Parte desde la Tierra una expedición rumbo a Marte dispuesta no solo a visitar el planeta rojo sino a colonizarlo y formar un primer asentamiento humano. O eso es lo que CRUEL hace creer al mundo.
Al poco tiempo de llegar Lisa Rhodes, la astronauta...
—Quiero ir a Marte, – comenzó Patrick, dueño de la empresa contratista de CRUEL; vestido con un traje elegante azul marino, una corbata larga negra, peinado hacia atrás y con algo de barba; muy presentable para la ocasión – no solo visitarlo, quiero vivir ahí, – continuó proclamando frente a decenas de personas que asistieron al evento de presentación – porque así será prueba viviente que la vida en Marte, es posible, prueba de que si fuera necesario, la humanidad podría comenzar de nuevo.
»Estamos en problemas y es nuestra culpa, se nos agota el tiempo y la madre naturaleza no negocia, no podemos rendirnos, ahora no. Marte, es un planeta maduro y listo para la vida, los recursos de la Tierra se han agotado pero hay un recurso que jamás debemos ignorar, – hizo una pausa y aprovechó para observar la atención de los presentes que tenían sobre él y continuó – es el más valioso, y es un recurso sin límites, el valor.
Los aplausos de los presentes no tardaron en ser ejecutadas y escuchadas ante la mención de Patrick, quién espero el cesár de los aplausos para seguir hablando.
—Escribí esas palabras cuando tenía doce años. Mi carta a la Casa Blanca. Nunca imaginé que el presidente se las daría a una nación que lloraba la perdida de otra tripulación de astronautas. Jamás soñé, que me proclamarían como un emblema de fortaleza, un joven con una visión peculiar y el resto, bueno, no es historia, sólo el comienzo.
Los presentes en el salón aplaudieron con eufória y admiración ante las palabras de quién desarrollaría la misión a Marte.
—Y aquí estamos ahora, gracias a la tecnología espacial Génesis, en veinte horas el Magallane 61 llevará astronautas a Marte, ¡No solo de visita, sino para vivir ahí! ¡Los primeros y auténticos ciudadanos de Marte! – proclamó a viva voz, alegre y orgullosamente ante los incesantes aplausos y silbidos de aquellas damas con vestidos resplandecientes y hombres con trajes elegantes, sin olvidar a la prensa, fotógrafos, al tanto de las palabras y acciones de Patrick – ¡De una misión de la infancia a una misión más grandiosa que el mundo haya intentado! ¡La colonia conocida como Tejas del Este Marte!
Dicho eso los aplausos comenzaron nuevamente, y la pantalla a espaldas de Patrick ilustraron las instalaciones de la colonia en Marte, en espera de ser habitada por los astronautas de la misión. Instalaciones divididas en cuatro sectores. En el medio de ellas, una sección mucho más grande. De ella parten cuatro conductores transparentes hacia los otros cuatro sectores y así unirse a la sección madre.
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—No importa que sea, – prosiguió Patrick más calmado después del silencio en la sala – nunca podría compararme con estos seis héroes, ejemplo vivientes de valor sin límites. Una vez dicho eso, quisiera ceder la palabra al líder de la misión, de esta histórica expedición, la astronauta Lisa Rhodes.
Los presentes aplaudieron ante la llegada y presencia de los astronautas de la misión a Marte. Una mujer y cinco hombres, con sus trajes de extravehicular, que los protegerá del calor, el frío, la radiación y la nula presión atmosférica del espacio fuera de la nave o estación espacial, con sus respectivos cascos sujetados a la cintura por los brazos.
