C H A P T E R E L E V E N

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Acuario

-¿Te golpeaste algo, cariño? —preguntó Gloria a Sagitario.

No saben todo el lío mental que tenía en este instante. Nuestro secreto había sido revelado por una malditas agujetas de esos tritonezcos zapatos.

Todo iba tan malditamente bien... Gém los habia convencido de que pararan de investigarnos, para justamente, no tener que pasar por estas oleadas de preguntas y explicaciones, sin contar las miradas de sorpresa y curiosidad que abundaban en las hermosas caras de esos chicos.

Luego de que mi hermana cayera a la piscina, justo entraron Patrick y Gloria a casa, por lo cual vieron todo el escenario que sus hijos estaban espectando. Yo en ese momento quería que me trataran las aguas y me llevaran a lo más profundo del océano. No sabía como eran ellos, a penas si los conocía una semana y contando casi dos; podía tenerle confianza a sus padres porque los míos son sus mejores amigos y no les ha pasado nada, pero de los hijos de ellos... no sabía que demonios esperar.

¿Chantajes?

¿Bromas pesadas?

Calma Acua. Sus padres los mantendrán a la raya.

Lo sé, pero aún así no podía evitar preocuparme.

Sus ojos estaban en nosotras, examinando todo y tratando de entender varias cosas. Todos estábamos en la sala por órdenes de los dueños de la casa, obviamente debían de explicarles todo lo que ocurría y así lo habían hecho, pero seguíamos allí asimilando todo lo que sucedía.

-¿Y si nos hechizan? —rodé los ojos por lo que Leo dijo por quinta vez.

Era un maldito pesado con ese tema, nosotras les tendríamos que tener más miedo a ellos, que ellos a nosotros.

Me llevan las estrellas de mar.

-Leo, ya deja de insistir con eso —dijo cortante Patrick.

Como dije, pesado.

-¿No nos hundiran con su poder del océano? —esta vez fue Piscis.

Otro imbécil por aquí.

Los humanos siempre asustados a algo que no están acostumbrados o vieron en su vida. Así era su naturaleza, todo era guerra y terror, no había otra forma de enfrentarlas a las cosas según ellos.

No puedo creer que sean la raza dominante en la superficie...

-¿Y si nos qui-

-Ya, basta. No les haremos nada —interrumpí a Capricornio quien me miró con cierto temor en sus ojos.

Él era un chico muy atractivo, no lo podía negar. Tenía un lindo cabello castaño oscuro que estaba despeinado dándole un aire muchísimo más sexy. Sus ojos eran de un raro color grisáceo mezclado con un celeste casi invisible, tenia una pestañas largas y abundantes. Su tez era bronceada y un tanto morena —solo un poquito—, no tenía ningún grano o alguna imperfección, y su nariz... uff, ni hablar de ella, era perfecta en todos los ángulos que la vieras, al igual que su cuerpo bien formado. Por último estaban sus labios que eran un tanto carnosos, y si con eso no te terminabas de morir, en su brazo izquierdo encontrabas un tatuaje que lo hacía aún mucho más ardiente.

The Sirens [Zodiaco] [TS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora