Día 28 de abril de 2018.
La policía ya había llegado a la casa donde John Fitzgerald había sido asesinado. Su mujer y sus dos hijos estaban sentados en el comedor. El forense Reidar Dever estaba en el salón, examinando el cuerpo de John Fitzgerald antes de llevárselo a la morgue. Mientras, todo el grupo de la policía científica revisaba cada parte de la casa, intentando encontrar alguna huella dactilar o algo que pareciera fuera de lugar para acercarse al asesino.
Pero el inspector Grant tenía muy claro que la persona que había asesinado a John Fitzgerald era la misma que la noche del 24 de abril, hacía 3 días, había matado a su padre. Pero entonces, si eso era así, Agatha y Nathan no podrían haberlo matado porque estaban encerrados en las celdas de su comisaría. ¿Habrían contratado a alguien para que lo hiciera? ¿Qué motivo tendrían para haber ordenado matar a John Fitzgerald?
Cuando Ian Grant llegó a la casa, encontró a sus dos detectives interrogando a la familia de John y a la mujer que había descubierto el cuerpo. Era bajita, de edad avanzada y vestía lo que parecía ser un uniforme. Estaba nerviosa y llorando.
El inspector desvió la vista hacia la familia. Los dos mellizos estaban abrazados, consolándose el uno al otro, y la madre estaba respondiendo con desgana a las preguntas que la detective Rhodes le hacía.
-Jacqueline, permítame que le dé el pésame por la pérdida de su marido.
Jacqueline Fitzgerald, cuyo apellido de soltera era Jobs, mostraba grandes ojeras y tenía la nariz muy roja, probablemente no había parado de llorar desde que había visto a su marido muerto. Llevaba una bata puesta, aunque se podía ver como el pantalón del pijama salía por bajo de esta. Lo más seguro es que no le diese tiempo a cambiarse de ropa antes de que la policía llegara.
-Gracias, inspector. Pero permítame que le diga que si ya hubiesen encontrado al asesino, mi marido seguiría vivo.
-Estamos haciendo todo lo posible.
-No creo que eso sea cierto. Parece ser que habían detenido a mi nuera y a Nathan Jenkins por el asesinato del señor Fitzgerald, pero por lo que veo... ellos no pudieron hacerlo. Están encarcelados. Y a mi marido lo ha matado la misma persona que a mi suegro.
-¿Cómo puede estar tan segura? No sabe los motivos por los que Agatha Fitzgerald y Nathan Jenkins han sido encarcelados.
-Puede que eso sea cierto, pero estoy segura de que ellos no fueron.
El inspector miró ahora hacia donde la sirvienta de la familia estaba sentada.
Ian Grant se levantó de la silla en la que se había sentado y cerró su libreta. Se despidió de los familiares del difunto John Fitzgerald y se acercó hacia la sirvienta.
-Buenos días, señora...
-Blaine, Meghan Blaine.
-Permítame que le haga unas preguntas. -Dijo el inspector cogiendo el relevo del interrogatorio de su compañera Rhodes.
-Claro.
-¿Puede contarme cómo sucedió todo?
La señora Blaine se sonó y se limpió la cara. Respiró hondo y empezó con el relato.
-Eran las 6 y media de la mañana. Todos los días me despierto a esa hora para airear la casa. Me levanto, me aseo y pongo el uniforme y bajo a la planta baja para abrir las ventanas y empezar a preparar el desayuno de los señores.
-¿Recuerda a qué hora ha bajado esta mañana?
-Pues no me he fijado exactamente, pero teniendo en cuenta que suelo tardar unos 20 minutos en asearme y arreglar la habitación, habré bajado alrededor de las 7 menos 10.
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El Asesino del Ajedrez
Mystery / ThrillerAño 1961. Uno de los matrimonios más adinerados de toda Inglaterra fue descubierto a la mañana siguiente de su aniversario, tumbados en la cama de su camarote y con los ojos cerrados. Si no hubiese sido por el tiro que tenían ambos en el centro de...