Descubriendo A Anónima 20

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La caminata de los chicos era suave y rítmica, como un goteo. El clima ya era fresco, pero era la brisa lo que los hacía usar las sudaderas. Kenma se sentía algo nervioso por la repentina situación en la que se encontraba, pero al notar a la chica viendo hacia todos lados al igual que aquella vez, le ofreció su brazo.

   — ¿Te quieres sujetar?—Rei lo miró con sorpresa, y asintió con una pequeña sonrisa.

Kenma sintió el brazo de ella sujetarse al suyo, empujando levemente su peso contra él. Ahora que la veía así, se preguntó cómo es que no se había dado cuenta antes, o quizás lo había hecho pero no lo quería ver, pero ¿Porque? Viéndola sonrojada ahora con el conocimiento que tenía era una sensación totalmente diferente, aunque también era otra sensación el no estar muy seguro si era sonrojo o eran sus moratones desvaneciéndose en sus mejillas. No se dio cuenta que la estaba viendo tanto hasta que ella volteó a verlo.

   — ¿Tengo algo en la cara?—dijo ella en una risa irónica, pero sincera pues lo había atrapado.
   — Me preguntaba si todavía te dolía mucho.—dijo rápidamente, tratando de librarse de su acción anterior.
   — Algo, no como al inicio, pero aún debo ser cuidadosa al ponerme crema.—explicó ella, después le dio una mirada al chico con una sonrisa ladeada— ¿Se ve muy mal?
   — No no, quiero decir, te ves mejor sin ellos pero ahora te ves bien, quiero decir... —se dio un momento para suspirar, arreglar las palabras en su cabeza y hablar de nuevo— no te ves mal con ellos, pero creo que te ves mejor sin ellos porque significa que estás bien.

A Rei se le aguaron los ojos, pero después de un par de parpadeos rápidos logró contener las lágrimas. El viaje en el metro fue silencioso, iban sentados lado a lado, y Rei seguía sujetando el brazo del rubio. La chica se sentía algo nerviosa, pues a pesar de ya haber ido en una ocasión a la casa del chico, había sido por un tema escolar, no por una cita improvisada para decirle lo que sentía, o al menos intentarlo.

Casi sin darse cuenta, siguieron su camino, y de un momento a otro se encontraban en un pequeño local donde salía un sutil olor a café. Una mujer joven los atendió amablemente, y en un alegre discurso, los convenció de probar el "Moka especial de la casa", que más que un Moka, consistía en un chocolate caliente con un toque de café y mini malvaviscos. Rei iba a sacar su cartera de su mochila de gato, pero Kenma se había adelantado.

   — Es mi turno de pagar, ¿Recuerdas?—dijo con una sonrisa.

Rei sintió que pudo haberse derretido ahí mismo.
Con su bebida lista, siguieron su camino, al llegar a la casa del chico, su madre los recibió cálidamente, aunque a la chica la bombardeó con preguntas de mamá "¿Como te sientes? ¿Hay algo que pueda hacer? ¿Has tenido dificultades en algo? Etc..."

   — Estaremos en mi habitación.—avisó Kenma.

Los dos jóvenes subieron a la habitación del chico. Mientras el rubio prendía su laptop, su madre les llevó un plato con galletas y un bowl con palomitas. A Rei le extrañaba eso, pues su madre casi nunca hacía eso, más que nada porque su horario de trabajo no se lo permitía, así que agradecía el gesto.
La chica se quedó de pie en la habitación sin saber muy bien qué hacer, hasta que Kenma se sentó en su cama y con la laptop en las cobijas, le indicó a la castaña hacer lo mismo.

   — ¿No te vas a acomodar?—dijo él, señalando a su lado, en la parte libre de la cama.
   — ¿No te incómoda?
   — Ya has estado sobre mi en el piso, no veo porque no a mi lado en la cama.—Rei soltó una carcajada, ¿Acaso eso había sonado como un flirteo?

Sin discutir más, se acomodó al lado del chico. Después de estar buscando algo para ver, ambos se decidieron por una película de suspenso que se veía prometedora.
Resultó ser bastante extraña, y bastante larga, por lo que llegó un momento en el que ninguno de los dos estaba poniendo mucha atención realmente, sino ambos se encontraban pensando como decir lo que querían decir al otro.

   — Kenma...
   — Rei...

Dijeron sus nombres al mismo tiempo, con su atención puesto en el otro sonrieron tímidamente.

   — ¿Me querías decir algo?—preguntó Kenma.
   — No no, bueno si, tu también me querías decir algo, dilo tu primero.—contestó Rei, sintiendo un nudo en el estómago.
   — Tu primero.

Rei inhaló profundamente, para después mirar hacia otro lado, pues sabía que si lo veía no podría decir nada.

   — Creo que lo mejor en estos casos es ser directa.—empezó a jugar con su anillo— Kenma... Me gustas.

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Hellooo! Feliz navidad! Se que es mañana pero no me importa, feliz navidad, mis mejores deseos para todos ustedes y sus familias uwu.
Espero les haya gustado el capítulo de hoy, ya sólo nos queda uno para acabar la historia! Y claro, el epílogo.
Si les gustó, denle a la estrellita y comenten!
Hasta el domingo!

Atte: Gylfie

  

Atte: Anónima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora