Capítulo 2

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Saliendo de la tienda de ropa, llevábamos en total siete bolsas, seis mías y una de Kara. Salí con una camisa sencilla, unos jeans y unos zapatos, pero ella me pidió que me fuese enfrente de la camioneta, iría a un lado de su conductor, quien parecía ser confidente de ella ya que hablaba con mucha elocuencia con él, aunque lo único que respondía eran unos si y unos cuantos no. 

Ella al estar atrás, activo un botón haciendo que saliese una especie de ventana polarizada que no  dejaba ver nada y no se escuchaba nada, ella ser tardo unos cuantos minutos en cambiarse el vestido que traía por prácticamente lo mismo que traía puesto, una camiseta y un pantalón de colores. 

Traté de conversar con el chófer quien no tenía la radio puesta y me generaba un grado de incomodidad que continuó creciendo hasta que le pregunté algo, su nombre, para comenzar, el me miró de reojo, su cara era un poco tosca y parecía que me miraba con rechazo pero dijo la palabra "Tom", al menos ya sabía el nombre del rostro duro del chófer de Kara. Ella al terminar de cambiarse bajó la ventana polarizada e hizo que colocara el vestido en una bolsa que se encontraba a mis pies , en donde me encontraba sentada. 

—Tengo un pendiente todavía aquí—. Dijo ella mientras Tom seguía manejando y comenzó a irse por un rumbo empedrado en donde se sentía un movimiento en la camioneta por las piedras que tenía el camino—. Tengo que ir aquí, y después hablar con Rocco, después de eso nos iremos. ¿Está bien? 

Asentí; aunque no entendía muy bien las atenciones que ella tenía conmigo, al menos me explicaba que era lo que íbamos hacer, posiblemente a sus ojos parecía una ternera recién nacida a quien le temblaban las piernas, y posiblemente era verdad, pero tenía que parecer que no me importaba. 

Ella marcó un número en cuanto el carro se estaciono y nos pidió a los dos que guardáramos silencio, aunque Tom no dijera nada, se tapo la boca para no hacer ningún ruido cosa que copié hasta que sonó el tono de que habían respondido a la llamada. 

—Rocco, gracias a dios que respondiste—. Esa mujer debió de haber sido actriz, realmente el tono de preocupación que estaba poniendo era muy creíble—. Tuve que sobornar  a los tipos de la camioneta en donde me estaba llevando, voy a ir directamente a la oficina del FBI de Washington, no sé a cual de las dos que tiene el estado, me dijeron que no te van a dar oportunidad de una llamada ya que con esa te contrataran el abogado, así que tienes que decirme en donde se encuentra tu mujer y tus hijos, y yo los ayudó a salir del país, ya que sin tu protección por que lo mas probable es que los maten.

—Están en un pueblito mágico en México llamado El Oro, márcale al siguiente numero 921 222 9999, mi mujer tiene ese numero solo para emergencias , necesito que tomes el control de mis fincas de Cocaína y Mariguana. 

—En diez minutos saldré de aquí y tratare de sacarte, pero gracias por poner tu confianza en mi, yo le avisare a tu mujer y pondré todo de mi parte para sacar a tu familia de aquí. 

—Muchas gracias Bárbara, sabía que eras de confiar. 

El teléfono colgó y pude escuchar la llamada de Rocco a quien jamás le había oído tan preocupado; parecía que al fin pagaría por sus crímenes, salimos de allí y nos dirigimos a unas pequeñas que tenían sembradíos de Mariguana, posiblemente de Rocco, ella le estaba llamando a la esposa , quien le colgó a los pocos minutos que ella le explicara la situación y que trataría de sacar a su marido de la cárcel, por que era un buen socio y amigo suyo. 

Llego buscando por un hombre a quien le decían Chaman quien parecía ser el encargado del plantío, él escuchó la noticia de Rocco y que ahora trabajarían para ella, ya que Rocco le había asignado cuidar y mantener su negocio a flote, el hombre al entender la magnitud de la situación y que para su jefe ya no había vuelta atrás, le explicó como estaban las cosas y en donde mas habían plantíos, pero que el se ocuparía de todo lo que tuviese que ver con los plantíos en México, y ella le dijo que esperaba contar con él. 

