Capítulo 11 - Control y arrepentimiento.

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Thomas bajó la velocidad del auto y entró en el estacionamiento enfrente de una cafetería. El viaje después del intercambio de palabras y desahogamiento del rubio en aquella solitaria carretera en medio del bosque, prosiguió en un silencio para nada cómodo. Pero ninguno de los dos quiso decir algo, o más bien creían que no era necesario decir algo.

Thomas en verdad quería creer todo lo que dijo Dylan fuera verdad. En verdad quería, pero sus palabras como sus expresiones al decirlas, no ayudaban mucho. El silencioso tramo ayudó en analizar cada palabra que dijo. Por otro lado, la mención de CRUEL en una oración de soltó, hizo que su cerebro trabajará más hasta el punto de empezar a doler. Y los recuerdos con el logo de aquella corporación en aquel día no faltaron, y la inquietud en querer respuestas llegaron.

Dylan, por otro lado, en todo el viaje, se planteó en querer conocer más sobre la Tierra y los individuos que residen en ella. Talvez así no pasaría más vergüenza y nerviosismo al respecto.

Sus emociones como sentimientos, se intensificaron todo estos días. Más bien, dieron inicio desde que conoció a Thomas en aquella escuela. Dicho pensamiento a estado rondando todo éste tiempo pero no lo tomó importancia. Pero lo que causa la cercanía del rubio en él, hace que se lo plantee dos veces. Sus emociones se colapsan, se intensifican pero no puede sentir nada desagradable, ni lo desea. Más bien, le agrada sentir de todo, con él.

Thomas se quitó el cinturón de seguridad, dicho acto fue secundado por Dylan. Salieron del auto y el castaño siguió al rubio. La campanilla dió aviso que ntraron a la cafetería y Thomas buscó una mesa libre o eso hizo creer a Dylan, quien lo tenía en la mira todo el tiempo.

El rubio vió a una señora de cabellera rubia, un poco más claro que la de él, y sostenía a una niña en brazos. Rebuscaba en su mochila y sacó algunos objetos de ella, como una tablet, unas cajitas y unos pañales. Agarró la mano de Dylan, y se dirigió a un mostrador de dulces y fingió observar, sin importarle el enrojecimiento de Dylan.

El cosquilleo en su mano y su nerviosismo no cesaban y lo peor es que no sabía que tenía planeado Thomas, pues estaba actuando muy raro. Las manos aún sostenidas, ya era otro tema. La calidez y tranquilidad que provocó en él no fue desapercibida, por otro lado.

La rubia señora tomó algunos pañales y se dirigió hacia donde vendría a ser los baños. Thomas no desaprovechó ningún segundo más, y empezó a caminar, jalando a Dylan con él, hacia aquella mesa, donde la mayor dejó algunas cosas más en ella pero lo que más le dió importancia fue la tablet y tomaron asiento en una cómodo sillón acolchonado y forrado por un cuero rojo, desde los asientos hasta por atrás del respaldo.

—No deberíamos hacer ésto – dijo Dylan al ver cómo el rubio manoseaba los objetos que se encontraban en la mesa, en especial un aparato, que al ver, era electrónico.

"¿Aún existen ésas cosas?" pensó al ver una tablet normal.

—Necesitamos algo de no rastreo – se defendió el mayor – además, hago todo yo, tú no.

—Pero estoy contigo – el rubio le dió una mirada que no supo su significado y se dió cuenta de sus palabras, y quiso corregirse – ya sabes, ade-además yo te metí en mis problemas – murmuró nervioso al ver que aún tenía la mirada sobre él.

—Pues tus problemas, son los míos ahora – dijo con una cálida sonrisa, le dió un guiño y quiso reírse del sonrojo y el desvío de mirada del castaño.

Dylan se tranquilizó al no escuchar reproche en sus palabras, pero igual, no podía controlar sus emociones. Se desbordan más y más, como también las cuestiones del porqué o cómo, surgieron en su mente.

El Espacio Entre Nosotros (Dylmas) ✔️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora