Veintitrés

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No lo podía creer, ¿por qué tuve que ser yo?, habiendo tantos hombres, me tocó a mí, yo no quiero pasar mis días en este campamento con ella, que aburrido.

Mire de reojo hacia atrás para ver que hacía y venía leyendo el folleto.

De nuevo puse mi vista al frente, y buscaba nuestra cabaña, íbamos caminando y cad a cabaña tenía un número pero apenas estábamos en el once.

Caminamos un poco más y nuestra cabaña estaba un poco alejada, pero no me preocupaba tanto porque seguían más, así que no serían de las últimas.

Entramos y sólo habían dos camas, elegí una que estaba un poco a la esquina, y a lado una ventana, aunque las dos camas estaban pegadas a las ventanas.

Ella entró y se acomodo. Al parecer tenías más cosas que yo.

-¿por qué traes tanto? - dije.

Me miró.

- ah, es que traigo mis libros- agarró una mochila.

-¿quién trae sus libros a un campamento?.

-pues yo- ríe.

- eres rara- me acosté en mi cama.

- no lo soy, cada quien hace lo que hace porque es su vida- la miré.

No dije nada.

Así estábamos por un rato, no hablábamos, ella acomodaba sus cosas y yo solo estaba acotado viendo el techo.

Empecé a recordar porque me daban miedo estos campamentos.

Cuando era niño mi mamá me metió, pero las historias que contaban cuando estábamos en la fogata me daban miedo, siempre decían que habían zombies.

Pero eso es una estupidez, solo era para asustarnos, también me daba miedo las cabañas, no se me hacía pensar que se habían muerto personas.

Y otra cosa que me daba miedo también, era el lago que había, bueno aquí no sabía si había, así que agarré el folleto y lo empecé a leer.

Tenía un poco de hambre, y quería ver a mis amigos, no sabía en qué número de casa les había tocado. Así que agarré mi celular para mandarles un mensaje, pero no había señal.

Otras cosas por las que no me gustaba estar aquí. Genial.

- aquí no hay señal- escuché que dijo.

- oh valla, si no me dices, no me doy cuenta- sarcástico.

Siguió acomodando sus cosas, ya estaba oscureciendo, pero tenía hambre. Vi que ella iba a salir.

-¿ah dónde vas? - le pregunté.

- iré a la cafetería.

No me quería quedar sólo.

- te acompaño, es claro que te da miedo pero no me quieres decir, así que anda- me puse de pie.

- no me da miedo - le toqué la espalda y la iba empujado hacia fuera.

- sí lo tienes, no seas tímida - en realidad era yo el que tenía miedo.

- esta bien- salimos.

Veíamos a los demás afuera, unos al parecer se llevaban bien, y pues no sé cómo le haría para estar con ____, tendría que aprender a compartir cabaña con ella.

Caminamos unos 10 minutos, habían tres cafeterías, pues ya que éramos muchos, se podría decir, pues sí no alcanzaban en una cafetería se podrían ir ah las otras.

Bad Boy ➡ Jos Canela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora