Después De La Guerra [Book #1] (Catradora)

La celebración por la victoria

N/A: Este capítulo es bastante largo, así que les recomiendo se preparen una botanita, una bebida y algunos otros recursos como sus cancioncitas románticas favoritas para acompañar las escenas, etc., ya que son casi 18k de palabras que les escribí, ¡Disfrútenlo! XD

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El campo se abría paso frente a ella, el silencio era ensordecedor. No parecía haber señales de alguien en ese solitario prado. Estaba sola. Inquieta, confundida, aturdida... No tenía idea que hacía ahí.

Un estruendo llegó hasta sus oídos, provocando que mirara hacia la dirección de dónde vino, logrando visualizar un pequeño remolino oscuro que comenzaba a crecer uniformemente, hasta ser muy grande y haciéndola notar... Que aquello era un portal.

Lanzaba pequeños rayos, giraba descontrolado y ella no podía más que observarlo, porque no sabía que debía hacer o que podría hacer. Era extraño porque no era la primera vez que veía aquel portal, antes ya lo había visto, justo cuando tenía oleadas de recuerdos nada concretos cuando se volvió She-ra, y también lo vio cuando la "perdió".

Un llanto resonó desde el otro extremo del portal captando su atención, a pasos lentos le rodeó para llegar hasta quien emitía el llanto, llegando con éxito. Entonces presenció algo que la dejo sin aliento, la figura de una mujer la cual se cubría con una tela que la cubría desde la cabeza hasta las piernas, depositaba un pequeño bulto en el césped mientras éste emitía un llanto desesperado. La joven sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, mechones negros se dejaban apreciar cuando aquella mujer se agachó para soltar al bebé en el frío suelo.

"Así es como debe ser, lo siento, pequeña". Dijo aquella mujer sin expresar alguna clase de emoción en su voz, provocando que la joven que presenciaba aquello se sintiera algo temerosa y hasta irritada. No entendía, ¿por qué dejaba a aquel bebé en el duro suelo? ¿acaso el llanto del bebé no la hacía sentir mal? "A tu hogar, siempre volverás". Susurró, provocando en la joven un vacío en su estómago. Aquella mujer de pronto se giró de nuevo hacia el portal por el que salto enseguida, y así, fue desapareciendo eventualmente hasta no quedar nada de el.

"¡No!". Exclamó una voz molesta que captó su atención, notó como aquella dominante figura se acercaba a paso firme, pero en su mirar de ojos rojos transmitían la frustración y tristeza que sentía en su interior.

—Hordak... —susurró la joven chica, reconociendo aquella figura a la que antes respetaba y seguía cuando aún era un soldado. Aquel clon miraba absorto el lugar donde el portal había desaparecido, sintiendo decepción de haber llegado tarde, pero el llanto del bebé captó enseguida su atención, dirigiendo su mirada al pequeño ser que se removía con desesperación entre la delgada manta que la cubría.

"Te han abandonado también, eh..." Hordak se agachó hasta el suelo, tapándole la visión a la joven chica quien dió algunos pasos para poder mirarlos mejor. Entonces aquel despiadado líder tomó el bulto en sus brazos, con un cuidado algo abrumador que desconcertó a la chica, y retiró el pedazo de tela que cubría el rostro de la pequeña criatura, quien cesó su llanto y abrió sus acuosos ojos que eran de un color azul cenizo. La pequeña miró con suma curiosidad a quien sea que la tomó en brazos y pronto una sonrisa se dibujo en sus pequeños y rosados labios, recargando así su cabecita en la mano de aquella persona que la sostenía. Aquel despiadado líder le miró con una emoción que la chica jamás había visto en él, tristeza mezclada con melancolía. "Al parecer, tú y yo somos iguales, abandonados en un lugar olvidado... Desechados". Los ojos de la pequeña ya no tenían rastros de lágrimas y en cambio, seguía observándolo a él. Hordak miró durante unos instantes más a la pequeña figura, para después suspirar con cansancio y frustración, había perdido la oportunidad, no logro llegar a tiempo, y lo único que pudo ver, fue a alguien saliendo de el, dejando un bulto en el suelo y volver a ingresar en ese portal que rápidamente se desintegró. El líder de la Horda comenzó a caminar mientras su mirada se endurecía, alejándose de esa zona con aquella pequeña bebé en brazos.