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Yoon levantó su cabeza manteniendo sus ojos en tal cosa tan alta y con tantos colores y luces, su boca se caía poco a poco mostrando lo sorprendida que estaba. Minseok la miraba con una sonrisa, viéndole el rostro en total shock. Ella miraba detalladamente todo lo que estaba frente a ella, las luces pintaban su rostro, cambiaban y el color de su piel también lo hacía, no sabía por donde empezar.

—Te dije que teníamos muchos lugares por visitar.— habló Minseok guiñándole un ojo y acercó su mano hacia ella. —Vamos.—

Yoon sintió que toda esa faceta tonta de ser mala y odiosa en todo momento, se había caído frente a él. Se sentía ahora como una chica tímida con un chico malo, el típico cliché asqueroso de todos los tiempos. Se sentía vulnerable frente a él al no gritarle o maldecirlo, solo mostrarse callada y dócil la hacían sentir una niña débil y tonta. Sabía que estaba mirando a Minseok con una mirada más suave que la de costumbre, mientras acercaba su mano y tocaba la piel de él, sentía que se adentraba a su nueva faceta de niña tímida y tonta.

Lo odiaba.

Sin embargo, la mirada de Minseok aún siendo penetrante e intimidante, con su sonrisa tierna y actitud solo un poco más blanda, la hacían cambiar de opinión. Quería entregarle todo, pero de manera inconsciente, no podía reconocerse a sí misma si quería dale todo a Minseok, no sabía reconocer nada de lo que sentía por él.

No quería darle su lado blando a Minseok, pero lo que ella no sabía es que su faceta de chica dura había caído la primera vez que ella le sonrió a Minseok. Esa noche marcó algo tanto de parte de él como de ella, nunca antes se habían visto los rostros de manera fija por tanto tiempo, se les hacía extraño, extrañamente adictivo. Minseok nunca había notado la extraña belleza de Yoon, debido a que la conocía no podía decir que transmitía lo mismo que las demás chicas, le daba molestia al fondo al recordar lo terca y orgullosa que podía ser, le caía pésimo, pero extrañamente con todo lo que odiaba en una mujer, pasó a ser la chica la cual se había enamorado.

Y Yoon, ah, esa chica odiaba los tipos como Minseok, creían que todos le coqueteaban para burlarse de ella y nunca los tomaba en serio. Por eso mantuvo fielmente su actitud grosera solo para alejarlo, pero increíblemente esta chico no se rendía.

Era capaz, eso fue lo que hizo caer a nuestro soldado.

Sus manos se entrelazan, ambos sienten hormigueos por la espalda al sentir sus pieles tocarse, sus nudillos juntos y palmas tocándose. Les fue imposible no ruborizarse de tonos rosas en sus pómulos, intentaban no mirarse las caras por vergüenza, y un caso extremo, un reproche del otro. Avanzaban con sus ojos inquietos mirando a todos lados menos el rostro del uno del otro.

—Mi mano está sudada, yo...— susurró Yoon queriendo salirse del agarre del chico solo para no darle asco.

Minseok suspiro rápido, soltó rápido la mano de Yoon, dejándola totalmente confundida al ver su reacción rápida y desesperada. Sacó su paquete de cigarros y no dudó en encender uno. Terminó de usar ambas manos con el encendedor y el cigarro, y rápidamente volvió a tomar la mano de Yoon.

—No me importa.— dijo con el cigarro en la boca.

Yoon quedó un poco sorprendida por tal acto, no esperaba que tomada su mano nuevamente. Entendió por completo su actitud y del por qué había encendiendo un cuarto cigarrillo.

Estaba tenso.

—¿Estás bien?— preguntó Yoon intentando mirarle el rostro.

Él volteó rápido y le afirmó en voz alta, arreglando su cigarro en la boca. Sin pensarlo demasiado ambos se adentraron al lugar, oyendo gritos, niños y música cada vez más alta. Estaban en un parque de atracciones.

𝐆𝐀𝐍𝐆𝐒  ──  𝐾𝐼𝑀 𝑀𝐼𝑁𝑆𝐸𝑂𝐾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora