The Sirens [Zodiaco] [TS]

C H A P T E R N I N E

Un saludito especial a @la_severino123 y a @AngelaZacaria7 . ¡Gracias por su apoyo lindas!❤. Espero que sigan disfrutando de mis historias ;).

Géminis

Comí mi rodaja de mandarina mientras veía a Gloria cocinar. Yo estaba sentada en una de las butacas de la isla. Nunca había comido esta fruta pero era riquísima, algunas tenían un sabor un poco más agrio mezclado con dulce y eso me encantaba.

Según Patrick esto me ayudaría con mi resfriado que estaba sacudiendo los mares. Así es, nuestra enfermedad había provocado que el océano se ponga tormentoso y brusco. Y no, no todas las sirenas tienen el poder de ponerlo de aquella manera, solo los de la realeza podían moldear a su gusto las aguas, ya sea apropósito o no. Aunque no seamos las hijas biológicas de los reyes, al coronarnos toda la fauna y el mar dieron por hecho que nosotras éramos las princesas herederas.

Lo sé, los humanos dirían que eso solo pasa en cuentos de fantasía pero esto es la realidad.

Solo que ellos nunca la supieron ver con claridad.

-Oye Gloria —mi voz estaba tan ronca que parecía como si hubiera arena en mi pobre garganta.

-Dime, cariño  —me respondió con un tono de ternura mientras cortaba unas cosas para la cena.

-¿Sabes como mi padre y Patrick terminaron siendo mejores amigos? —vi el momento exacto en que se tensó por completo y dejó de cocinar.

-Bueno, e-es algo complicado —se giró y me vio con nerviosismo.

Fruncí el ceño al notar aquello. Patrick se había puesto de la misma forma y eso no me gustaba, había algo que mamá y papá no nos contaron de su historia. Además de que nuestro padre nunca nos dijo alguna de sus aventuras sobre tierra o si es que las tuvo.

-Mamá, papá dice que irá a la tienda por unas cosas. Y me dijo que si necesitas algo —apareció Leo por el umbral y ni siquiera me giré ya que estaba concentrada viendo a su madre.

Seguía tensa pero esta vez tenía una sonrisa de alivio en su cara. Ella asintió y bordeo la isla soltando un suspiro.

¿Qué estaban escondiendo?

-Cuida de la salsa por mi —le dijo al chico que ya se había adentrado a la cocina.

Yo sabía que no debía de pedirle nada ya que hace unos días habían venido del supermercado con bolsas gigantes —las cuales pedí que no tiraran y las guardaran—.

Seguí mirando mi mandarina a medio comer, no es que no quisiera acabrmela es que estaba pensando en cualquier clase de secretos que nuestros padres nos deberían de estar guardando y nosotras ni idea.

Levanté mi mirada al sentir como un par de ojos me estaban viendo. Y efectivamente allí estaba Leo sonriendome con amabilidad, yo solo le devolví la sonrisa y me le quedé expectante a que me dijera algo. Solo diría que en cuanto trate de mojarme o algo le pegaría una piña de las buenas.

Leo era un chico muy —bastante— atractivo. Su piel era bronceada y tenía unos lindos bucles —medio rulos— en su cabello castaño claro. Sus ojos eran cafés oscuros y tenía más pestañas que yo —bendito sea—. Sus labios eran un tanto gruesos y de color rosa pálido, su nariz también daba que hablar ya que literalmente era perfecta. Su mandíbula era marcada al igual que sus brazos bien formados —quitando el cuerpo que también era perfecto—. Simplemente era todo un modelo.