Salimos de allí, Tom, Kara y yo regresamos al auto y nos dirigimos hacia una especie de espacio enorme donde vi que había un inmenso avión privado color rojo, ¿acaso era de ella?, eso quería decir que esta mujer realmente tenía dinero, y me había dado cuenta que era una mujer muy negociadora y aduladora, tenía que tener eso presente cada vez que hablara con ella. 

Por su parte ella se encontraba privada haciendo llamadas mientras  me miraba ocasionalmente parecía que estaba haciendo algún tipo de trámite incluso en el avión, en donde se sirvieron una copa de vino y me preguntó si quería a lo que me negué, quería ver hasta donde llegaríamos en los Ángeles, posiblemente si tenia un avión privado, era capaz de tener una casa en alguna residencia privada cara, como las que solía imaginarme que me gustaría vivir cuando era una simple niña. 

El vuelo fue relativamente corto, unas cuantas horas y el que condujo fue Tom, quien parecía ser multiusos a la hora de manejar algún vehículo, me preguntaba si podría manejar grúas o algún tipo de maquinaria pesada, como la que utilizaban en las  construcciones. 

—A partir  de ahora—. Kara volteó su celular que llevaba todo el tiempo usándolo mostrándome una acta de los Estados Unidos—. Eres una Estadounidense nacida en Texas, que tiene 20 años de edad y esta en su ultimo año de Bachillerato . 

—¿Iré a la escuela?—. Pregunté incrédula.
—Empezarás el lunes en un colegio privado cerca de la casa, para que te acoples al estilo de vida escolar que allí llevan, que es de niños ricos. 

—¿Es en serio?—. Realmente no lo podía creer, la oportunidad de volver a estudiar me sonreía tan brillantemente que sentía que me cegaba, por lo que abracé a Kara—. Gracias, gracias , gracias. 

Ella simplemente me dio unas palmaditas en la espalda  mientras yo la abrazaba efusivamente, Tom aterrizó en una pista también privada en donde nos esperaban con un vehículo para llegar a lo que ahora seria mi nueva casa, el estar en los Ángeles era caluroso, lo bueno es que había comprado varias prendas inferiores cortas para poder lucir las piernas a mi gusto. 

—Tendrás que hacer varias cosas durante este año—. Me dijo Kara mientras dejaba su celular de lado y me miraba pero yo desvíe la mía observando al suelo-. ¿Tienes pensado que quisieras estudiar? 

Aunque me mantenían encerrada, en unas condiciones deplorables de forma humanitaria como sanitaria, nunca deje de pensar en lo que realmente me quería dedicar, en ayudar a las personas, no importaba que tan mal estuvieran físicamente. 

—Me haría una gran ilusión ser enfermera—. Kara pareció grabarse el dato en su cabeza y me comenzó a explicar varias cosas de paso. 

Me explicó que entrenaría todos los días, defensa personal, y algún otro deporte que yo quisiera, que me lo pensara bien, todavía tenia una semana para pensarlo bien, y que me contrataría un entrenador personal, me explico también que habrían temporadas en donde saldría varios días y regresaría después de bastantes días a casa, pero que ella siempre me avisaría; ya sea por alguna llamada o que ella me lo dijese en el momento . 

Como lo pensé, Tom nos dirigió a un sector privado con casa enormes, gente de dinero que compara absurdas casa enormes en donde a menos que fueran potenciales millonarios, que se la  pasaban trabajando por algunas horas del día y no se mantenían todo el día en su casa. Tom paró en una casa que todo lo que pude decir fue Wow, la casa tenía muy bonita decoración , estaba anonadada de todas las cosas que tenía. 

Kara me llevo a dar un Tour completo y observé que tenia una cancha de tenis y una alberca olímpica, con trampolín de tres metros, al menos ya sabia en que ocuparía mi tiempo si me encontraba aburrida. Me dio un tour por la planta superior en donde tenia si propio cine privado para veinte personas, y me mostró mi habitación, era la primera vez que tenía una  habitación para mi sola, ya que estaba acostumbrada a compartir la habitación

—Ve a ducharte—. Me dijo ella mientras Tom que nos seguía unos cuantos pasos atrás, entró a dejar las bolsas de las compras en donde estaban mis prendas y salió de la habitación dejándonos solas. Le agradecí a Kara por lo que estaba haciendo por mi y ella simplemente me dio una sonrisa, no podía saber si realmente había sido una mirada de melancolía que parecía pasar sus ojos, pero con lo poco que había convivido con esta mujer, no podía estar tan segura.

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