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—Puta madre la maldita pendeja que me parió, coño de la madre.— susurró Yoon al ver su ropa interior.

La chica tan solo había ido al baño. Debía bañarse, arreglarse, tanto tiempo en casa de Yixing jodiendo que a todos en aquella casa se les olvidaba bañarse, pero nunca olvidaban la hora felíz, quiero decir, la hora de compartir porros en el patio.

Sus ojos cerraron con fuerza al ver tal catástrofe, tal atrocidad, tal problema. Moriría ahora mismo.

Se trataba de...

—¡¿Período?!— gritó Yoon y golpeó su espalda con la pared para luego dejarse caer.

Si, lo que leyeron. A la chica más animal y desastrosa de la casa le había llegado el período, pero aquella cosa no la preocupaba, si verdadero y doloroso problema era que en toda la maldita casa estaban lleno de hombres, de animales de otra especie, de vikingos, de cavernícolas.

—¡Gérmenes!— dejó salir de su boca asustada de que tenía el período y todos sus compañeros eran hombres mierdosos.

La chica se agarraba la cabeza, ¿que iba hacer? Por nada en el mundo iba a pasar tres dias en el infierno junto a un montón de hombres. Pasarla en el infierno no era una mala idea, la mala idea era el tipo de hombres que la acompañarían.

Debía pensar rápido.

Cerró la puerta del baño con seguro, abrió la llave del lavamanos para evitar que la escucharan al igual que la de la ducha.

—¿Sehun compró leche? Baek se la tomó toda.— se preguntó y a la vez respondió a sí misma. —¿Limón? ¡Si eso es!—

Una sonrisa salió en su rostro, y apresurada tomó la manilla de la puerta para salir por un limón y acabar con toda esa mierda.

Pero esta se desvaneció, recordó había usado el limón para unos tragos de tequila para ella y sus compañeros a unas horas de las madrugada.

—Debo salir de aquí.— susurró y sus ojos se abierton. Sorprendida de que si había otra solución.

Empujó la puerta y tomó toda la ropa que estaba tirada en el suelo, vaya que esa habitación era un desastre. Desesperadamente lanzó toda la ropa a su maleta, se montó sobre esta y sufriendo logró cerrarla, era demasiada ropa. Tomó sus botas y colocándoselas cayó de lado y terminó poniéndoselas tirada en el piso de madera.

—¿Yoon?— llamó una voz masculina y de una vez la chica levantó la cabeza asustada. —¿Está todo bien?—

Sehun. Es él.

—¡S-Si!— respondió apurada mientras se terminaba de colocar la bota derecha. —¡Todo perfecto!—

—¿Segura?— insistió el muchacho mientras daba pasos acercándose más a la puerta de la habitación.

—¡Que si!— volvió a gritar Yoon agarrándose el cabello acelerada. —¡No entres!—

—Yoon, te escuchas nerviosa.— se escuchó como estaba abriendo la puerta. Todo se fue a la mierda.

—¡N-No, espera!— gritó Yoon y la puerta quedó media abierta, Sehun no podía verla detrás de esta. —¡Estoy desnuda!—

Gritó como una niña al borde del llanto. Aquellas palabras salieron de su boca sin permiso alguno, ya todo de jodió.

—Ah, ya entiendo.— dijo Sehun entre risas. —Entonces te dejaré.—

Lentamente cerró la puerta y la chica dejó salir su respiración, iba a morir. Observó que todo ya estaba listo y se armó de valor.

𝐆𝐀𝐍𝐆𝐒  ──  𝐾𝐼𝑀 𝑀𝐼𝑁𝑆𝐸𝑂𝐾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora