Siempre imaginó, desde pequeño, que su primer beso, debía ser dado a la persona que amara en un momento especial y único. Veía a sus amigos que contaban su experiencia de manera nada interesante, como si no fuera importante. Algo que él veía, hermoso e inolvidable.
Una vez, una joven se le confesó. Era de su clase en segundo año e intentó besarlo. Tenía buenos reflejos y logró detenerla al alejarse, poniendo sus manos en sus hombros. Fue algo brusco, pero logró protegerse. Hubiera sido chocante para él, algunos le decían que exageraba, muy pocos comprendían lo que él quería y como lo veía.
Estando en su tercer año de preparatoria y aún sin haber besado a nadie, fue cuando se enamoró. Sus compañeros de equipo veían sus métodos torpes para poder llamar la atención del rubio de lentes de Karasuno. Parecía un búho agitando sus alas y cola para poder cautivar a la hembra.
Fue todo un año en que le llevó conseguir ser el novio de aquel hermoso joven. Muchos perdieron apuestas al creer que no lo conseguiría, pero Akaashi no iba a quedarse de brazos cruzados y sin ayudar a su capitán, cuando fue el único que apostó a su favor.
La primera cita fue exitosa. Habían paseado, hablado, incluso reído un poco, hasta que se despidieron en la estación de tren. Las manos de Bokuto sudaban por el nerviosismo, ¿podría ser ese el momento que tanto esperaba? Pero ¿En una estación de tren? No quería eso y no lo besó.
Se despidieron y regresó a su hogar. Él había viajado a Miyagi, Tsukishima era menor y no quería que se aventurara a la ciudad de Tokyo solo. Como buen novio, él iría hacía su preciosa luna.
Siguieron hablándose, pero debido a sus exámenes de ingreso, no pudieron tener otro encuentro. Eso no fue impedimento, para que planeara una cita perfecta para ambos y que fuera digna para un hermoso, primer beso.
Fue temprano a subirse al tren para viajar, sonreía mientras miraba por la ventana, la emoción crecía al ver el paisaje cambiar. Tsukishima sabía que llegaría en unas pocas horas, aprovecharía a dormir un poco.
Lo había extrañado mucho, quisiera tanto tirarse a sus brazos y besarlo, pero de solo imaginar eso, se ponía ligeramente nervioso, como también emocionado.
Era el día tan esperado.
El sol brillaba, no hacía demasiado calor, había un poco de viento, pero era perfecto para poder ir a un parque. A pesar de que hablaban casi todos los días, la charla en persona no dejaba de ser fluida y natural. Tsukishima había preparado todo el almuerzo para disfrutar y estaba delicioso, podría llorar de la emoción que le daba degustar algo hecho por aquellas suaves manos y para él.
Una ligera brisa de viento sacudió los cabellos rubios de su pareja, que tranquilamente limpiaba sus lentes. Se perdió en sus facciones, su pequeña nariz, sus ojos brillantes, sus hebras que parecían hilos delgados de oro, sus labios finos y rosados. No sabía que expresión tenía, pero no pudo cambiarla, ni salir de su trance al ser atrapado, viéndole.
La mano de cada uno, apoyada en la manta se entrelazaron. Los ojos de Tsukishima brillaron y Bokuto sintió su corazón que podría salirse del pecho. Había llegado el momento, el tan ansiado para él desde pequeño, su primer beso, con la persona que amaba y en una cita perfecta.
¿Qué podría salir mal?
Su nerviosismo.
Cuando los ojos contrarios se cerraron al ir acercándose, respiro profundo y se dejo llevar. Demasiado.
Sus labios no fueron los que chocaron, sino sus frentes al inclinarse de golpe. Ambos terminaron posando sus manos en sus cabezas, ante el dolor que les generó aquello.
-Lo siento Tsukki, lo siento...-Se disculpaba en verdad apenado, mientras estaba tirado en la manta, aún con su frente punzando.
-No te preocupes...-Negó el rubio. No era para tanto, si para Bokuto que lo lamentaba, pero no se daría por vencido. Aún no terminaba el día.
Aquel hermoso ambiente de nuevo se generó al caminar por el gran parque. No había mucha gente, se aventuró a tomar su mano, y ver como sus mejillas sutilmente se sonrojaron. Frenó su paso para poder verlo frente a frente, cada vez más cerca hasta que Bokuto, desapareció del campo de visión de Tsukishima.
-¿Estás bien? -Preguntó al instante mientras le ayudaba a sentarse en el suelo. A su lado había una pelota que unos niños fueron a buscar, pidiendo perdón por haber golpeado a alguien, antes de irse a jugar de nuevo.
-Demonios...-Susurro para sí algo frustrado. Otra oportunidad completamente arruinada, pero no por él, por lo menos.
El día seguía y podría volver a intentarlo, lo conseguiría.
No contó con los aspersores de aquella zona llena de flores que se encendieron. Ni con el paseador de perros, que les gritó pidiendo ayuda cuando uno de los perros, se le escapó. Tampoco contaba con que el helado se le cayera encima de la ropa.
Ya en ese punto del día, no podría soportar el peso de la depresión al no haber conseguido su tan ansiado beso. Parecía que todo estaba en contra de que pudiera besar los suaves y finos labios de Tsukishima.
Y el día se había acabado, era hora de que volviera a Tokyo.
-Bokuto-san, ¿Sucede algo? -Era notorio en su rostro, mientras esperaban que llegue el tren. No había más de cinco personas allí y todas estaban concentradas en lo suyo.
-Arruiné nuestra segunda cita. Quería que fuera perfecta -Le expresaba, sin poder mirarlo a la cara.
-¿Por qué cree que no lo fue? Los aspersores, el perro, el helado son cosas inesperadas, pero no significa que...
-No me molestó haber sido mojado, casi mordido por un perro ni que el helado se me cayera encima, sino lo que interrumpieron...-Murmuro viendo al menor que comprendió al instante. No era tonto.
-Bueno, no es tarde aún. El tren aún no llega...
-No -Sentenció serio mientras lo veía de manera determinante- Yo quería que fuera perfecto, único. Es mi primer beso y quiero que sea, eso... Perfecto...-Su voz terminó siendo un murmullo. Sus mejillas quedaron sutilmente sonrojadas.
Tsukishima respiró profundo antes de suspirar. Tomó su mano como lo hizo en el parque, sin dudarlo, pero, aun así, algo avergonzado.
-También sería mi primer beso -Dijo viéndole fijamente y con una sonrisa sutil- Y opino que es perfecto dárselo a quien ames, ya me cansé de esperar a que haya alguna interrupción. Solo deja que suceda...
Bokuto sintió la mano de Tsukishima en su nuca, sin darle tiempo a decir nada cuando sintió aquellos suaves labios sobre los suyos. Sus ojos se abrieron en grande, ante la sorpresiva sensación, pero no se apartó. Nunca lo empujaría, sino que se aferraría a él. Sus manos rodearon su cintura, al igual que los brazos del menor su cuello.
Duró unos segundos, antes de separarse. El valor que tuvo el rubio se esfumó, miraba a otro lado, siendo imposible que cubriera sus mejillas sonrojadas. Bokuto sonrió y volvió a buscar sus labios para dejar otro beso en ellos, sintiendo que recuperaba toda energía y vitalidad.
-Bokuto-san, el tren...-Murmuro entre pequeños besos que le robaba, impidiéndole hablar.
-Esperaré el próximo. Ya tuve suficientes interrupciones...-Dijo viéndole con una gran sonrisa- Quiero recuperar cada beso que no pude darte hoy y que no tendré hasta que te vuelva a ver ...
Tsukishima sonrió y, mentalmente, le dio la razón.
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30 vidas no es suficiente
Random30 días Challenge con la pareja BokuTsukki. Imagen de la portada, créditos correspondientes a su artista. Los personajes no me pertenecen. Pertenecen a Haruichi