En una nueva carretera, al rededor de una llanura, con pequeños árboles y arbustos con montañas a lo lejos, bajo un cielo azul y soleado, se encontraban unos sonrientes adolescentes.Todo el camino se la pasaron de lo más divertido. Riendo, charlando, cantando al son de la radio o al menos, Dylan lo intentaba. Los silencios ya no eran incómodos y disfrutaban de él. Se daban alguna que otra mirada. Unas de reojo, otras directamente, acompañadas de unas cálidas sonrisas que llenaban sus pechos de alegría y comodidad.
Y es que tanto Dylan como Thomas, disfrutaban la compañía del otro. Sus emociones, sentimientos como pensamientos, ya lo controlaban pero aún se lo cuestionaban más no les desagradaba.
Thomas aún se cuestionaba sobre los orígenes del castaño, pero no quería agobiarlo con más preguntas como así mismo. Y es que si obtenía respuestas, no podía dejar de sacar nuevas preguntas de ellas. Es que quería saber y entender. Pero ver la tranquilidad de Dylan como la felicidad que causa ello en él, se lo proponía dos veces para hacerlas, así que, simplemente esperaría un momento adecuado para ello.
El estómago de Dylan comenzó a rugir y la risa de Thomas no tardó en llegar para luego contagiar al castaño. Y más si se ponían a recordar el momento en que probaron bocado por última vez.
—En los asientos traseros están unas bolsas, dentro una de ellas hay algunas amburguesas, cómelas – sugirió Thomas.
Dylan asintió y llevó su brazo derecho para coger una bolsa, y sacar aquella delicia.
El castaño observó la comida en sus manos y desvió la mirada a Thomas quien lo sonreía divertido. Sonrió también y se decidió a dar un primer bocado. Lo masticó y suspiró de satisfacción. Sintió un sin fin de sensaciones dentro de su boca y cerró los ojos para masticar lentamente y disfrutar de los sabores del alimento.
Thomas al ver la actitud de Dylan empezó a reír. Se cuestionó si alguna vez comió una hamburguesa o si pasó algún tiempo que no lo hacía para llegar a suspirar de esa manera.
Y es que Dylan, en Tejas del Este, solía comer comidas simples. Cargados de vitaminas y proteínas y demás cosas que a Dylan no le interesaban saber cuando se disponía a comerlas.
Bajó la ventanilla de la puerta y sacó la cabeza por ella aún comiendo su hamburguesa. Sintió el aire golpear su rostro hasta el punto de cerrar los ojos y se dispuso a disfrutar del momento. Elevó la vista al cielo despejado y pudo observar algunos objetos sobrevolando el lugar. Ladeó la cabeza curioso y entró completamente al auto.
—¿Qué son esas cosas en el cielo – cuestionó.
—Se llaman globos aerostáticos – respondió después de observar el cielo por el parabrisas.
—¿Globos? pero son enormes – dijo observándolas.
—Si y dentro de ellas hay personas – dijo riendo – bueno lo hay en la barquilla o como sea que se llame, donde se paran las personas para manejarla.
—Increíble – dijo asombrado por tal información.
Dylan enserio estaba planteándose sobre el estatus que sería de Centauros por no mostrarle las maravillosas invenciones de los humanos.
—Dyl, ya deberías dejar de comer – sugirió sonríendo.
—No, es una delicia – defendió a su comida.
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El Espacio Entre Nosotros (Dylmas) ✔️✔️
Teen FictionParte desde la Tierra una expedición rumbo a Marte dispuesta no solo a visitar el planeta rojo sino a colonizarlo y formar un primer asentamiento humano. O eso es lo que CRUEL hace creer al mundo. Al poco tiempo de llegar Lisa Rhodes, la astronauta...