Descubriendo a Anónima 5

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Había llegado el gran día, era sábado por la mañana, muy por la mañana. Pero Rei ya se estaba preparando para su examen. Tenía puesto el uniforme, y trataba de meterse al estómago casi a la fuerza una tacita de leche y una tostada francesa. Sentía el estómago revuelto, pero no hizo a un lado su desayuno, necesitaba esa energía para ese día. Siguió desayunando como pudo mientras repasaba sus apuntes. Llegada la hora de irse, recogió sus apuntes, lavó los trastos y después sus dientes y subió al carro de su padre. No era un trayecto tan corto como para evitar el metro, pero agradecía el aventón.

- No podré recogerte, tengo un par de citas hoy, y la primera es en 15 minutos.-le señaló su padre al llegar a la escuela, le tendió su sombrilla y se despidió-. Hay pronóstico de lluvia, ten cuidado al regresar a casa.

Así pues, su padre se retiró. Era una ventaja y desventaja a la vez que su padre fuese fisioterapeuta, pues le daba tiempo de pasar tiempo con su familia, pero a veces juntaba tantas citas que era todo lo contrario, como una espada de doble filo.

Con todo el valor retumbando en su pecho, se dirigió dentro de la institución, hacia el aula donde tomaría su examen. Había estudiado sin parar, y se sentía segura de sus conocimientos, aunque sólo fuera a ir a estampar su capacidad de memoria en una hoja de papel.
Había llegado la hora, su profesora le tendía el examen y ahí estaba ella, con lapicero en mano lista para derrotar a las matemáticas.
Al comenzar leyó todas las preguntas, las analizó, y después se puso a contestar una a una, revisando cada paso que realizaba en una ecuación. Con todas las preguntas resueltas y después de haber comprobado tres veces el resultado de cada una, entregó su examen. Era un examen de recuperación, así que podía esperar a que este fuera revisado para saber su calificación. Quince minutos más tarde, que a Rei le parecieron una eternidad, obtuvo su resultado.

- Si que te esforzaste.-le dijo su maestra con una sonrisilla-. Felicidades, pasaste.

Rei apenas y logró contener las lágrimas de emoción al ver y tener entre sus manos un glorioso 85/100.
Tenía que mostrarlo a los chicos, además de pagar una deuda monetaria a uno de ellos. La adrenalina le corría por las venas, sabía que el equipo de voleyball entrenaba también los sábados, así que corrió al gimnasio. Escuchó el rechinar de las zapatillas y el balón rebotando, así que prefirió esperar hasta que su práctica terminara. Por la emoción, ni siquiera notó las horas que pasaron, al verlos salir del gimnasio, se levantó de donde estaba y corrió hacia ellos con el examen en el aire.

- ¡Logré pasar el examen!-volvió a señalar con emoción- No se que habría hecho sin las tutorías.
- Felicidades, que gusto que lo lograses.-dijo Kenma y Kuroo solo asentía, antes de añadir.
- Excelente, me alegro que hayas pasado, pero esas tutorías no eran gratis.-apuntó con una sonrisa ladina.
- Lo sé, justo aquí tengo tu...-contestó Rei, pero se calló de golpe.

En cuanto había volteado su cabeza para sacar el dinero de su mochila, su visita se le emborronó. Se detuvo un momento, tratando de enfocar su mano, y lentamente se giró nuevamente a los chicos. Los veía borrosos, y aparte se empezaban a torcer hacía un lado. Kenma notó el repentino cambio de su compañera, y extendió un brazo con el ademán de sostenerla.

- Rei-san ¿Te encuentras bien?-preguntó, pero la chica apenas y pudo subir la mano para tomar el brazo de Kenma. Kuroo la tomó del otro brazo con cuidado.
- Hey, ¿Te encuentras bien?-preguntó ya preocupado, puesto que la piel de la chica estaba repentinamente pálida.

Rei sólo logró contestar un débil "aja". Antes de empujar a los chicos, tambalear hasta unos arbustos, caer de rodillas y vomitar.
Los dos chicos se aproximaron rápidamente, llamado la atención de sus demás compañeros, quienes no tardaron en amontonarse a ver lo que sucedía. Kenma, quien ya estaba en cuclillas junto a Rei le indicó a Kuroo, que los alejara de la escena.

- ¡Hey! No hay nada que ver aquí, directo a sus casas nos vemos el lunes.-les empezó a gritar antes de regresar con el accidente.

Rei sentía como si le fueran a explotar los pulmones, y no ayudaba para nada su mareo y vista borrosa. Sintió una eternidad antes de dejar de vomitar. Al terminar, apenas y podía respirar, tosiendo varias veces para asegurarse que en efecto había terminado. Sin voltear a ver a los chicos les pidió que le pasaran su botella de agua.
Se limpió la barbilla y enjuagó varias veces su boca, hizo gárgaras y escupió el agua, para finalmente dar un par de sorbos y girarse a los chicos. Los dos tenían cara de pánico en su rostro.
Seguía mareada, pero al menos la vista borrosa y la náusea habían cesado.

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Hellooooo! Ya es jueves! Una disculpa si tardé un poco más de la hora usual en actualizar, acabo de comenzar clases y andaba resolviendo un asunto, porque había una materia con sólo un profesor (el cuál me ha acosado y tengo una denuncia en proceso en su contra), y andaba buscando que se abriera otro grupo con otra maestra. ¡Y si se pudooo, wuuu! ¡No tendré que tomar clases con un profe hostigador!
Como sea, espero les haya gustado el capítulo de hoy, si es así denle a la estrellita y comenten uwu se los agradecería mucho.
Btw, la próxima semana les tengo una sorpresilla.
Hasta el domingo!

Atte: Gylfie

Atte: Anónima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora