11. "Amiga de ella"

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Cuanto subo al auto para ir por Eros, pienso en finjir demencia si Nathaniel menciona algo de el beso. Ahora que lo pienso, ni una sola mañana me he topado con él. Siempre que yo llego o él se fue o se irá mas tarde.

Bajo de el auto y toco la puerta, Helen tan elegante como siempre me abre y me ve con una sonrisa.

- ¡Samantha! - ven pasa, tomate un café.

- No, gracias, de hecho tengo que llegar temprano hoy

- Tranquila, solo sera por unos minutos - toma de mi mano y tira de ella dentro de la casa.

Vamos a la cocina y me da una taza de café.

- ¿Y Eros? - le preguntó.

- Aun duerme - se sienta a mi lado y me ve fijamente - Gracias

- ¿Ah?

- Por ver a Eros anoche - mierda - Tuve que salir fuera de la ciudad, Nathaniel me contó que fuiste muy amable en venir hasta acá.

- Bueno, no es nada, si se trata de Eros

- Ay mi nieto - exclamó y suspiró en un corto instante.

- Si me permite, se veo muy joven para ser abuela

- La edad se queda entre mujeres. Tengo cuarenta y cinco

- Se ve muy joven, déjeme decirle

- Me embaraze a los veintiuno de Nathaniel. Mi difunto marido me propuso matrimonio a los dieciocho, ahora que lo pienso estaba loco - tomo de mi taza y dejo que continúe - Nos casamos en París, fue hermosa la boda, mi vestido un corte sirena y un velo de cuatro metros de largo y mucho encaje - risueña me cuenta - La música y la vista fue una de las cosas mas bonitas, fue en una terraza que daba directo a la Torre Eiffel - suspira - Aun recuerdo ese día

- Supongo que debió ser un buen tiempo

- Si no mucho tiempo estubo mi marido, buenos momentos me dio. Cada que lo recuerdo es revivirlo. Falleció hace cuatro años, fue muy duro para Nathaniel, era recién graduado y el peso de los bancos no era fácil. Yo trataba de ayudarlo, de no dejarle todo el peso a él, pero parecía como si el trabajo lo distraía de la muerte de su padre. Aún así me quede con partes y sucursales. Todo iba bien, pasamos el luto lo mejor que pudimos, pero eso no evitó que pasara - miró hacia un lado y arrugó las cejas - No es mi deber contarte Samantha, pero creo que te debemos una explicación. Sobre Eros

- Sabe que no me lo tiene que contar, si es algo muy personal

- Oh, lo que te dijo Milo dejalo aparte

- ¿Cómo uste... - ni terminó y me interrumpe.

- ¡Ay porfavor! Conozco a Milo como si fuera mi propio hijo. Se que seguro te contó que Nathaniel te tiene que explicar eso

- Tal vez le insistí un poco. Pero no era mi intención

- Tranquila, de alguna manera te debías enterar. Seguro lo googleaste - mi cara se vuelve colorada y Helen rie al verme.

- Bueno, basta de rodeos, se que es la curiosidad - rie y comienza a contarme - Todo empezó por un viaje a Hawai, de la compañía, Nathaniel y Milo fueron a un evento sobre los bancos y desgaste de cuentas etc. No quiso que fuera con él, según, debía encargarse él como ahora dueño de la empresa. Conoció a Vblear Lewins, una disque modelo estadounidense - vómito las palabras - salieron por unos días y desde su primera aparición ya estaban los tabloides a mas no poder con el título de "Futura Señora Ajmátov" No había pasado tanto tiempo juntos y ya querían una boda. Como es lo habitual, el sexo para esa perra fue lo mas fácil. Cuándo mi hijo regresó, a las dos semanas llega una carta a mí casa, una prueba de embarazo de la señorita Lewins, como miembro de la asamblea de Empres Ajmátov, llame al manager de esa. Sí, confirmado, estaba embarazada de mi hijo. Okey, sin problema, hable con Nathaniel y me explicó que si, tuvo algo con ella y que hasta sierto punto le gustaba, era bonita, modelo y que sería como un progreso en nuestras vidas. Un bebé venía en camino. Rápido me puse a ver cosas para una pocible boda y a tejer chambritas para mí futuro nieto. Paso otra semana de la noticia, llegó la tal Vblear, yo como madre preocupada, la atendí bien, la hospede en mí casa, le di algo de comer y me puse a hacerle platica en lo que llegaba Nathaniel. Luego de que mi hijo llegó a casa, se encerraron en la oficina y no salieron hasta después de dos horas. Ella salió de la casa sin que me diera cuenta y cuando vi a mi hijo destrozado llorando en la oficina, me dolió mucho - hizo una pausa y vi como una lagrima salía de su ojo, pero la limpió de inmediato - Queria abortarlo - lo soltó y me miró con los ojos vidriosos - Era perra quería abortar a mi nieto Que según ella le iba a hecha a perder la carrera de modelo, que su cuerpo no quedaría igual y nos pedía veinte millones de rublos para ello. Obviamente no dejaríamos que pasara eso. Hablé con el manager de ella y llegamos a un acuerdo, no hiba a abortar, pero nos pedía esa cantidad de dinero. No se como funcione eso de el modelaje, y no se cuanto paguen, pero sabía que tener un bebé sería caro. Bien hablamos Nathaniel y yo y le dimos esa cantidad. Llegamos a la conclusión de que si pedía tanto dinero, sería para él bebé y los años de vida que cubriera el dinero; aún así, pensábamos verlo y que creciera con nosotros y si pasaba algo entre Vblear y mi hijo en el futuro aun mejor. - volvió a quedarse callada y dio un sorbo a su taza que se encontraba casi llena - La señorita se gasto el dinero en una casa valuada en no se cuantos miles de dólares, en autos, en firmas con maquillaje y campañas de moda. Alquilo treinta y dos chicas con sus mismas medidas en complexión para mandarlas a comprar ropa para después de el parto. Y después de no saber nada por siete meses de ella, Nathaniel se va a la sucursal mayoritaria y a los treinta minutos que se va, me marca la chica de recepción diciendo: "Señora Ajmátov, vino una mujer con campera verde y anteojos grandes, cabello rubio y con una venda en la parte del vientre y torso, dejo una canasta con un bebé adentró y una carta" - se levantó y sacó dos copas, junto a una botella, la abrió, sirvió y me dio una copa, no sin antes de continuar dio el sorbo mas largo que he visto - La muy desgracia dejó a mi nieto, una criatura recién nacida en recepción, como si fuera paqueteria. No pense nada y salí de inmediato a la empresa, llegué y cuando pregunté me dijieron que Nathaniel se lo llevó. Subí y me topé con Milo, trató de detenerme para que no entrará, pero cuando pase por fin a su oficina. Lo vi - nuevamente sus ojos se volvieron vidrio y las lágrimas amenazaban en salir - Lo vi, un bebé tan chiquito que no pensé que era real, su carita tan tierna, igualito a mi hijo. Nathaniel lo tenía en brazos, mesiéndolo, llevaba un mameluco color beige, sobre una manita azul. Me acerque y cuando lo cargue abrió sus ojitos, color lila, estos destellaron un segundo y supe lo que significa. Tenía lo mismo que su papá y su abuelo

CiliegiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora