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     Cierro la puerta con fuerza al entrar a la casa. Mi ropa está totalmente mojada. Trato de evadir las preguntas de Katherine y Thomas quienes me siguen hasta la puerta de mi habitación la cual solo abro y cierro.

     —Por Dios, Clea —dice Bruno al verme. Lo abrazo y me aferro más a él comenzando a llorar de nuevo—. Estoy aquí, estoy aquí...

     Con su mano frota mi espalda.

     —Él tendrá otro hijo.

     —¿Hay algo de malo en eso?

     —¡Claro que sí!

     Me alejo de él.

     —Una nueva vida no tendrá algo de malo. Que guardes egoismo en tu corazón, sí.

     —No pudo con el rol de padre una vez. ¿Crees que lo intentará hacer con el nuevo bebé?

     —Para eso estarás tú. ¿O acaso dejarás que falle una vez más? Las segundas oportunidades se dan para corregir errores de las primeras.

     —¿Quién eras Bruno? —pregunto al darme cuenta del cierto tono de arrepentimiento que hay en su voz.

     —Aún no lo sé —responde y me toma de las manos—. Pero sé que te quiero ver feliz.

     En un acto rápido nos volvemos a abrazar. No puedo explicar lo tan segura que me siento entre sus brazos. La calidez de su cuerpo me hace recordar todo lo que vivimos.

     —Te quiero pequeña

     Da un pequeño beso en mi frente como solía hacerlo desde que nos conocimos para hacerme sentir mejor.

     —Me iré a bañar —aviso.

     Después del baño bajo a contarle a mi madre lo de Joe y el nuevo bebé. Lo toma a bien pero su disgusto es el mismo que el mío.

     Me siento melancólica ya que todos tienen a alguien girando en sus mentes las veinticuatro horas del día. Mamá tiene a Thomas. Bruno a Trisha. Joe a Grace. Y Halloween tiene a la gata de la señora Deluvi'e. ¿Yo? Bueno, tengo salud.

~~~

     Al día siguiente Salma, Richard y yo nos encontramos en la biblioteca de la escuela terminando nuestra tarea.

     —¿Nos estás escuchando? —pregunta Salma sacándome de la pequeña burbuja en la que estaba.

     —Lo siento.

     —Clea, te notamos mal, muy cansada.

     No solo me notan mal, estoy mal. Desde que llegó Bruno he tenido la sensación de debilidad. Algo que nunca me habia sucedido al ser una chica muy activa.

     —Han sido unos días muy estresantes. Solo eso —justifico.

     —Te decíamos sobre la fiesta privada anual de Trisha. Será mañana en la noche.

     —Y Bruno está invitado en esta ocasión —agrega Chard.

     —Ya lo sabía. Era de esperarse —respondo desviando la mirada de ellos y viendo como Noah se acerca.

     —¿Puedo sentarme? —pregunta con una sonrisa de oreja a oreja.

     —Claro.

     —Bueno, nosotros acabamos de recordar que tenemos que ir al baño. ¿Verdad Salma?

     —No, aquí te esperamos. —Richard le da un golpe con el codo y parece reaccionar ante su indirecta—. Espera, creo que si tengo que ir.

Deseo a BrunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora