Después De La Guerra [Book #1] (Catradora)

Es... ¿una cita?

Perfuma y Scorpia mantenían a Catra abrazada mientras la susodicha gruñía irritada, intentando no gritarles, después de todo si lo hacía seguramente la princesa de las flores haría que comenzará desde cero su meditación sobre control de la ira.

—¡Eso es genial, gatita montés! —declaró Scorpia con emoción.

—¿Cuándo tendrán su cita? —preguntó Perfuma con curiosidad.

—Con gusto les responderé si me sueltan —murmuró Catra entre dientes con una sonrisa forzada.

—Uy, lo siento —dijo Scorpia soltandola de inmediato a la par de Perfuma.

—Y no es una cita ¿cuándo dije que era una cita y que es una cita? —les cuestionó Catra con el entrecejo fruncido.

—Oh Catra, a si se le llamaba cuando dos personas salen juntas y se divierten —intentó explicar Perfuma —, es genial que lo hagan, casi no han tenido tiempo libre y les serviría para fortalecer su conexión, incluso sería bueno para tus sesiones —dijo con emoción.

—Si, bueno, yo solo vine para decirte y cancelar la sesión de esta tarde —murmuró Catra desviando la mirada para no ver a los ojos a la Perfuma.

—Podrías habérselo dicho por una llamada en video... —comentó Scorpia confundida, un ligero sonrojo se asomo en el rostro de Catra quien se había cruzado de brazos.

—Estas aprendiendo rápido, eres más considerada —dijo Perfuma con notable orgullo y poniendo su mano en su pecho —¡Estoy orgullosa de ti! —exclamó irradiando felicidad.

Scorpia se acercó de nuevo a ella y la abrazó—¡Esa es nuestra gatita montés!

—¡Ya! ¡Paren! —se quejó en un gruñido.

—Esto es fantástico, significa que pronto podremos entrar a la fase de tus problemas de egoísmo —celebró Perfuma.

—Primero habías dicho trabajar con mis problemas de ira y abandono, después agregaste los de negatividad ¿y ahora agregas de egoísmo? —cuestionó Catra una vez logró que Scorpia la soltará.

—Deberías irte, no debes dejar a Adora esperando —dijo Perfuma ignorando por completo lo que le había dicho, Catra tomó una gran bocanada de aire intentando calmar su molestia y se repetía una y otra vez que si explotaba la princesa la haría iniciar de cero.

[...]

Adora se estiró entre las sábanas mientras se le enredaban un poco, acababa de despertar sintiéndose un poco desubicada.

«¿Cuánto dormí?» se cuestionó levantándose para mirar hacia la cascada.

—Bien, creo que dormí demasiado —dijo con un bostezo, al notar la potente luz reflejarse en las aguas de la cascada de la cual desconocía su uso hasta la fecha.