~Reconciliación~

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La primera noche ya pesaba en ambos. La soledad en el ambiente, el frío en la cama y el silencio en el hogar. En sus mentes pasaban las palabras que dijeron y se arrepentían como también pensaban en cuales debieron ser las indicadas.

Eran culpables ambos por igual, querían dar el brazo a torcer, pero pensaban que podrían ser rechazados por el otro al continuar molestos por su discusión. Lo mejor era que la situación se enfriara, eso les recomendaban, pero en el mientras tanto, sufrían la ausencia de su pareja.

En un sitio ideal, aún por encontrar
No hay necesidad de al mundo enfrentar
Quiero un mundo en que no haya nadie más
Tal vez yo no tenga el valor
Más dentro de mi corazón

Tsukishima veía el espacio vacío en la cama. Siempre que despertaba estaba a su lado y le sonreía al darle los buenos días. Bokuto amaba tenerlo en sus brazos, frotar sus pies para evitar sentir frío en el invierno.

El silencio de su ausencia era abrumador. Con su mera presencia, había luz y sonidos por la casa, pero ahora al caminar yendo a la cocina, no lo veía queriendo preparar un desayuno sorpresa para los dos o en el salón para ver una película juntos. Tampoco escuchar su estruendosa voz al llegar en su horario habitual después de su empleo de medio tiempo. No regresó.

Lo sé, nos guiará el amor
Todo sitio es mi hogar
Si siempre estamos juntos

Bokuto adoraba la sensación al llegar a casa. El aroma de la comida en el aire, su pareja llegando a la entrada para saludarle y poder besarlo como si no lo hubiera visto por una semana. Poder decir que había llegado a su hogar y ver su hermoso sonrojo ante lo bien que se sentía ese momento juntos.

Su amigo lo había recibido en su casa sin preguntar nada, le daba su espacio como también le demostraba que estaba allí para cuando le necesite. Agradecía su ayuda, pero no era lo mismo por muy cómodo que le hicieran sentir ya que su lugar en el mundo no era ese. Y lo extrañaba mucho.

Al fin brillará el sol y yo te amaré
Pues hoy te encontré
Nos guiará el amor

Querían que el dolor cesara mientras veían las fotos que tenían juntos. Videos cotidianos, graciosos, incluso uno que compartían y era su favorito, ambos acurrucados en el sofá, perdiéndose en la mirada del otro. Una filmación que registraba perfectamente el amor que brillaba en sus ojos, podían recordar lo que pensaron en aquel instante como si hubiera sido ayer.

Eres tú con quien quiero pasar el resto de mi vida.

Yo sentí temor, más hoy comprendí
No es malo el amor y nunca tiene fin
Brilla en tu mirar un mundo feliz
Y si comprendieran los demás
La dicha que tu amor me da

Sus corazones ya no podían resistir más aquella pesadez. Sus cuerpos anhelaban poder sentirse junto al otro, sus almas clamaban por volver a unirse. Bokuto había brincado de la cama, se movía solo para correr e irse a su hogar, pero toda aquella adrenalina se detuvo cuando abrió la puerta. Se le veía agitado, como si hubiera corrido una maratón, era un hermoso desastre.

Nunca había visto a Tsukishima de aquel modo. Siempre era él quien terminaba cediendo en los malos momentos, pero por primera vez veía al rubio con aquella expresión desolada, desesperada que no pudo contemplar demasiados segundos al verse abrazado tan precipitadamente que terminaron cayendo al suelo.

Sabrán, nos guiará el amor
Todo sitio es nuestro hogar
Estando siempre juntos

Ambos quisieron dar primero una disculpa que terminó siendo dada a la par. Negaban la culpa del otro, hablaban juntos y querían ser quien cargue la falta de su pelea, pero se percataron de lo tontos que eran. Rieron ante los nervios que cargaban, pero no se movían ni separaban, hasta poder tranquilizarse y levantarse.

Tenían mucho por hablar y el tranquilo parque en frente, fue oportuno para ambos sentarse en una banca y charlar. Se dieron sus momentos, se vieron a los ojos en cada momento, abrieron sus corazones, buscaron comprenderse y decir lo que guardaron todo ese tiempo.

Al fin brillará el sol pues hoy te encontré
Y yo te amaré
Nos guiará el amor

Hablando se podía resolver las situaciones de manera pacífica. El amor ganaba ante cualquier discusión, no querían cometer los mismos errores, sino aprender de ellos. No todos los momentos se podía estar al cien por ciento y ser feliz, pero no volvería a ser como antes.

Los estudios seguían, también trabajos, pero volvieron a su rutina de cada día. Tsukishima recibía a Bokuto al llegar y recibía su beso de bienvenida. Dormían y despertaban en los brazos del otro, se complacían con un rico desayuno, antes de partir de casa.

En los días grises, mimaba su cabello en silencio, se quedaba a su lado hasta saber la causa de su malestar, lo hablaban hasta poder volver a regresar su sonrisa. Bokuto sabía que un postre dulce nunca era negado por Tsukishima, lo comía en silencio acurrucado en sus brazos y quitaba todo estrés que pudiera cargar.

Pronto terminarían sus estudios y empezarían una nueva etapa, pero estarían preparados para lo que se avecinara.

Sé que nos guiará el amor

30 vidas no es suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora