la verdad era que ya estaba cicatrizando, pero no había encontrado otra cosa con la que excusarse. —M-me duele aún.

—¿Aún te duele? ¿Quieres que la revise? — preguntó, acercándose a la cama, el omega sostuvo la respiración al olfatear a Gigi en el cuerpo de su alfa. Quiso llorar ahí mismo y gritarle a Zayn que no dejara que los apartara más.

—N-no. — carraspeó. —Ya la cure yo.

—Bien. — asintió el alfa, apretó sus labios algo incómodo. —Iré a chequear a Gigi.

La garganta de Louis quemaba por decirle que por favor se quedara con él, que no se fuera, que él también lo necesitaba, pero nada salió, en cambio asintió.

—¿Saben si ha mejorado?

—No lo sabemos la verdad. — admitió. —Mañana le toca consulta, ahí nos daremos cuenta.

Asintió, suponía que los iba a acompañar como solía hacerlo desde que Gigi comenzó a tenerlas. —¿A qué hora?

Zayn entendió a que venía la pregunta y se puso nervioso.

—Ouh. — escuchó a su alfa, trago saliva, sabiendo que venia a continuación pero no queriendo escucharlo. —Creo que es mejor que sólo vayamos ella y yo. Las cosas del cachorro están muy tensas y es mejor así.

—C-claro, si, lo comprendo. — mintió, volviéndose a acostar. Siendo honestos no había salido mucho de ese cuarto más que para bañarse y comer algo. Él no tenía la dicha de que Zayn le llevara comida a su cama. Sonrió amargamente. —Deberías ir a ver cómo está.

—Cierto. — camino hasta la puerta y la abrió. —En un rato vuelvo.

Louis dejó de tensar la sonrisa en su rostro, el cual decayó notoriamente, sus ojos se aguaron y se dejo caer, sabía que Zayn no regresaría a ese cuarto hasta en la noche, así que provecho esto para llorar y llorar. Sintiéndose desplazado, como una carga que el destino le había arrojado a su alfa, quien al parecer ya no estaba muy feliz con serlo.

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El omega se despertó, su cuerpo estaba algo débil por no haber comido ese día, aún así seguía sin tener ganas de hacerlo, necesitaba ir a hacer pipí, pero sabría que toda la casa olería a Gigi, y no tenía ánimos de eso.

Suspiró, levantándose, si no iba, se iba a orinar allí mismo, y era lo ultimo que le faltaba. Camino aún cojeando hasta la puerta, y como lo había pensando una ráfaga de viento chocó contra su rostro, adormeciéndolo, justo como la vez que lo conoció, el aroma de Zayn estaba fuertemente impregnado en su nariz junto al de Gigi. Trago el nudo en su garganta al no poder olerse el mismo en el aroma de Zayn.

Apretó su nariz con sus dedos, caminando con toda la rapidez que podía hasta el baño, en el cual hizo sus necesidades, y luego se lavó las manos mirándose en el espejo.

Comenzaba a dolerle más de lo que podía soportar, la falta de Zayn, a pesar de estar bajo el mismo techo, era tan doloroso, la felicidad que le trasmitía el lazo por parte del alfa, aún cuando de parte suya solo tristeza y dolor podía entregarle.

Miró la venda en su pierna, la ansiedad comenzaba a crecer él y no estaba seguro de poder con ella solo. Una presión conocida se empezó a hacer presente en su cuello, como si estuvieran ahorcandolo y la falta de aire se hacía cada vez más notoria, asfixiandolo, su mente quería dejarlo allí, muriendo, sacudió su cabeza, enterrando sus manos entre su cabello, intentando salir del pequeño ataque que comenzaba a crecer en él.

Sorbió su nariz, sentándose en la tapa del baño, se sentía ido, como si no pudiera sentir más que la asfixia, lloro con miedo, miedo a estar solo, a morir solo, a ser desechado por la nueva familia de su alfa, sus manos comenzaron a desenrollar la venta en su muslo, al ver la herida ya cicatrizada, trago saliva, tratando de refrescar su garganta seca y clavó sus garras en el mismo punto.

—Maldición. — jadeó, mordiendo su labio fuertemente para no soltar un quejido, sus ojos comenzaron a dejar caer pequeñas lágrimas simbolizando el dolor que se había provocado, sintió arcadas pero las retuvo, inclinándose sobre su cuerpo, sacó sus garras de su carne, se sentía en la realidad de nuevo, a pesar de que esa presión seguía en su cuello, estaba tomando aire como loco.

Unos golpes en la puerta lo exaltaron, abrió sus ojos, pensando en que decir. —¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—S-si, me resbalé, creo que me corte un poco con el filo del baño. — mintió, viendo la sangre caer al suelo del baño.

El llavín se movió, estaba trancado así que fallo al entrar. —Déjame entrar.

—N-no te preocupes, Zayn. — pidió. —Estoy bien, vuelve con Gigi.

—¿Estas seguro? — escuchó la voz algo confundida. Rascó su frente, pasando inconsciente la sangre que tenía en su mano por ella. Maldijo.

—Si.

—De acuerdo. — si las cosas fueran como antes el alfa ni hubiera preguntado y ya estaría dentro del baño, examinando que había ocurrido con su omega.

Apoyó su cabeza sobre sus palmas ensangrientadas, su herida chorreaba sangre, y ardía, joder, quemaba, pero no más de lo que su marca lo hacía. Lloro, reprimiéndose los sollozos, estaba tan cansado y solo habían pasado dos semanas.

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estoy con el corazoncito partido gente

Enlazados |Zouis. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora