—Es impresionante.
Charlie y yo llevamos hablando durante dos horas mientras tomamos café caliente que trajo desde la cafetería para hacer más cómoda la conversación.
—Mhm —respondo mientras tomo del café.
He perdido dos clases pero valió la pena. Lo bueno de todo es que el turno de Charlie había terminado cuando acabó la clase que nos impartió y no tuvimos complicaciones para usar el salón.
—Reprobaré la materia, lo sé.
—¿Estás bromeando?
Camina hasta mi asiento, toma mi examen y lo rompe por la mitad.
—Me tuviste la confianza de contarme el mejor suceso de la época. ¿Y aún así piensas que te voy a reprobar? Considera la materia aprobada.
Mis labios forman una sonrisa.
—Ahora solo tienes que pensar en arreglar los problemas con Bruno y los de tu vida en general.
—Gracias profesor Styles.
—Solo dime Charlie.
Salimos del salón y cada uno toma su propia dirección.
Desde pequeña recuerdo no necesitar a terceras personas para poder liberar todo el peso que tenía encima ya que estaba Bruno. Ahora las cosas cambiaron. Primero Mike y luego Charlie. A uno le tengo más confianza que al otro. Aunque no dudo que dentro de poco Mike sepa toda la verdad. Bruno no sabe ocultar las cosas.
Los pasillos no se encuentran del todo poblados. Siento un brazo rodear mi cuello causando presión en este.
—Hola little girl —dice una voz desconocida.
—Déjame.
Trato de deshacer su agarre pero sólo consigo que me empuje contra los casilleros, y el chico (el cual no conozco) ponga sus brazos a los costados de mi cabeza.
—¿Y el sexy vestido ajustado? —pregunta con descaro.
—¿Y tu cerebro? No seas desagradable.
–No tienes derecho a decirme esas cosas, princesita. Te recuerdo que tú dejaste entrar a Bruno a tu habitación para tomarte esa foto.
Todos observan la escena pero no hacen nada para intervenir. Quiero gritar y aclarar las cosas, pero decir que Bruno vive en mi habitación empeorará más la situación.
—¿O me equivoco?
Se forma un nudo en mi garganta el cual me impide responder al menos que comience a llorar. No pienso llorar ahora.
—Aléjate de ella.
Bruno aparece haciéndome sentir más tranquila.
—Pero si fuiste tú quien provocó que la viéramos de esta forma —responde y me mira de arriba hacia abajo.
Odio admitir que en eso tiene razón.
—¿Eres sordo? —pregunta mientras que con un dedo señala su oreja izquierda.
—Está bien.
Se aleja de mí y alza sus manos en señal de paz. Por un momento pienso que el tenso momento ha acabado sin ningún herido o nuevo enemigo, hasta que Bruno dice:
—No te irás tan fácil.
Él se acerca y golpea su estomago. Caerá pero Bruno lo toma de su chaqueta para impedirlo.
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Deseo a Bruno
Teen FictionClea Tryson es adicta a las listas. Es fiel creyente de la organización y goza de una estabilidad emocional casi perfecta. Todo comenzó con su primer lista, hecha desde los seis años, en la cual anotaba todos los deseos que pedía enumerados del uno...