~Boda~

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La luz iluminaba aquel hermoso jardín. Los pétalos de cerezo caían con suavidad sobre los presentes. La ligera brisa del viento hacía sonar las ramas de los árboles por donde el brillo del sol destellaba entre sus hojas y las flores.

Era un día de ensueño, todos esperaban impacientes la unión de dos almas que se amaban intensamente. Amigos, familiares, todos hablaban con tranquilidad al reencontrarse y vestir prendas acordes a aquella hermosa ocasión.

Allí esta, me llama ya
Me va a llevar hasta mi hogar
Aviva la llama que me hace soñar
Allá donde regresaré

Los cabellos rubios destellaban perfectamente peinados a un lado. Sus manos algo inquietas y nerviosas alisaban su traje blanco frente al espejo, donde vio una persona ponerse a su lado. Los brazos maternales le envolvieron y susurraron palabras dichas de corazón que hicieron sus ojos arder.

Era su día esperado, aquel con cual soñó desde que vio el anillo brillar frente a sus ojos en la noche juegos con Bokuto y sus amigos. Su felicidad fue la de todos los que supieron la noticia y fueron invitados a su unión.

Camino largo es, pero podré llegar
A donde tu estés, yo llegaré
Correr junto al río
Seguir siempre al sol
Volando, volando al fin, llegaré.

La comida, los regalos para los invitados, la decoración, la música, flores. Cada día era algo nuevo para realizar y poder hacer de su boda, un día inolvidable. Los amigos y familiares los acompañaban, les ayudaron para que esa tarde se realizarla. Todos estaban presentes, fuera de aquella hermosa casa que fue testigo de muchas uniones de amor.

No puedo olvidarte
Ya quiero volver
Me muero por verte
Y en camino voy.

El aviso llegó a él y sus manos se apretaron con fuerza en el ramo que llevaba en sus manos. Akiteru sonreía mientras grababa a fuego en su memoria la hermosa imagen de su hermanito, conteniéndose de que sus brazos lo rodeen con fuerza para no arrugar su perfecto traje.

Frente suyo se alzaba una gran puerta que una vez abierta, le llevaría a su alma gemela, que esperaba por él. Su brazo se entrelazo con el de su hermano, respirando juntos antes de que la luz se filtrará mientras ambas puertas se abrían para dejarles salir.

Lo veo ya venir
En camino voy hacia ti
Y si surgiera una duda
Tu luz me guiará.

Por su mente pasaban todos los recuerdos hasta la fecha. La primera vez que se vieron, los roces sutiles, indirectas, las típicas inseguridades que desaparecieron con el primer beso. Ambos supieron en sus corazones que estarían ligados para siempre.

Las risas, las citas, incluso discusiones tontas, donde parecía que todo terminaría allí, pero siempre siendo más fuerte el sentimiento hacia el otro. Su hermoso hogar, que juntos decoraron, su nido de amor que fue testigo de su día a día y que, al regresar, sería más especial que antes.

Tu corres cual río
Tu brillo es un sol, ¡sí!
Como ave, tú vuelas
Tu vida es mejor.

Los presentes empezaron a levantarse al momento en que la música empezó a sonar. El novio caminaba junto a su hermano hacia el altar donde ahí se encontraba el novio.

Bokuto respiró profundo antes de voltear, conteniendo la ansiedad.

Sus ojos se humedecieron al instante en que conectaron con la persona que le había robado el corazón. Tenía luz propia, brillaba como un ángel que había caído a la tierra. Las lágrimas caían mientras intentaba contener la emoción, pero era tanta que no podía ocultar la felicidad que sentía al ver al amor de su vida tan radiante.

Tsukishima sonrió ante las lágrimas que derramaba y que él contenía, mientras lo veía por primera vez vestido de forma elegante, con aquel traje gris claro y su cabello peinado hacía un lado. Se veía encantador, sus mejillas se sonrojaron ante el gran encanto y atractivo que Bokuto tenía.

Akiteru tomó su mano al llegar y la beso suavemente, antes de ofrecerla al novio que bajaba los dos peldaños.

-Te estoy entregando mi mayor tesoro.

El joven rubio miró a su hermano que limpió la pequeña lagrima que se le escapó ante sus palabras. Su atención volvió a su pareja que sonreía de aquella manera tan resplandeciente, característico de él y fue la que le enamoró años atrás.

-Estás hermoso. Soy el pirata más suertudo...-Dijo una de sus tantas ocurrencias que hicieron a Tsukishima sonreír.

Las lágrimas no faltaron en el público que era testigo. Juraban amor y lealtad ante cualquier circunstancia, sus corazones fuertemente ligados latían con velocidad, hasta llegar al momento de aceptar su unión.

Los votos, era algo que no tenían planeado, pero eran palabras que pensaron antes, durante toda su relación. Prometían muchas sonrisas, felicidad, amor, que, ante los obstáculos, sus manos permanecerían juntas para ayudarse. Si uno caía, el otro le levantaría. Serían su sostén. Su amigo, compañero, novio y ahora, esposo.

-Te amo Kei.

Las lágrimas de Tsukishima cayeron cuando escucho aquellas palabras, algo ahogadas de parte de Bokuto, cuando deslizó el anillo por su dedo.

-También te amo Kotarou.

Los aplausos resonaron junto a silbidos de celebración. La dulce pareja casada se abrazaba mientras sellaban su unión con un dulce beso.

Las ramas del cerezo se sacudieron suavemente, flotando sus pétalos alrededor de los protagonistas de ese bello día que por tanto tiempo soñaron.

He viento mil cosas y mucho aprendí
Pero aquí yo siempre, siempre... vendré.

30 vidas no es suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora