22 | 𝙽𝚘 𝚖𝚎 𝚍𝚎𝚓𝚎𝚜

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Y sin querer se me abrieron heridas viejas, por golpes nuevos, y así volví a sangrar donde un día dolió, y fue cuando me di cuenta que no somos tan fuertes como pensábamos.... -W. Moreno –

Me encuentro en la sala de espera hace aproximadamente 5 horas y nadie se atreve a salir a comunicarme cómo van en la operación. No me he cambiado de ropa, por lo que sigo manchada con sangre, con su sangre. No puedo evitar temblar cada vez que veo mi vestido y mis manos manchadas. En mi cabeza, no deja de repetirse una y otra vez lo sucedido. No sé quiénes son, ni por qué lo hicieron o cómo sabían que estábamos ahí. Me siento destruida psicológica y físicamente.

No he dejado que nadie me toque desde lo sucedido. Lágrimas resbalan por mis mejillas; solo quiero que él esté bien.

— Oliv, por favor, toma aunque sea un poco de agua - me dice Holly, pero de nuevo no obtiene respuesta de mí.

Oigo cómo suspira. Luke le dice que me de espacio. No me he podido mover de mi asiento; no siento mi cuerpo. Pero sobre todo, no olvido sus últimas palabras y vuelvo a llorar.

— Oliv, ahí viene el doctor - y es cuando me levanto y casi me caigo si no fuera por Luke, pero inmediatamente alejo su tacto de mí y él solo me ofrece una mirada de tristeza.

Camino hacia el doctor; tengo esperanzas de que él estará bien. Es el hombre más fuerte que conozco y nos falta mucho por vivir.

— Ian Clark - dice el doctor, pero yo ya me encontraba caminando en su dirección - ¿Son familiares? - dice mirándome sorprendido por cómo me encuentro.

— Soy su prometida, por favor, dígame que está bien - digo con la voz rasposa.

— El joven se encuentra estable - cuando salen esas palabras de su boca, no puedo evitar sonreír de felicidad - Pero - y es cuando un escalofrío se esparce por todo mi cuerpo - La bala rozó el pulmón, eso hizo que el joven perdiera demasiada sangre y así se desmayara. Cuando llegó al hospital, había perdido el 35% de su sangre. Afortunadamente, pudimos retirar la bala y disminuir el daño en su pulmón, pero debido a la pérdida de sangre, el joven se encuentra en estado de coma - dice finalmente el doctor.

En mi mente, se repetía una y otra vez "se encuentra en un estado de coma, se encuentra en un estado de coma...." Entonces, cuando siento las voces lejanas, mi vista se oscurece y mi cuerpo cae.

24 horas después...

Comienzo a abrir mis ojos y veo que me encuentro en una habitación blanca.

— Mierda Olivia, tremendo susto que nos diste - dice Holly llorando y abrazándome.

— ¿Qué pasó? - le digo un poco confundida - ¿Qué hago aquí?

— Después de recibir la noticia de Ian, te desmayaste, Oliv - cuando pronuncia su nombre de nuevo, viene ese sudor frío en mi cuerpo y todos los recuerdos comienzan a llegar como una bomba atómica.

— ¿Cómo está él? Di...me que es...tá vivo, Holly - digo llorando, sin poder aguantarme.

— Hey, terroncito, tranquila, ¿sí? - dice abrazándome - Ya salió de la operación, está vivo - dice sin poder sonreír completamente.

— ¿Pero? - sé que hay un estúpido "pero" en esto - Habla de una vez, Holly - le digo con los ojos llorosos.

— Pero - dice con los ojos aguados - No te gustará lo que verás, Terroncito. No entiendo un carajo.

— Dios mío, Holly, explícate de una vez, me estás poniendo demasiado nerviosa - le digo, y ella coge mi mano.

— Oliv, él está conectado a muchas máquinas para poder seguir vivo. Tiene un tubo que le traspasa la garganta para poder respirar, una vía por donde le pasan alimento. Mi terroncito está en coma, y no están seguros de que se despierte.

Cuando Holly dice lo último, no puedo evitar gritar, lanzar la almohada, tirar la jarra de agua al suelo. Simplemente no me lo creo, no le creo.

— Quiero ir a verlo ahora mismo - digo, parándome de la cama.

— Olivia, tú tampoco estás bien. Te han hecho unos exámenes; tienes que...- no la dejo terminar, ya que me quito la vía, me pongo algodón y cinta. Volteo a verla y le digo - ¿Me puedes decir cuál es su habitación?

Holly se me queda mirando completamente asombrada, pero finalmente asiente, me acompaña a buscar su habitación.

Y aquí me encuentro, frente a la puerta de la persona que alguna vez me hizo el amor y dijo que me ama. No sé si podré soportar lo que hay tras esta puerta, pero de todas maneras sé que entraré. Tomo una respiración profunda y entro.

Con lo que me encuentro enfrente, me derrumba totalmente. Caigo al suelo y comienzo a llorar desconsoladamente. Es él; está conectado a un sinfín de máquinas, tiene un tubo atravesando su garganta, el pecho totalmente vendado.

Entonces, me levanto con las pocas fuerzas que tengo y me siento a un lado de la cama, le toco su mano, y está helada. Cuando él siempre está tibio y caliente, ahora parece un puto cubo de hielo. Sin poder más, lo abrazo y lloro, lloro por él, por salvarme la vida, por nosotros, por los momentos, por nuestro futuro juntos, y me quedo dormida en su pecho.

Después de unas horas, siento cómo una enfermera entra a revisar cómo está, y amablemente me entrega una maleta con ropa y me dice que es de parte de mi amiga Holly. Le doy las gracias como puedo y me acerco a Ian.

— Ya vuelvo, mi amor, me daré un baño. ¿Qué tal si piensas en mí, en lo sola que me siento bañándome, y te despiertas para acompañarme? - le digo tratando de soltar una risa, pero fallo cuando una lágrima mía cae en su mejilla. Le doy un beso en la frente y me voy a la ducha.

Al salir de la

ducha, me sigo sintiendo la misma mierda. Termino de cambiarme y me dirijo al lado de Ian.

— Volví, mi amor - le digo sentándome a su lado - Tienes que despertar, Ian - le cojo la mano y con la voz entrecortada sigo - No puedes dejarme, mi amor. Jamás podré desconectarte. No tengo las fuerzas ni la voluntad de hacerlo - a este punto estoy que lloro a mares - Jamás podré dejarte ir. Necesito que despiertes y me digas lo mucho que me amas. Mi amor, no permitas que nos separen. Yo sé que eres fuerte; me tienes a mí. Yo siempre estaré a tu lado apoyándote. Carambas, cómo necesito escuchar tu voz en estos momentos y que me beses diciéndome que soy una llorona exagerada - una risa tonta se escapa de mí - mi amor...

Me veo interrumpida por el sonido del celular de Ian; lo cojo.

— ¿Bueno? - digo con la voz ronca.

— Disculpe la molestia, señorita. Somos los de la mudanza - entonces miro a Ian. Como siempre, él tenía todo preparado y sonrío con lágrimas en los ojos - Se encuentra el señor Ian Clark. Lo que pasa es que no confirmó el número del departamento donde recogeremos las cosas.

— Habla con su prometida. Él - lo miro y fuerzo un poco la voz - se encuentra un poco indispuesto por el momento, pero el número del departamento es 140. Yo iré en unos momentos para ayudarle.

— Muchísimas gracias, señorita. Que tenga un buen día - y finalmente cuelga.

Miro a Ian, comienzo a tocarle la cara, hasta que me acerco y le doy un beso, mojándolo.

— ¿Sabes quiénes eran, mi amor? - le digo sonriendo entrecortadamente - Los de la mudanza. ¿Cuándo pensabas decírmelo, eh? Jaja, como siempre, aún estando/no estando aquí, haces lo que quieres - le digo llorando. Me levanto y le doy un beso en los labios.

— Iré a recoger mis cosas para la mudanza - me acerco y le susurro - me mudaré contigo, mi amor. No hay nada que pensar. Despierta, ¿sí? Vamos, despierta, amor.

Entonces me levanto y me dirijo a la puerta susurrando un "no me dejes sola".

"Ahí es cuando entiendo lo sola que me siento sin su calor, sin su aroma, sin su sonrisa y sus ojos que brillaban cada vez que me miraba. Miro al cielo y ruego que si él se va, que me lleve a mí también."

Si tan solo supieras...© COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora