Capítulo 26. El secreto sale a la luz

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Día 29 de abril de 2018.

El inspector llegó a la casa de Rose Fitzgerald sin avisar. Esperaba que estuviera en casa y pudiera preguntarle más sobre la familia de su difunto marido. Quizá le diera alguna pista que pudiera ayudarle a descubrir si su nueva teoría estaba en lo cierto.

Llamó al timbre de la casa y esperó a que abrieran la puerta. Uno de los trabajadores lo reconoció y lo dejó pasar. Le informó de que la señora Fitzgerald se encontraba en el exterior de la mansión, en la zona donde su marido había empezado a plantar el jardín meses atrás. Grant se dirigió hacia allí, ya se sabía el camino. Encontró a Rose sentada en un pequeño banco mirando las flores, esas que su marido había cuidado con tanto cariño. A excepción de las adelfas, que ya habían sido arrancadas. El inspector se dirigió hacia ella y le pidió permiso para sentarse en el banco.

-Rose, necesito hablar con usted. -la señora Fitzgerald levantó por primera vez la vista de aquellas flores y lo miró directamente. En tan solo cuatro días aquella mujer había envejecido tanto... -Es por su marido. Creo que puedo estar acercándome a su asesino y... al de su hijo también. Estoy seguro de que fue la misma persona y creo saber por qué fue.

-Pregúnteme lo que quiera, inspector. No voy a consentir que ese impresentable mate a nadie más de mi familia.

-Yo tampoco pienso hacerlo. -el inspector se acomodó en el sillón y siguió hablando- Verá, he estado pegándole vueltas a una cosa. Su marido recibía amenazas de alguien que guardaba relación con el asesinato de sus padres. Eso quiere decir que, probablemente, el que ha matado a su marido y a su hijo sea esa misma persona, o alguien de su entorno. Muchas veces me he preguntado por qué querría matar esta persona a los miembros de esta familia y por qué primero a su marido y después a su hijo. Hoy me he puesto a reflexionar sobre ello y, no sé si estaré equivocado, pero... ¿es posible que su marido tuviera un hermano?

-¿Mi Edgar? No que yo sepa. En mi familia siempre ha primado la verdad, o eso creía yo. Aunque, si le soy sincera, cuando descubrí esas notas... empecé a pensar que la idea de matar a mi marido venía de mucho tiempo atrás.

-¿Ha encontrado algo más en estos últimos días?

-No. Después de encontrar aquellas amenazas decidí que cuanto antes terminara de rebuscar en sus pertenencias, mejor iba a ser para mí. Pero puede investigar, si lo desea. Me iré a dar una vuelta por los jardines, a tomar un poco el aire. Si encuentra algo o llega el momento de irse, no dude en avisar a alguno de mis sirvientes. Yo misma iré a su encuentro.

Rose Fitzgerald le dio permiso a Ian Grant para investigar cualquier zona de la casa y salió del salón, dejando solo al inspector. Grant decidió dar una vuelta por la mansión, observando cada rincón. Quizá encontrara algo fuera de lugar... lo que muchos investigadores llamaban: un calcetín desparejado. El inspector recorrió cada pasillo, cada sala y cada habitación de aquella mansión. Después de un buen rato, solo le quedaba el despacho del señor Fitzgerald. Había decidido dejarlo para el final.

El despacho estaba bien ordenado. Se notaba que había sido limpiado y arreglado hacía poco. El inspector recorrió cada esquina del despacho, buscando ese calcetín desparejado. Todos los documentos del trabajo del señor Fitzgerald estaban ordenados por años en las estanterías, y una biblioteca ocupaba gran parte de una de las paredes de la estancia. Grant se acercó para observarla más de cerca y una idea loca le vino a la cabeza: ¿tendría una habitación secreta que se abriría al tocar un libro? Si fuese una película, probablemente fuese verdad. Sin embargo, esto era la vida real. Había un asesino que estaba matando a los miembros de esa familia y él debía encontrarlo antes de que alguien más muriera.

Aquella biblioteca tenía libros de todo tipo: literatura inglesa, literatura extranjera, libros de historia, de finanzas... Todos ordenados por temáticas y alfabéticamente. Se notaba que el señor Fitzgerald era una persona ordenada.

El Asesino del AjedrezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora