Capítulo 68

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Nos encontrábamos en un pueblito llamado Esquina que contaba con una población menor a los 20 mil habitantes, un pueblo tranquilo con poca gente en donde un podía iniciar una nueva vida, desconocía la razón por la que mi madre quisiese cambiar tan seguido de vivienda, nos estábamos en frente de una pequeña casa de un piso que era en donde le habían dado la información que allí vivía mi madre.

Me sentía realmente nerviosa, mis manos sudaban mientras me las secaba con insistencia en el pantalón que me había puesto como un cambio de ropa del vestido que me quité en el Jet en donde habíamos viajado por varias horas seguidas que manejaba Tom mientras nos deseó suerte a ambas en encontrar a mi madre. 

¿Cuánto tiempo había pasado desde que había visto a mi madre? La respuesta era simple: años, tenía años de no verla, esperaba que mi hermano también se encontrase allí quería ver cual había sido su cambio, ¿había crecido más que yo?¿habría cambiado su rostro que recordaba?¿seguiría siendo aquel aplicado chico que siempre había sido? Aquellas preguntas retumbaban en mi mente de tal y como golpeteé la puerta del domicilio que Kara me había dicho que nos demoramos varios minutos y preguntas a los habitantes cercanos.

—¡Entiendan que no quiero propaganda religiosa!—. Espetó la persona que llevaba tantos años sin ver que al verme se mostró tan sorprendida al verme y me lancé a abrazarla de la emoción.

Pero había algo que no cuadraba, ese abrazo se sentía tan extraño, tan seco, y sin emoción. La única que había abrazado había sido yo, mi madre ni siquiera había levantado los brazos, y no era por que no pudiese hacerlo, parecía más bien que no quería hacerlo, por lo que despegué y traté de entrar, pero ella lo evitó.

—¿Qué haces aquí?—. Preguntó mi madre mientras me miraba extraño, aquellos ojos eran los que había olvidado.

—He regresado a casa Madre—. Dije con cierta emoción y rompimiento en mi voz, ya que me encontraba muy emocionada de ver como aquella mujer se le veían unas cuantas líneas de expresión marcadas en su frente que se encontraba con ciertas gotas de sudor que secó tan pronto yo dirigí mi mirada a ellas—¿Puedo pasar a casa?

—¿Qué haces aquí?—. Ella no bajó el brazo que me imposibilitaba entrara a casa y dirigió su mirada a Kara quien estaba realmente seria—. ¿Quién eres tú?

—Ella es mi pareja. Podemos entrar a hablarlo con tiempo mamá—. Le dije a mi madre mientras ella apretó sus puños con notable molestia.

—Yo tengo nada que hablar contigo que veo que realmente te has convertido en un puta, esa mujer parece tener dinero, ¿Así que te dieron de regalo a esta mujer?—. No podía comprender las palabras que mi madre acababa de espetar enfrente mía, a mi persona, no las comprendida, mi cerebro no podía analizar lo que estaba sucediendo—. Es imposible que te hayas escapado de Rocco, si él te ve aquí me matará

—¿Conociste a Rocco?—. Pregunté sin siquiera pensar en las palabras que acababa de soltar mi madre de momento.

—Lo conocí hace años y me quedé endeudada contigo, pero te di a él para que me dejase en paz y me dio una gran suma de dinero por ti—. No podía creer siquiera las palabras que salían de los labios de mi madre, sentí como mis piernas flanquearon, pero Kara me sostuvo desde la espalda—. Fue un muy buen trato.

—Pasé un infierno en ese sitio, me hicieron trabajar en contra de mi voluntad, trabajando como una prostituta durante años, sin poder escapar o pedir por algo mejor y simplemente esperando el día en que fuese más grande para que me desecharan como simple basura, de un lugar que es un asco—. Le dije mientras golpeaba mi pecho y me levanté con mucho enojo de los brazos de Kara de quien sentía su mirada—. Eres mi madre, ¿Cómo fuiste capaz de hacerme algo así?

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