Después De La Guerra [Book #1] (Catradora)

Comenzar a meditar

Glimmer había aparecido de entre un gran destello rosa junto a Adora, Catra, Melog y Scorpia en Plumeria. Catra cayó arrodillada en el suelo mientras intentaba recuperarse del mareo, y como era costumbre, Adora estaba acariciando su espalda con suavidad mientras Melog estaba sentado a su lado.

—Bien, vendré por ustedes más tarde ¡suerte! —dijo Glimmer solo para volver a desaparecer.

—Un día de estos voy a matarla —declaró Catra furiosa.

Adora se rió ante el repetitivo comentario que ya era habitual cuando la pelirrosa los teletransportaba sin pedirle antes su opinión —. Por favor, no lo hagas —pidió con diversión.

—¿Por qué te molesta tanto? ¡Son divertidos los viajes con Glimmer! —opinó Scorpia con su típica emoción.

—Mira, Scorpia... —susurró Catra mientras se ponía de pie con ayuda de Adora, pero sus palabras se vieron interrumpidas por la aparición de cierta princesa de las flores y plantas.

—Bienvenidas, amigas mías —las saludo para después mirar a Melog —, y hola amiguito.

—Que bueno verte, Perfuma —le saludó Adora, Scorpia se acercó hasta la princesa de Plumeria y le dió un fuerte abrazo haciéndola reír.

—Te extrañé, Perfuma —expresó Scorpia en un tono de lamento, como si tuviera mucho tiempo de no haber visto a su amiga, las mejillas de Perfuma se tiñeron un poco de rojo.

—También te extrañé, Scorpia —correspondió la princesa de Plumeria mientras volvía a estar en el suelo.

—¿Podrían dejar ya sus abrazos? —cuestionó Catra para ambas princesa sonriendo forzadamente, le irritaba tanta muestra de afecto tan cursi.

—¿En dónde nos necesitas, Perfuma? —le preguntó Adora notando como Catra comenzaba a irritarse.

—Con los aldeanos, aún estamos en las reparaciones de los hogares —respondió la mencionada.

—Entonces Scorpia y yo nos encargamos —dijo Adora para después mirar a Catra que frunció el entrecejo al notar que la había dejado de lado.

—Catra, tu estarás conmigo —dijo Perfuma con emoción mientras entrelazaba su brazo al de la mencionada.

—¿De qué estás hablando? —cuestionó la mitad felino deshaciéndose del agarre.

—¿Recuerdas lo que hablamos en el escondite? ¿De la meditación para trabajar tus problemas de ira y abandono? —Catra asintió a las preguntas de Perfuma aún con el entrecejo fruncido —. Bueno, empezaremos ahora.

—Tú sabías de esto, por eso me dijiste que debía venir con ustedes dos —murmuró Catra entre dientes mientras miraba a Adora acusadoramente.

La rubia tragó en seco —. Si, bueno... Da la casualidad que Perfuma me dijo ese dato y me pidió que te trajera para que pudieran empezar mientras Scorpia y yo nos encargamos de las casas de los aldeanos.