Capítulo 35

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El día había llegado, estábamos a menos de media hora de hacer aquel gran robo, una semana entera aprendiendo a jugar diferentes juegos de apuestas que se aplicaban en ese casino de nombre Ballagio, llevábamos una semana de curso intensivo con Jan que era un demonio total en el mundo de las apuestas, en ese momento estábamos Kara y yo en un vehículo que habíamos rentado en el cual iríamos para hacer nuestro gran robo.

Los chicos estaban repartidos por los distintos puntos de las Vegas, y cada quien ya estaba en su posición, nosotras tomamos nuestras cosas para poder ir al casino y cada quien realizar su parte correspondiente del trabajo, realmente tenía miedo pero preferí ocupar esos nervios preguntando acerca del pasado delictivo de Jan ya que esa mujer cada vez que hacía una apuesta era algo de temer, ella sabía ir a los extremos y había aprendido que esa mujer nos empujaba a los limites debido al espectáculo que teníamos que crear como distracción del lugar.  

—Con esa mujer jamás tienes que hacer una apuesta—. Dijo Kara mientras me tomaba de los hombros y me agitaba levemente para que sus palabras entrasen en mi mente—. Se va a los extremos y jamás teme en perder dinero, está loca para las apuestas, por que sabe todo sobre ellas, ten cuidado en el plan ya que las apuestas se le pueden salir de las manos y no quiero que nada salga mal, no te quiero poner en peligro.

—Estaré bien—. Le prometí mientras trataba de sonreír pero pensé en lo que ella me estaba diciendo que era un punto importante que tener con Jan quien cada vez que hablaba con ella me daba cuenta de su nivel de conocimiento en estos temas—. Yo estoy más preocupada por ti, ya que hay más probabilidad que si las cosas salen mal que te atrapen.

—No lo creo—. Dijo Kara con cierto nivel de arrogancia que hizo que mis piernas fallaran un poco—. Esto saldrá bien, pero si algo llega a salir mal tienes que ir a donde está Leo, es un plan de escape, siempre ve por ti.

Kara me dejó enfrente del estacionamiento del casino en donde comencé a caminar con seguridad, observé el reloj electrónico que tenía en mi muñeca, ya marcaban las once con cuarenta, ya deberían de estar llegando Eric y Michael, las camionetas de lavanderías llegarían en cinco minutos con Kara y otros más para sacar el dinero de la caja acorazada, al entrar al casino me preguntaron mi identificación que fui a tramitar un día después de mi cumpleaños, él hombre me deseó suerte y que disfrutara mi estadía, yo fui a sentarme momentáneamente en uno de los sillones que había en el lobby del lugar mientras veía maravillada las luces, máquinas y  todo, era tan brillante a mi parecer.

Busqué a mi alrededor y observé a Jan mientras estaba privada chupando una paleta que vendían en el bar del casino, ella simplemente se quitó los anteojos siendo esta la señal para empezar las cosas, el primer sitio era el Blackjack en donde ya estaban Eric y Michael apostando pero perdiendo como si fuese su primera vez, habíamos prometido que fingiríamos no conocernos para hacer más creíble el espectáculo que estaba por crearse en en aquel casino que según Jan era una de las posibles cumbres de sus crímenes.

Entre y comencé a ver las señales de los chicos, habíamos aprendido un código entre los cuatros que según Jan le había servido y que se basaba básicamente en los movimientos corporales que habíamos pasado una semana entera repasando, además que la táctica de esto era la siguiente, el dinero con el que entráramos tenía que ser el mismo o superior al que teníamos que entrar, además que las victorias de las rondas tenían que ser repartidas entre los cuatro y una al resto de las personas de la mesa en donde habían seis personas jugando, además de los vigilantes, teníamos que parecer lo más neutrales y seguros posibles, pero no olvidar lo que teníamos que hacer.

Era la primera ronda jugando todos juntos, observé como Jan se rascó dos veces la mejilla y dio un respingo en su nariz que significaba, que tenía dos monos y un as, ella ya tenía el 21, después observé como Eric hacia una mueca de asco, significaba que no tenía el veintiuno, Michael por su parte se rascó la nuca, el tampoco no tenía ningún veintiuno y finalmente observé mis cartas para después suspirar, tenía 21  puntos así que fui por una apuesta mediana ya sea para mantenerla o pasársela a Jan quien apostó lo mismo que yo y pedimos que el crupier pusiese la última carta e indicándome que yo había ganado la ronda, ahora yo tenía más ventaja, posiblemente en unas cuantas rondas Jan recuperaría su dinero.

—Atención a todos—. Anunció Leo por los intercomunicadores de chicharro que teníamos todos—. Las camionetas de lavandería ya se encuentran en su posición y la cueva será abierta en menos de diez minutos, chicos de las mesas apuesten al máximo, las mesas de ruleta están ocupadas tendrán que estar en el Blackjack por toda la operación, yo les avisaré de los tiempos, suerte a todos.

En este punto de la misión Joshua ya se encontraba dentro de la caja del dinero que sería llevada a la cámara acorazada por empleados del lugar que tenían que llevar las cajas y abrir las puertas de la bóveda, las cosas estaban por comenzar y sentía una opresión el pecho, pero yo tenía que seguir con mi parte del trato, repartieron una nueva ronda de cartas y observé a los chicos, Jan no tenía veintiuno en esta ocasión y no apostaría en esta ronda, eso me lo pudo decir por la forma de colocar su lengua mientras suspiraba, Eric no tenía nada tampoco, pero entraría a apostar, y quien tenía 21 en esta ocasión era Michael quien apostó una buena cantidad de fichas que podían ser intercambiadas por dinero al final de su estancia en el casino.

Las rondas eran realmente rápidas , pero no tanto como las explicaciones de Jan sobre estas, esa mujer así como podía ser una amable maestra de anatomía con nosotros, era capaz de regañarnos por nuestra incompetencia y lentitud al entender diferentes temas de apuestas, temas que ella sabía por completo a la perfección haciéndome pensar si acaso Tom había inducido a su hija en el tema de las apuestas. Tom se encontraba en una de las camionetas de lavandería que serían el método de sacar el dinero de la cámara acorazada.

Otra ronda en donde seguíamos jugando de forma neutral, sentía que en el casino cada quien estaba en su propia mente pensando, ¿debería apostar?¿debería retirarme? ¿debería seguir? esas eran las cuestiones a las que uno podía llegar fácilmente cuando se veía en una situación de pérdida monetaria que pudiese afectarle, el crupier repartió y volvía  observar a absolutamente a todos los de la mesa para no levantar sospecha de que solo observaba a tres personas en específico, veía la cara de los hombres viendo como personas ajenas ganaban cantidades monetarias que ellos ponían, pero en eso consistían las apuestas en ganar o perder.

Volví a observar a los chicos, ninguno de ellos tenían absolutamente anda y yo si tenía un 21, ellos apostaron de todos modos y la apuesta final la gané yo, tenía bastante dinero y sentí como los guardias de seguida se acercaron a mi mesa, irme ahora sería realmente malo, por lo que pedí que comenzáramos otra ronda en donde aposté bastante incluso teniendo un 17 en mis manos y pidiendo que se me concediera otra carta, llegué al 23 pero Eric tenía 21 igualando la apuesta que había puesto al inicio, los dos hombres que se encontraban en nuestra mesa también igualaron la apuesta pero el ganador fue Eric con 21 y los  otros dos tenían 20  puntos en total, el crupier le dio el gane a Eric quien gritó emocionado tenía que hacer este espectáculo es más creíble de todos para poder salir bien de aquí.

En la siguiente ronda ninguno de los cuatro teníamos veintiuno pero dimos una apuesta reducida para entrar, el gane estaba entre alguno de los dos hombres que nos acompañaban esa noche ambos parecían enojados de haber perdido o no haber ganado varias rondas seguidas, la cara de uno de ellos se iluminó en cuanto le dijeron que había ganado la ronda de Blackjack de esa noche.

—Apuestas, prepárense para apostar a lo grande—. Dijo Leo mientras lo escuchaba tecleara con intensidad por el auricular—. en menos de tres minutos la puerta se abre, estén preparados.

Instintivamente miré a Jan en cuanto comenzaron a repartir para la siguiente ronda y observé como ella se mordió el dedo volteando a ver hacia un lado de la mesa , esa era la señal para empezar a apostar como si fuéramos apostadores compulsivos, y tenía miedo, sabía que las cosa se podían salir de control teniendo a Jan quien adoraba las apuestas grandes, solo esperaba que se controlase y no cometiera ninguna tontería.






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