Llego en taxi a mi apartamento, Milo me dijo que a las ocho pasara un transporte por mí, y a partir de mañana pasara y me recogerá todos los día.
- Samantha Hola - me saluda Isabel, en cuanto se da cuenta de Eros me lo quita de los brazos y lo mese, él sigue dormido - Ahora todo tiene sentido. Unas personas vinieron a dejar cosas a tu apartamento, entre ellas una cuna, - le hace mimos en sus pies - Nunca me dijiste que tenias un hijo
- No Señora Isabel, no es mi hijo
- ¿Entonces de quien es esta hermosura?
- Hijo de mi jefe, lo estare cuidando unas horas en lo que sale de el trabajo
- ¿Y no tiene mujer que lo atienda?, O es de esas de que nadamas llegan a parir y se van
- Creo que eso es complicado Señora Isabel
- Bueno, no te quito mas el tiempo. Debes estar cansada - me devuelve a Eros y me ayuda abrir la puerta del elevador - Descansa niña
- Igualmente Señora Isabel.
Tal como dijo, justo en la puerta de mi edificio ahí una cuna con cosas adentro muy bien acomodadas.
- No me dijiste que eras mamá - M. I. E. R. D. A.
- No Seth. No es mi hijo - abro la puerta y dejo al niño en su portabebé.
- Dejame ayudarte - dice y empieza a meter la cuna con las cosa.
- Parece que el tiene mas cosas que yo, y eso que solo tienen cuatro meses de vida - le dije y sonrió.
- ¿Cómo se llama? - preguntó sentándose al lado de la portabebé.
- Eros
- Bueno Eros, considerarme tú nuevo amigo - le tomo el pie derecho y lo acarició suavemente - Bueno, adiós Samantha - se puso de pie y salió de mi apartamento.
Dioses, ahora tengo que acomodar esto.
Despues de veinte minutos acomodando las cosas de Eros, empieza a llorar.
- No, no bebé, por favor no llorares, no tengo idea de que hacer - lo tome en brazos y se calmó - Al parecer fue una pesadilla.
Lo empiezo a arrullar y es cuando abre sus ojos. Un color lila resplandece en elloz, igual a su padre. De pronto un resplandor en ellos me deja observándolos un buen rato, hasta que se pone inquieto y decido dejarlo en su cuna con algunos jugete.
Me quedo al lado de el viendolo jugar con ellos. Aun me pregunto por que nadiem se hace cargo de él, es encantador. Una risa sale de el y veo como se burla de un peluche con ojos locos, de esos que se mueven cuando los agitas.
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An pasado ya cinco horas desde que tomo su última leche, en la pañalera venía una libreta con sus horarios.
Leche uno...9:30
Leche dos... 2:30
Leche tres... 7:30
Leche cuatro... 12:30No tengo ni la mas mínima idea de como preparar leche de bebé. Gracias a Hefesto que existe YouTube y cada tutorial se ve sencillo.
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Olviden lo de <<sencillo>> Llevo mas de cuatro intentos de leches fallidas. O estan muy frías, o el polvo no se disuelve o simplemente huelen raro. La primer leche que le di ya esta pre-preparada, así que me toca batallar a mí. En eso Eros empieza a llorar, supongo que de hambre.
- Ya bebé, por favor no llores - le suplico, él esta sentado en un corral de descubrí hace poco - Por favor Eros, tenme paciencia. Ya está. - corro a dársela, pero me caigo a media sala, por suerte no se derramó nada.
- Toma bebé - lo levanto y le empezó a dar su leche - Debes de tenerme paciencia. No estudié para Diosa Domestica, mucho menos para ser mamá - en eso pone su manita sobre la mia que le estaba dando el biberón. Sonrió al verlo, no es común que me encariñe rapido con las personas, pero él definitivamente es una excepción.
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Ya son las ocho y como me dijo Milo, el auto ya estaba afuera esperándome, subí con Eros, su pañalera y mi bolsa.
Van como quince minutos de camino, intenté que Eros durmiera, pero no lo logre.
- Llegamos Señorita Hell - me avisa el chofer.
- Gracias - agradezco y salgo de el vehículo.
Cuando bajo veo una hermosa casa, blanca de estilo moderno, resaltan las ventanas con marco negro y la puerta de el mismo color. Subo los escalones y toco el timbre, no pasa ni un segundo cuando una mujer muy bonita me abre la puerta, lleva un vestido color blanca con detalles de ojas en verde y unis tacones de plataforma de color piel, su cabello largo oscuro, deja un mechón blanco de canas, y las arrugas al rededor de sus ojos no le quitan la juventud.
- Buenas noches, soy Samantha Hell, vine a dejar a Eros - ella me mira como si me examinará de pies a cabeza, luego me ve y me sonríe.
- Pasa por favor - anuncia y entra, me sigo sorprendiendo por la maravilla que es esta casa - ¿Gustas café?
- No gracias, solo vengo a dejar a Eros
- Por favor, acepta, ya esta listo - bueno, aun no he cenado asi qué...
- Okey, gracias - asiente y me dirije a la cocina.
Ya dije que esta casa es bella, ¿verdad? Por que en verdad lo es.
- Siéntate - me ofrece a sentarme en la barra mientas ella sirve el café, Eros sigue en mis brazos jugando con su chupete.
- Supongo que no sabes quien soy - niego - Bueno, soy Helen Ajmátov, madre de Nataniel, y déjame decirte que no eres la primera que intenta entrar por este medio - me dice como reprochandome algo.
- ¿Disculpe?
- No eres la primera querida - me da la taza de cafe, y ahora dudó en tomarla - Pero tal vez la última - dice y da un largo sorbo a su taza.
Yo me quedo en shock, ¿A caso creé que quiero quedarme con su hijo?
- Bien, Samantha, te espero mañana a las nueve para que te lleves a Eros - se acerca y me lo quita de los brazos, él por su parte resonga, pero no llora - Nos vemos. - con eso ultimo sale de la cocina y escucho como sube las escaleras.
Salgo de la casa y aun esta el auto, subo en el y comienza a dirigirse a mi casa.
Ya estoy lista para dormir. Si, otra vez en la plasta de lona que según la caja dice "colchón inflable" Me rehuso a dormir mas en esta plasta. Abro mi computadora y reviso los E-mail de mi padre. Después de contarle todo y claramente omitir que trabajo de niñera y no de administradora, logro crear una historia creíble. Después de eso busco tiendas de muebles en línea dispuesta a por fin comprar un colchón.
Son las dos con veintisiete de la mañana y aun sigo viendo y comprando cosas para mi casa. Bueno ya me voy a dormir, seguro y mañana tendré un día atareado.
~°~°~°~°~°~°~Nuevo capítulo. Gracias por leer y votar.
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Ciliegia
Romansa[Reescribiendo. Antes: El mejor trabajo] Samantha Hell es una chica con una expectativa muy alta con respecto a su trabajo, tantos años de preparación y su nuevo objetivo no es nada a lo que ella imagino. Cambiar pañales no es lo que enceñan en la...