23. "Tranquilidad"

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Me despierto y el brazo de Nath me rodea la cintura. Anoche llegamos más tarde de lo que esperábamos, Nathaniel se fue a dormir directamente, yo me estaba preparando para dormir cuando escuche que tocaron la puerta. Helen me dijo que saldría hoy por la mañana, así que, me tendré que levantar para ir a ver a Eros... Si solo pudiera safarme del agarre de Nathaniel.

Con mucho cuidado logró salir, veo como me busca pasando su mano por la cama. Tomo unos calcetines y salgo de la habitación.

Los balbuceos y las pocas palabras que dice Eros, me guían a su cuarto.

- ¡Hola bebé! - le digo llegando hasta su cuna. Él está levantándose y rie cuando me ve.

- ¡Mami! - me dice y balbucear mas palabras.

- Vamos a cambiarte Eros - lo tomo en brazos y lo recuesto en su cómoda para cambiarle el pañal.

Ya que le puse un pañal limpio, lo visto con otra ropita y lo llevo a la habitación de Nathaniel.

- Papá - dice mientras nos sentamos en la cama.

- Ahí que despertarlo, ¿No cres?

Él asiente y comienza a tocar su rostro y yo dejo pequeños besos en el. Después de un rato abre los ojos y sonríe por las risas que soltamos Eros y yo.

- Buenos días... - dice con la voz ronca.

- Hola - saludo y Eros también - Deveras levantarte

- No... - toma a Eros y lo deja sobre su pecho - Ahí que quedarnos un rato más... Por favor... - súplica.

- De acuerdo - le digo - Pero desayunaremos tarde

- Pedimos comida, no te preocupes por eso

Deja varios besos en mi rostro, para seguir jugando con Eros.

xxx

Pedimos el desayuno, y llegó media hora después, muy rica la comida. A Eros le están comenzando a crecer los dientes, por lo que ya quiere morder, hoy encontré una mordedera nueva en uno de sus cajones, las otras que tenia las destruyó por completo, pero, mientras no me muerda a mí, todo estará bien.

- ¿Qué quieres hacer? - me pregunta Nath cuando bajó las escaleras con la mordedera nueva.

- No lo se, ¿Qué quieres hacer?

Eros llama mí atención y trata de quitarme la mordedera de las manos.

- Espérame bebé - le digo - Tengo que lavarla aun

Hace un puchero lindo y me río.

- Parece que no le gusta esperar - dice Nathaniel.

- Es igual a tí... - le digo y antes de que pueda decirme algo, me voy directo a la cocina a lavarle su mordedera.

Eros apenas la vio y comenzó a morderla. Me reía por las caras que hace y lo adorable que se ve.

- Entonces, ¿Qué quieres hacer?

- No lo sé, espera - me levanto y me asomó a  una de las ventanas que daba para el patio - ¡Tienes piscina! - le digo volviendo - ¿Podríamos nadar un rato?

Se queda pensandolo un rato  - Si... - responde dudando - Pero, me preocupan esos odiosos reporteros

- Ya se fueron - me asomo a una de las ventanas de el frente, la cual estaba cerrada por una cortina color beige - Lo vez, no hay nadien

CiliegiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora