C H A P T E R F I V E

1.5K 160 30
                                    

Escorpio

Puros libros y útiles escolares, la verdad es que nosotros no teníamos utiles, nuestros profesores escribían en un gran bloque de roca en una estructura también —tranquilos tenemos también construcciones— y escribían, o mejor dicho, rayaban con corales muertos en ese bloque para poder enseñarnos. Nosotros escribíamos en otros bloques o mejor dicho láminas de piedra para que se nos sea fácil transportar todo, aunque eso era ya elección tuya, cuando a penas asistía o eras una simple sirenita o tritón, si o si debías de llevar para poder escribir —que por suerte hablábamos el mismo idioma que el de la región—, el idioma siempre dependía de donde estuviera asentado tu reino.

Lo sé, es todo un maldito lío pero era parte de nuestro día a día, parte de nuestra vida.

-Querida, cuidado con las tijeras —Gloria corrió hacia Sagi quien jugaba con las tijeras. Eso me dio gracia ya que todas aquí parecíamos unas simples niñas que no sabían nada de nada.

Y la verdad que eso me molestaba. A mi me gustaba saber todo y no tener que quedarme callada o sin saber que hacer con algo.

-Ma, ya no hay más de los libros de biología —llegó Leo junto con los demás quienes veían una lista buscando otras cosas por aquí.

-¿Cómo que no? —se quitó los lentes que usaba para leer los precios. La verdad es que me sentía mal porque ella gastase en nosotras también, si antes compraba para 6 personas ahora era el doble. -Bien, lo revolveremos. Aún hay dos tiendas que venden lo que piden. Terminaremos de comprar lo que necesitan y lo que hay aquí, ¿Bien? —asentimos con una sonrisa cariñosa hacia esa mujer.

Por más que no me lo podía creer, ella y mamá eran muy parecidas —no en físico—. Y lo que más me gustaba de ambas era su enorme corazón, tal vez por eso me sentía tan cómoda con Gloria, me recordaba a la mujer que me había criado como su propia hija y se lo agradecería eternamente.

-La fila 5 está disponible para una mejor circulación

Sentí mis oídos arder como si me hubieran explotado una maldita bomba en ambas orejas. Mi corazón latía con rapidez y estaba completamente asustada. De alguna manera me sentía vulnerable y todo lo que alguien me dijera no lo escuchaba, solo estaba ese pitido infernal que se reproducía una y otra vez. Retuve todo el aire dentro de mis pulmones y no lo dejaba salir ni entrar, ese sonido iba a matarme en cualquier momento.

-Escorpio, Escorpio —vi a Tauro quien trataba de calmarme, solo podía ver como los demás y Gloria trataba de mantener en calma a mis hermanas. Destape mis oídos lentamente ya que me los había tapado en un intento fallido de desaparecer ese horrible sonido. -Hey, ¿Estás mejor?

Solo lo veía tratando de saber que caracoles había pasado. Estaba bien hace unos segundos y luego un enorme pitido hizo que casi estallen mis malditos oídos.

-Necesito irme —susurré luego de que el dolor se fue calmando poco a poco.

Algunas personas nos veían con preocupación pero mi única meta era llegar a la puerta y salir de aquí. No quería gritar esta vez porque en serio hubiera gritado del dolor que sentía, si me daba algún dolor de cabeza se me pasaría en horas, no en minutos como el dolor de oídos —el cual seguía pero no tan fuerte—.

-Vayan afuera, yo terminaré esto junto con los chicos —acarició la espalda de Géminis dulcemente, tratando de transmitirle paz.

The Sirens [Zodiaco] [TS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora