Capítulo 1

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Un error, un error que llevaba mas de 4 años pagando, un error que de haberse evitado, podría ser libre. Eran la una de la tarde, la brisa y el paisaje se veían hermosos desde la ventana que tenía el cuartucho en donde llevaba más de tres años. Era una habitación que tenía goteras y grietas por la pintura vieja que tenía. 

La bocina de la camioneta del transporte pitó y salimos todas las chicas del edificio a nuestro lugar de trabajo, un sitio denominada por nuestro jefe, como "La casa de las muñecas", que no era nada menos que un prostíbulo, donde llevaba los últimos cuatro años de mi vida trabajando. 

Teníamos que reunir cierta cantidad mensualmente para poder vivir en condiciones no tan deplorables que en las que nos podíamos encontrar  si no hacíamos el dinero necesario, era una cuestión de supervivencia. Pero incluso cumpliendo todo, llegaba un punto en donde te desechaban como basura, no dejaban a nadie libre. 

—Niñas.— Habló el conductor mientras doblaba  una esquina.—Hoy vendrá alguien importante, habrá una especie de reunión, para que pida bonos  y cobren más de lo que usualmente cobran.

Tiempo atrás, me sentiría  ofendida por lo que acababa de decir el hombre que parecía estar interesado en nosotros, pero la verdad es que hacía su trabajo como nosotras, nadie dijo nada, y simplemente nos fuimos en silencio al lugar, el lugar estaba a unas cuadras de distancia, en un barrio cuidado por los pistoleros del jefe a quien le decían Rocco, de quién tenía cierta información. 

Sabía que ese hombre a demás del negocio de prostitución, tenía plantíos de Marihuana y comercio de esta por todo el país, me sorprendía como solía quedarse aquí, pero posiblemente era que estaba en su área más protegida. Escapar de aquí no era una opción, llevaba mucho tiempo estudiando el terreno, o cualquier salida, y la verdad es que no la había, y quienes lo intentaban, que en su mayoría eran las chicas nuevas, no regresaban, y si lo hacía, la maltrataban por varias semanas. 

Al llegar, había gente vigilado las entradas, simples jóvenes que no pasaban de los veinte años, con armamento parecido al que usan los del ejército cuando patrullaban por las calles, llegamos a los casilleros en donde nos cambiábamos de la ropa que traíamos, a mini faldas y escotes, ropa que teníamos que vestir que ya no me apenaban. 

Observé que entraron unos diez chicos, que no reconocí de ningún sito,con una joven que venía con un bello vestido color vino con escote, que al verla a los ojos, me sorprendí que me estaba viendo, y desvié la mirada, y ella soltó una pequeña risita.

—¡Bárbara!—. Observé que Rocco salió de su usual oficina.— ¿Estás lista para festejar? 

—¡Vayan a divertirse chicos!—. La mujer me miró y fue hacia donde estaba, se acercó a mi oreja y me susurró.— Tú quédate aquí. 

Me sorprendí, ya que las chicas se fueron con los chicos que acaba de entrar, dejándome sola en la sala, pero ella salió y me hizo una seña para que entrara la oficina, en donde nunca había entrado, que desde el inicio, se podía ver como una oficina pulcra y estilizada.
Había una copa de vino y unas copas, se ve que estaban festejado algo, posiblemente esa mujer y Rocco eran socios en algún negocio turbio que se había logrado concretar, pero por alguna razón la mirada de esa mujer era muy penetrante, parecía que podía decir todo sobre ti por el simple hecho de verte. 

—Ven aquí.— La chica hizo que me sentase a un lado suyo y después tomó mis manos las cuales escondí ya que  se veían un poco descuidas. 

Cosa que ella no pasó por alto, pero posiblemente por mi reacción me dejó, y me quedé sentada un lado de ella, mientras platicaba con Rocco de varios  tratos y proyectos a futuro, pero me sorprendió  ver por primera vez a esa mujer en el prostíbulo. 

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