Descubriendo A Anónima 18

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Kenma se encontraba totalmente confundido con aquel mensaje. Pero ni siquiera se podía dar el lujo de sentir más allá, pues fuesen o no ciertos sus pensamientos, su amiga estaba en una cama de hospital, con varias puntadas en la cabeza y seguía inconsciente, por lo que sentía que era totalmente injusto de su parte hacer esa clase de deducciones en aquel momento.

La policía los había entrevistado, les explicaron que los atacantes eran unos tipos de veintitantos años que ya habían estado buscando, pues también eran responsables de acoso sexual poniendo cámaras en baños públicos y vestidores. Fue ahí donde a Kenma se le prendió la bombilla.
Unos oficiales se habían llevado al atacante directamente a interrogación, esperando que delatara a sus cómplices que habían logrado huir, eso hasta que Yaku mencionó el haber visto las placas, por lo que otros oficiales se centraron en él.
Respecto a la madre de Rei, se habían logrado comunicar con ella mediante una cadena de llamadas, Kuroo llamando a Bokuto, quién llamó a Hatsumomo, quién llamó a la madre, y a Dani, obviamente. Por lo cuál la sala de espera estaba algo abarrotada.
Cuando la madre de Rei llegó, reconoció a Kenma, ambos cruzaron una mirada fugaz, pero no fue hasta que entró y salió de la habitación donde estaba Rei, en que se dirigió no sólo al rubio, sino a todos los involucrados con una reverencia.

   — Gracias a todos por ayudar a mi hija.—dijo entre lágrimas antes de levantarse— no se como agradecerles, pueden pedir cualquier cosa, lo que sea.
   — No es necesario agradecer, Rei es nuestra amiga.—contestó Kuroo, a lo que los demás asintieron— sólo necesitamos saber si ella estará bien.
   — Lo estará, fue un golpe duro, pero se pondrá bien.—explicó, tratando de contener las lágrimas— ahora mismo no podrá recibir visitas, tienen que asegurarse dentro de las siguientes 24 horas que todo esté en orden, después de eso son libres de venir a verla, si así lo desean.

Después de unos minutos todos empezaron a irse, no sin antes dar sus mejores intenciones. Mientras Kenma se acomodaba la sudadera para tapar la mancha de sangre, Inuoka se le acercó.

   — Senpai, ¿Puedo hablar contigo un momento?
   — ¿Sucede algo?—preguntó Kenma. Kuroo estaba a un lado, pero no intervino.
   — Supongo que es algo obvio, pero me gusta Rei senpai, sólo que ella no comparte el sentimiento.—explicó Inuoka, sobresaltando a Kenma— así que, te pido que tu la hagas feliz.
   — ¿De que estás...?
   — He visto como la miras, y como te comportas a su lado, además, es la primera vez que te veo llorar.

Sin decir nada más, Inuoka se dirigió a un auto que lo estaba esperando fuera del hospital. Kenma se había quedado helado con aquella declaración. Kuroo sabía que no era el mejor momento para presionar a su amigo, por lo que sólo le dio una palmada en el hombro, haciéndolo reaccionar y así yendo juntos a la estación.
Las cosas se empezaron a poner raras un par de días después. Los chicos iban a visitar a Rei después de los entrenamientos, quien ya empezaba a despertar por lapsos.
Kuroo y Kenma habían estado yendo en la mañana y en la tarde, pero hasta el momento no habían tenido suerte para encontrarla despierta.
Ese día, el entrenador Nekomata los había dejado salir temprano, pues sabía la situación que había ocurrido.
Durante aquellos días, Kenma había estado más callado de lo usual, Kuroo suponía que era por Rei, pero desconocía que también era por el mensaje de Anónima que había recibido. Siendo un mensaje, podría ser una total coincidencia, pero no dejaba de darle vueltas al asunto, eso y que de la nada había dejado de recibir notas.
Al llegar al hospital, la enfermera los saludó y les dio el pase a la habitación de la chica.
Rei se encontraba dormida, y a pesar de tener los vendajes en la cabeza, rasguños en su piel y un gran moratón desde donde iniciaba su ceja hasta su pómulo del lado izquierdo, ahí donde había recibido la mayor herida, se veía increíblemente tranquila. Estuvieron un rato hablándole, a pesar de que no les contestaba, tenían la esperanza de que los estuviera escuchando.
Pasados los minutos, tanto el estómago del rubio como el del pelinegro rugieron, Kenma se levantó y se dirigió a la salida de la habitación.

   — Ire por algo a las máquinas expendedoras, ¿Quieres algo?
   — Lo que sea.—contestó Kuroo. El rubio asintió, dio media vuelta y salió al pasillo.

Kuroo sabía como le estaba afectando la situación, pero no se podía permitir revelar nada a su amigo con tal de calmarlo, porque incluso sentía que solo empeoraria su estado de ánimo con la noticia.

   — Hey...
   — ¡Rei! —Kuroo dio un respingo al escuchar la voz de la chica,quien había despertado— ¿Cómo te sientes? Te hemos estado visitando diario.
   — He estado mejor, supongo.—dijo ella en un susurro, apenas podía abrir el ojo del moratón y la sonrisa se le torcia a la derecha, pero se veía alegre— no pude agradecerles la ayuda, en serio les debo una grande.
   — No digas tonterías, si algo te pasara estaría aún más caótico que ahora.—Rei ahogó una risa ronca.
   — Mi madre me contó que gracias a ustedes, lograron detener a todos los implicados.—cerró los ojos como imaginando algo y luego los volvió a abrir— desearía haber visto la paliza que le dieron al tipo, se lo merecía.
   — Lev y Taketora fueron los que ayudaron más, la cara del tipo no tuvo precio al ver al ruso del doble de su tamaño y a un rapado dándole puños a diestra y siniestra.

Rei soltó una carcajada que se apagó con una tos algo seca. Sentía las costillas molidas, que a pesar de no tener nada roto, con todo el forcejeo que había tenido al intentar escapar su torso había recibido buenos impactos. Por ello mismo la tenían bastante sedada, lo cual ya empezaba a hartarla, pues no podía pasar hablando cinco minutos sin caer dormida de nuevo.

   — Sabes Kuroo, se que es una tontería, pero he pensado en algo en base a esto.—el chico la miraba fijamente, por lo que continuó— esto de escribir cartas anónimas es una estupidez, solo estoy complicando todo, y si ustedes no hubieran llegado, no tengo ni la menor idea de que hubiese pasado conmigo, por lo tanto... Kenma jamás habría sabido lo que siento por él... Quizás sea tiempo de decirle las cosas cara a cara... Solo, déjame hacerlo yo...

Mientras decía eso, sus ojos se fueron cerrando hasta quedarse dormida nuevamente. La chica había robado toda la atención de Kuroo, por lo que no se dio cuenta que el rubio ya había regresado.

   — ¿Rei es Anónima?

En el marco de la puerta, se encontraba un Kenma con bebidas y panes en sus brazos, y una genuina cara de confusión, sorpresa y todo un remolino de emociones revolviendo su pecho.

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Hellooo! Creo que este es el capítulo más largo hasta ahora!
Espero les haya gustado, si fue así, denle a la estrellita y comenten!
Agradezco a las personas que me acompañaron en el live el domingo, nos la pasamos muy bien!
Pronto les estaré avisando de otro, más otra sorpresilla que llevo planeando.
Sin más que decir, nos vemos el domingo!

Atte: Gylfie

Atte: Anónima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora