No necesitaba otros brazos que los suyos para que lo abracen y consuelen. Sus palabras eran precisas, sus besos callaban sus preguntas y su cuerpo era la mejor distracción para que no pensara en nada ni nadie más. Solo en él.
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Tsukishima veía y sonreía sutilmente desde su privilegiado lugar. En su mano sostenía el teléfono de su pareja que vibró captando su atención. Eran unos mensajes de Kuroo y Akaashi, le deseaban suerte en su partido. A su propio teléfono llegó otro mensaje de parte del ex armador que quería volver a verlos.
Sonrió mientras guardaba el teléfono en su bolsillo junto con el suyo, luego de borrar los mensajes del teléfono de Bokuto y responderle a Akaashi que el tiempo era muy escaso.
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-¿Tú borraste los mensajes? -Exigía saber el mayor que miraba fijamente al rubio parado en la entrada de la habitación.
- Por tercera vez, te dije que no -Respondió Tsukishima con el ceño fruncido.
-Akaashi me dijo que me mandó un mensaje y no hay nada de eso aquí. Tú eres el único que tiene mi teléfono...
-Mira, este es mi mensaje con Akaashi. Quería que nos encontremos, pero lo rechacé porque tienes una agenda apretada este mes... -Siseó al momento de empujar su propio móvil en el pecho contrario.
Bokuto miró el mensaje y efectivamente era lo que el rubio decía. Siempre se expresaba de manera respetuosa y en el texto pedía disculpas ante la falta de tiempo, pero que algún día lo compensaría.
-Tsukki...
-No me hables, no quiero escucharte. Sigue llenándote la cabeza de estupideces, ya me tienes harto -Decía mientras agarraba sus cosas que metía en su bolso de viaje.
-Amor...
El rubio golpeó la mano que quiso tocarlo y agarró su bolso para salir de la habitación. Bokuto revolvió su cabello de manera molesta consigo mismo sin pensar o analizar nada, solo en lo que había conseguido provocar en su pareja.
Arrojó su teléfono con fuerza contra la cama antes de ir detrás del rubio, que estaba por abrir la puerta de la habitación en la que estaban hospedados en ese viaje que tenía él, por su trabajo. Lo sujetó de la muñeca, impidiendo que llegara al picaporte para salir.
-Suéltame Bokuto...-Habló de manera seria y grave el menor, viéndolo con expresión molesta.
-Por favor hablemos... -Le pedía calmándose él para no tener a su pareja a la defensiva. Si estaba molesto, Tsukishima lo estaría. Si él gritaba, el otro también.
-No quiero hablar. Me quedó bien claro todo. Vete con Akaashi y Kuroo, hagan un trío, sean felices. Que sean ellos quienes te acompañen a todos tus viajes con los trogloditas de tus compañeros... -Escupía las palabras mientras su mano jalaba cada vez más para poder soltarse. -Después de todo parece que aquí soy el único idiota que se preocupaba por esta relación, por tu bienestar, por tu salud, porque estuvieras bien en cada uno de tus partidos. Pídeles a ellos que vengan y hagan todo eso, ve por tu maldito teléfono, llámales y que vengan en el primer vuelo... -Seguía diciendo, molesto, hasta que consiguió recuperar su brazo, el cual quedó con su muñeca roja por el forcejeo.
Bokuto no respondió a las palabras de su pareja, quien lo miró con decepción antes de irse de la habitación, dejándole solo.
Se aferraba a Tsukishima, trabajó duro dedicando su mayor empeño a su trabajo y quien se encargaba de representarle, era su pareja. Podían ir juntos a donde tuviera que viajar, lo cuidaba, él quería darle todo lo mejor al rubio, todo el mundo de ser posible.
Lo podía ver en todos sus partidos sentado en una ubicación perfecta. Lejos de algún metiche que quisiera acercarse con otras intenciones.
Pero era un idiota. No valoraba a su pareja, dudaba y temía de no ser suficiente, que alguien mejor llegara y se lo llevara lejos de él. ¿Qué haría sin Tsukishima? ¿Quién era solo? No era nada.
De solo imaginar la oscuridad de la soledad que le rodearía empezaba a sentirse perdido, muy solo. ¿Quién más querría a un individuo como él? Estaba perdiendo a la única persona en el mundo que le amaba auténticamente, sin vínculo alguno, y todo por sus estúpidas inseguridades.
Su mente era un caos al igual que su cuerpo que se movió solo por unos minutos.
-Olvide mi teléfono en la habitación...-Habló Tsukishima al regresar y queriendo pasar de largo a buscar su móvil, pero se vio con el destrozo que era aquella habitación de hotel- ¿Bokuto?
Lo llamó dos veces más. Su mano dejo el bolso en la entrada y reviso rápidamente con la mirada todo lo que estaba roto y tirado. En la habitación también estaba todo desacomodado. Habían pasado no más de diez minutos y todo ese cuarto de hotel, era un caos.
-Bokuto...-Le volvió a llamar y el único lugar que faltaba era el baño. Al entrar allí, vio al mayor que abría cajas de pastillas para dolores musculares que siempre llevaba en los viajes para él, como el resto del equipo por si acaso- ¡¿Que estás haciendo?!
Forcejeó para poder arrebatárselas de la mano y proseguir a meter sus dedos en su boca para que vomitara, ante el temor de que haya ingerido algunas, pero al mirar el suelo y las tabletas rápidamente, notó que no llegó a ingerir ninguna.
-¡¿Qué demonios ibas a hacer?! -Le preguntaba gritando en verdad molesto a su pareja que sollozaba arrodillado en el baño junto a él.
-Lo siento Kei, lo lamento, perdóname. No me dejes por favor, golpéame, grítame, lo que sea, pero sin ti yo me muero...-Lloraba y seguía pidiéndole perdón, rogándole que no lo abandonará. No él.
-Bokuto, mírame, no me iré...-Decía queriendo detener su fuerte llanto. Tomó una toalla que mojó para limpiar la cara del mayor con suavidad, esperando se calmara un poco.
-No quiero que te vuelvas a hacer daño. Me quedaré contigo Kotarou...-Susurró antes de abrazarlo, ambos arrodillados en el suelo- Mírame...-Ordenó, teniendo aquellos grandes ojos dorados observándole con temor- Te amo, ¿Tú me amas? -La cabeza contraria se movió de manera afirmativa.
-Entonces no tienes nada porque temer, me quedaré contigo. Mi tiempo es tuyo, mi vida, todo... ¿Lo entiendes? -Le preguntó y el mayor asintió con más seguridad.
Bokuto no necesitaba otros brazos que los suyos para que lo abracen y consuelen. Sus palabras eran precisas, sus besos callaban sus preguntas y su cuerpo era la mejor distracción para que no pensara en nada ni nadie más.
Tsukishima sabía lo que hacía y como lo quería. Debía pensar solo en él.Y era a él a quien Bokuto necesitaba.
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30 vidas no es suficiente
Random30 días Challenge con la pareja BokuTsukki. Imagen de la portada, créditos correspondientes a su artista. Los personajes no me pertenecen. Pertenecen a Haruichi