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El auto se detuvo.

—Baja.— él ordenó.

Su corazón palmitaba, sus nervios aumentaban

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Su corazón palmitaba, sus nervios aumentaban. No podía creer que lo había hecho. No lo pensó demasiado, y aún con un gesto casi en shock, bajó del auto, dejando que sus ojos se fueran solos, observando desde abajo hacia arriba el gran edificio.

—Muévete.— una vez más ordenó y se adelantó.

Caminaron con rapidez hasta adentrarse al gran edificio. Ella quería concentrarse más en lo que estaba sucediendo en lugar de ver el lugar, mantuvo la cabeza baja todo el tiempo, entrando en razón de que se había escapado de casa. Sus ojos solo pudieron ver la puerta del ascensor abierto, y la pareja ya no tan dispareja, entró.

Las puertas se cerraron.

—Mierda.— él gruñó.

Ambos labios se unieron de manera tosca y violenta.

Minseok la apegó a la pared de metal y comenzó a besarla locamente desesperado. Ambos pares de manos tocaban en donde se les daba la gana, sus respiraciones pesadas y desesperadas impulsaban al otro. Necesitaban sentirse una vez más, sus ganas eran inmensas. Yoon dejó escapar un quejido, sorprendiendo tanto a ella como a Minseok, eso sería lo más cercano a un gemido, ni siquiera Yoon sabía que podía hacer eso. Él sonrió continuando con su trabajo junto a las luces del ascensor iban y venían, dándole un efecto más embriagador a toda aquella escena.

Las puertas se abrieron. Se separaron.

—Vamos.— tomó Minseok la mano de Yoon y salieron del ascensor.

Estaban caminando pasillo entre pasillo, dando pasos apresurados de parte de él, mientras que ella era arrastrada y algo lenta, viendo todo a su alrededor, era bastante arreglado y podía decir que algo lujoso. Sus ojos iban observando todo, mientras Minseok caminaba rápido buscando su departamento. Cruzando y caminando por tantos pasillos, Minseok se detuvo frente a una puerta, y tocó sus bolsillos buscando las llaves para la puerta.

—¡Carajo!— susurró Minseok maldiciendo.

—¿Que sucede?— preguntó Yoon.

—Olvidé las llaves sobre tu cama.— arrugó la frente. —Como sea.— levantó la cabeza mirando hacia su izquierda bastante seguro.

Un señor con traje y bastante elegante se iba acercando a ellos, ya sabes, con esa típica cara de que algo huele mal.

—Buenas noches, señor Kim.— saludó bastante cordial aquél señor. —¿De nuevo olvidó las llaves?—

—Ya era hora.— reprochó Minseok viéndolo sacar unas llaves.

Yoon estaba viendo toda la escena, no comprendía demasiado. Le daba algo de gracia ver a Minseok impaciente e intentando pelear con un trabajador del edificio. Creía que Minseok por su rapidez de caminar se refería a que aquel edificio no le pertenecía, que solo se infiltrarían allí.

𝐆𝐀𝐍𝐆𝐒  ──  𝐾𝐼𝑀 𝑀𝐼𝑁𝑆𝐸𝑂𝐾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora