Capitulo 8 - Buscando Ángeles.

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Dylan tras conocer por línea a Thomas hace menos de tres años, siempre quiso conocerlo en persona; claro, que en ese tiempo no era posible que su deseo se cumpliera, que su fantasía se volviera realidad. No obstante, con el paso del tiempo y con algunas que otras situaciones que hagan que sus caminos se crucen y hasta se unan en uno solo para así avanzar en el camino de la vida, fue de la mejor sensación para ambos, o al menos para Dylan, que con tanta emoción de querer conocerlo no pudo si quiera planear una buena impresión, como se le fue enseñado por Centauro, ni mucho menos imaginó como Thomas lo recibiría al verlo o como actuaría al conocerlo, si se emocionaría o no, si se alegraría o no y eso asustó al castaño, y trató de evitar a toda costa pensamientos negativos sobre el tema.

Thomas al voltearse y encarar al sujeto que interrumpió su momento y tras escuchar como el castaño se presenta, no pudo quedar más que asombrado, confundido, alegre y molesto, si molesto. Dylan nunca imaginó la manera en que Thomas lo recibiría. Y fue con una bofetada. Lo suficiente para voltear el rostro del ojimiel. Dylan, al recibir aquella nuestra de cariño o acción de bienvenida por parte del rubio, su mejilla quedó ardiendo por unos segundos para que un cosquilleo recorra de su rostro por todo el cuerpo. Dicha sensación no fue desapercibida por el castaño. Y le gustó.

—Auh, ¿por-porque hiciste eso? – preguntó Dylan cuando reaccionó, se volteó y llevó una mano a su mejilla izquierda.

Thomas aún con ese ceño fruncido; que ya está siendo lo que más le gusta a Dylan, terminó de guardar sus cosas en el casillero lo más rápido que le permitieron sus manos aún con la mirada en el castaño, le dijo molesto:

—¿Por qué te esfumaste así?

—¿Qué? - prosiguió Dylan confundido.

—Si, me ignoraste por completo – dijo tras coger los libros que necesitaría para sus clases y cerró fuertemente su casillero, se volteó para encaminarse hacia su aula – no respondiste mis mensajes – finalizó molesto.

—Te dije que debía hacer un viaje – se defendió.

—¿De siete meses? Hay teléfonos sabes, un mensaje, un correo o lo que sea – dijo aún molesto caminando y el castaño siguiéndolo.

—No podía contactarte, fue-fue un tipo de viaje muy específico – prosiguió Dylan.

—¿Un tipo de viaje muy específico? Nadie habla así, Dylan.

—¿Puedes ir más despacio? Ésta gravedad es muy pesada.

—Ay, que pena que sea pesado para ti – dijo Thomas, malinterpretando a Dylan – pero de verdad detesto que me ignore la única persona que no.. – se cortó al voltearse y encarar a Dylan.

—Thomas, yo no...yo jamás – empezó a ponerse nervioso – te ignoraría. De hecho pasé por mucho para llegar hasta aquí – dijo desganado y observó con más detenimiento los ojos de Thomas. "Qué lindo" pensó y recordó que Thomas no terminó lo que dijo hace unos instantes – ¿la única persona que no qué? – preguntó.

—Que no odio – respondió Thomas con el ceño fruncido. "¿Le gusta hacer eso?" se preguntó Dylan al ver eso.

Thomas y Dylan se observaron unos momentos, no les importó que los estudiantes pasaran por sus lados mirándoles y murmurando entre ellos al ver a la pareja. Solo importaron ellos dos. Solo fueron ellos dos. Todo desapareció para ellos tras mirarse a los ojos y admirar sus rostros.

Pestañas largas, cejas en una perfecta curva, lunares por doquier en su rostro, una nariz respingada, ojos color miel oscuro, cabello castaño oscuro, unos centímetros más alto que el rubio, fue lo que pudo apreciar el rubio de quién tenía en frente.

El Espacio Entre Nosotros (Dylmas) ✔️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora