Capítulo 26 - Todo estará bien.

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Día 6

El ambiente húmedo y el cielo gris de aquella nueva mañana, oprime misteriosamente el pecho de Thomas, sumado con una nublada intranquilidad y el presentimiento de que algo está o va a estar mal, lo mantiene con los ojos abiertos mirando hacia la ventana de aquella elegante, pero muy fría habitación. Por unas cortinas lisas de tonos beige, entreabiertos, puede observar algunos edificios y perfectas construcciones romanas que se alzan con gran poder y fortaleza, así como también de que no es una buena mañana. Un frío aire que entra por la larga ventana, logra alardear a las cortinas y llega hasta la extensa cama en la que Thomas y Dylan están recostados. El rubio tirita un poco y se esconde entre las sábanas, pero es peor debido a lo gélido que se mantienen, al igual que la almohada en la que está recostado su cabeza. De todos modos, se acoge a ella y se envuelve aún más.

Sin hacer mucho movimiento, voltea lentamente todo su cuerpo y observa dormir a Dylan, quien, para su sorpresa, su rostro refleja inquietud y dolencia. Se debate mentalmente en despertarlo y preguntarle qué ocurre o dejarlo dormir, suponiendo de que está teniendo un mal sueño y que pronto se le pasará y recuperará su semblante normal. Aquel semblante que Dylan ha estado mostrando a Thomas en las ultimas horas. Aquel semblante que Thomas finge creer, sin preguntar. De todos modos, ya no sabe que más hacer para ayudar o peor aún, cuando Dylan no quiere recibir algo de ayuda.

Se anima así mismo, de que aquel día sea el último de los alocados y maravillosos viajes que Dylan prometió llevarlo y conocer juntos. Para Dylan, una parte de lo que la Tierra tiene para mostrar y que tiene que conocer. Para Thomas, un lugar más, como cualquier otro. Pero lo disfruta para Dylan, para verlo sonreír en todo momento, para verlo feliz, con los ojos brillantes de la emoción, aún cuando haya alguna posibilidad de que su vida corra en riesgo, aún cuando posiblemente, aquel brillo en sus ojos, lo pierda al final de todo. Pero será inmensamente feliz de haberlo visto y vivido junto a su Dylan.

Aquel chico del planeta Rojo. Aquel chico como ningún otro en la Tierra y en el espacio. De aquel chico del que se enamoró inesperadamente.

Un ligero quejido lo libera rápidamente de sus pensamientos y se enfoca en Dylan, quien comienza a soltar más quejidos. Al verlo con los ojos fuertemente cerrados, las mejillas rojas y el tenue sudor en su frente, decide despertarlo de una vez por todas. Con algunos movimientos en su brazo, llamados en susurro y toques en su rostro en débiles palmadas, Dylan se calma poco a poco y abre con lentitud en algunos finos parpadeos, sus amielados, pero también carmesíes ojos.

Dylan observa a Thomas y se reprende mentalmente por haber molestado o interrumpido el sueño de su rubio favorito. Respira con pausa y calma, sonriendo ligeramente a Thomas.

—Perdona si te-

—No, no te preocupes —interrumpe Thomas rápidamente—. Ya estaba despierto —murmura con una sonrisa despreocupada.

Dylan asiente y aguanta un dolor en el pecho, resistiéndose a seguir quejando del dolor.

—¿Puedes traerme algo de agua? Por favor —pide, sin embargo.

Thomas asiente y se retira de la cama dirigiéndose a la sala que cuenta el piso del hotel a por agua. Dylan por mientras, se estira hacia el cajón de la pequeña mesita de noche, abre y retira un frasco con las pastillas que Kaya le entregó cuando estuvieron de regreso al hotel en Venecia, después de seguir recorriendo y admirando toda arquitectura posible del lugar.

Abre el frasco y lo sacude permitiendo que dos tabletas caigan en su mano izquierda. Muerde su labio inferior cuando otra punzada de dolor se presenta en su pecho y se sienta mejor en aquella cama cuando ve a Thomas regresar con un vaso lleno de agua. Coloca el frasco en su lugar e ingiere las tabletas. Recibe el vaso de agua y se lo bebe con algo de rapidez, tragando las tabletas en el acto.

El Espacio Entre Nosotros (Dylmas) ✔️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora