Capítulo 42

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Kara le ordenó a Joshua que se deshiciera de los cuerpos mientras él ni siquiera rechistó, puso manos a la obra mientras nosotros regresamos a casa en un taxi, que al solo subirnos el ambiente se puso tan tenso que ni siquiera el taxista dijo una palabra ya que Kara solo soltó la dirección y él fue hacia donde ella le dijo

Me sentía en ese momento tan mal, me sentía asqueada y usada, sentía como lágrimas amenazaban en caer de forma descontrolada, pero me mantuve fuerte, no tenía ganas de llorar enfrente de un taxista que nunca había visto en mi existencia, y posiblemente él tampoco.

El tramo a casa se me hizo eterno, Michael tomó mi mano mientras la apretaba de forma rítmica tratando de darme alguna especie de consuelo a la humillación que había recibido recién por ese nefasto sujeto que Kara le había pegado un tiro, y en ese momento recordé que él era uno de los clientes más horrorosos con los que me había tocado lidiar, además que no solo era yo la que sufría de sus abusos, si no, todo el burdel había pasado una experiencia similar con ese hombre que hizo que se me saliera un sollozo en que Eric comenzó a acariciarme la espalda en búsqueda de ayudarme a calmarme.

Al llegar a casa simplemente me bajé del taxi mientras Kara se bajaba y le daba dinero al hombre y le dijo que no le devolviese nada, que el cambio era su propina y el hombre se fue de allí mientras yo entraba triste a casa, al entrar Kara me abrazó, motivo suficiente para romper a llorar por todas las emociones que me rebasan en ese preciso momento. Sentía en mi interior una gran nube de arena que revoloteaba mientras mis lágrimas fluían.

Pegué mi cara al pecho cálido de Kara mientras ella acariciaba mi cabello y yo seguía sollozando, sentía la mirada de los chicos quienes quisieron irse, pero les pedí que se sentaran y me escucharan, no podía dejar las cosas con ellos que se hubiesen enterado de repente. Sequé mis lágrimas mientras Kara tomaba mi mano y yo la apretaba pidiéndole por fortaleza que ella simplemente me daba.

—Cuando yo estaba en mi último grado de secundaria en México, fui a comer con mis amigas y todo fue tan rápido, en un momento caminaba y en otro me subieron a una camioneta mientras trataba de patalear pero al final de varios golpes comprendí que algo malo pasaría conmigo.

—¿Eres de México?—. Preguntó Eric mientras yo solo asentía ya que en cualquier momento sabía que la voz se me quebraría.

—Estuve varios años trabajando en un prostíbulo hasta que la mujer que tengo a mi lado logró que arrestaran al maldito que tenía ese negocio— Dije mientras sentía como la voz se me rompía de solo pensar todo lo que viví en ese horrible lugar— Y aquí estoy tratando de componer mi vida con las oportunidades que se me ofrecen.

Comencé a volver a llorar mientras me tapaba los ojos con mis manos y sentía como las lágrimas se quedaban en mis manos que en ese punto ya estaban mojadas. Ellos se acercaron y me ofrecieron un abrazo mientras me decían palabras alentadoras, palabras que hubiese querido escuchar años atrás cuando sentía que mi vida no tenía sentido y lo más simple era fingir una vida alterna a lo que realmente estaba viviendo, una vida en donde me imaginaba el estudiar mientras seguía viendo a mi madre y hermano quienes tampoco no sabía en dónde se encontraban hecho que me puso más triste todavía.
En ese momento era una persona llorona que se sentía con protección por las personas con las que se sentía alrededor.

—Nada de lo que se dijo va a salir de aquí—. Dijo Eric mientras yo me limpiaba mi nariz con la manga de mi uniforme —.  Eres una persona que le ha tocado vivir difícil en el pasado, pero ahora tienes una gran oportunidad además de gente que te apoya y te cuidará. Te vamos a dejar sola, que sé que es lo que te gustaría en este momento.

Yo simplemente asentí y con mi mano me despedí de Michael y Eric quienes se fueron de la casa dejándonos a Kara y a mi solas, desde que llegamos a la casa ella no me había soltado, la abracé mientras ella simplemente me acariciaba mi cabello lentamente mientras me decía susurrando: Todo va a estar bien. Sus palabras me daban protección en ese momento, ella comenzó a decirme acerca de como habían estado las calificaciones según su criterio, que me daba risa de solo escucharlo, soltaba carcajadas haciéndome reír incluso teniendo lágrimas en los ojos.

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