Después De La Guerra [Book #1] (Catradora)

Pijamada

Catra abrió sus ojos al sentir la ligera luz de la mañana molestar sus ojos, giró un poco su cuerpo logrando encontrar su rostro con el de Adora, quien parecía aún dormir profundamente. Una pequeña sonrisa se dibujo en sus labios y con suma delicadeza deslizó su dedo índice sobre su mejilla brindándole una delicada caricia. Habían pasado cuatro días desde que ambas compartían cama en la habitación de la rubia y de alguna manera, sentirla cerca había logrado calmar sus sueños, como si ella fuera un dulce calmante que la sumergía en una cálida paz. La observó por bastante tiempo, contemplando su rostro en silencio, justo como en el pasado lo había hecho, mirándola dormir cuando su propio sueño no llegaba, desde el pie de la cama acurrucada mientras escuchaba la respiración tranquila de la rubia, como si de un arrullo se tratara, como si esa paz pudiera compartirsela para así lograr dormir en aquellas noches después de un duro día de entrenamiento o de algún castigo severo.

Notó como el entrecejo de la rubia se frunció y arrugó su nariz, Catra intentó no reír ante ese tierno gesto que significaba que ella abriría sus ojos, y en efecto, lo hizo.

—Hola —susurró Adora débilmente con una sonrisa aún con el sueño encima, pero feliz con el hecho de encontrarse con la mirada bicolor de su compañera.

—Hey, Adora —respondió Catra colocando su dedo índice en la frente de su compañera —. Deberías levantarte ya de la cama ¿no? —comentó con cierta diversión para después levantarse del colchón y tocar con sus pies descalzos el suelo. Catra camino hacia Melog el cual aún estaba recostado sobre una colcha en el centro de la habitación y le acarició las orejas. Adora se estiró una vez se sentó sobre la cama —. Ya es tarde, no creo que la princesa pez este muy feliz de que su "mejor amiga" la deje plantada —dijo con ironía caminado hacia el mueble dónde sabía que la rubia guardaba su ropa, se pusó de cuclillas y abrió el primer cajón de éste mientras Melog caminaba hasta estar a su lado. Adora por fin se levantó de la cama y bostezo, no, definitivamente no quería salir de la cama, eso era raro en ella pero habría que admitir que su sueño se había vuelto más llevadero gracias a la compañía de Catra, quien le transmitía paz solo con tenerla cerca mientras soñaba.

—¿Sabes? pensé que tendrías un enorme armario como todas las típicas princesas —comentó Catra con diversión mientras rebuscaba entre los cajones de la rubia —¿En serio tienes varios cambios iguales? —cuestionó con ironía al notar la pila de blusas blancas que siempre usaba, tomó una de ellas y se la colocó a Melog en el lomo —, vaya que no varías en estilo —abrió el segundo cajón encontrándose con los pantalones doblados, todos iguales y la chica felino solo soltó una pequeña risa, vaya que era algo ridículo aquello, y colocó uno de ellos sobre su amigo quien se dirigió a Adora.

—Me permitieron escoger el estilo de la ropa que usaría, el sastre de Luna Brillante se encargó de hacerlos para mí, y sobre el armario, sentí que eso no iba conmigo así que le dije a Glimmer que lo cambiaría por ese mueble, más práctico y menos... ¿Gigante? —respondió Adora con simpleza mientras se ocultaba tras las sábanas que servían como carpa sobre su cama, tomando la ropa de Melog para ponérsela —¿Algún problema con ello? Tú tampoco varías mucho en estilo —indicó con burla.