Capítulo 15. Agatha Fitzgerald

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Día 27 de abril de 2018.

El inspector Ian Grant llegó a comisaría en el menor tiempo posible. Había decidido colocar las luces de emergencia de policía que había en su coche para llegar más rápido. Ian había considerado que esta era realmente una situación de emergencia.

El caso había dado un vuelco inesperado.

Durante todo el trayecto en coche, sin perder la vista de la carretera, el inspector Grant había estado pensando en lo que la detective Rhodes le había contado en la llamada. Si ella creía que podían sacar al joven William Morris del calabozo, él la creía.

Grant pensó durante todo el camino cuál o cuáles podrían ser las razones por las que pudiesen salvar a William Morris de un destino injusto. Claramente, al jefe de la brigada de homicidios no le habían contado, ni él ni Rhodes, lo que pensaban sobre la inocencia de William. Tampoco se lo habían contado a su compañero Humphrey. Y eso podría traerles problemas si cualquiera de los dos se enteraba: el jefe podría sancionarlos y Humphrey podría perder la confianza que tenía con ellos dos.

Cuando el inspector Grant salió de la puerta del ascensor en su piso de homicidios, Rhodes le esperaba impaciente. Quería descubrir si aquello que William le había contado podía ser su pase para salir de aquellos calabozos.

-Rhodes. Ponme al día.

-Sobre las cuatro menos cuarto he bajado a los calabozos a ver a William Morris y a llevarle un poco de comida. Un bocadillo y una botella de agua. Volví a preguntarle prácticamente lo mismo que en el interrogatorio de esta mañana, a ver si podía sacar algo en claro. Mientras William me iba contestando, yo iba contrastando sus respuestas con las de esta mañana. Todo era igual... salvo una cosa.

-Rhodes, ¿qué cosa?

-Cuando le pregunté si recordaba algo extraño de los días anteriores o posteriores al asesinato...

El inspector Ian Grant cortó a Rhodes antes de que pudiera continuar con la frase. Estaba ansioso por escuchar lo que William había revelado.

-Rhodes, por favor.

-William recordó que había escuchado una conversación entre Agatha y otra persona la mañana de ayer. Antes de comer, a eso de las 12 y media.

-Con quién hablaba y de qué.

-Agatha estaba hablando con Nathan Jenkins. Agatha dijo cosas como "no tienen nada contra ti", "aquella noche no pasó nada. Tú y yo no tenemos nada que ver con el asesinato de mi padre" -dijo la detective Rhodes leyendo las notas que había ido apuntando en su libreta mientras William iba relatándole lo que escuchó.

-¡Humphrey!

El detective salió corriendo de su fortaleza tecnológica en la que seguía revisando cámaras de seguridad en busca de la moto robada, y se dirigió a toda prisa hacia donde estaba su inspector.

-Dime, Grant.

-Ve a por Agatha Fitzgerald, me da igual donde esté. Rhodes, tú ve a por Nathan Jenkins. Los quiero aquí en 20 minutos, cantando como papagayos. -les dijo Grant mientras cada uno de los detectives se dirigía a su mesa a buscar el paradero de los dos nuevos sospechosos principales- No pueden enterarse de esto. Si son culpables, no quiero que les dé tiempo a hablar y pensar en una coartada lo suficientemente creíble.

-Hecho. -dijeron los dos detectives al unísono.

***

Son las 4 de la tarde cuando las puertas del ascensor de la brigada de homicidios del inspector Ian Grant se abren. De ellas sale el detective Humphrey acompañado.

El Asesino del AjedrezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora