~Cocinando~

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Ambos tenían la misma pasión por las comidas dulces. Desde niños desearon poder hacer aquellos grandes pasteles decorados y deliciosos. Llevaban tres años trabajando juntos en una famosa pastelería, perteneciente a la familia de Bokuto.

Tsukishima desde pequeño amó los pasteles, el como los preparaban y se esforzó para poder trabajar junto a personas con la misma pasión que él, pero nunca imaginó que podría encontrar el amor, en ese dulce mundo.

Él está, ahí sentado frente a ti
No te ha dicho nada aún, pero algo te atrae...

Eran tan diferentes, pero los unía la misma dedicación a la vocación que eligieron. Todos los empleados, sus compañeros, veían como el rubio y su jefe se observaban cuando el otro no lo hacía. La dinámica al trabajar juntos, su química y las maravillas que podían hacer tanto en pasteles como postres.

En cada momento a solas, todos esperaban impacientes por un contacto entre ellos, uno más allá de un simple roce sutil entre sus manos. A kilómetros se veía el gran interés romántico que tenía Bokuto por el joven de ojos dorados, el cual demostraba con su tierno nerviosismo y su emoción cada vez que le mostraba sus dulces obras de arte.

Sin saber por qué te mueres por tratar
De darle un beso ya

Sabían que el interés amoroso era correspondido. Tsukishima era disimulado, reservado, pero se notaba su admiración al ver a su jefe concentrado, como no perdía detalle alguno al verlo cocinando feliz, notándose el amor que ponía en cada uno de sus pasteles que encargaban.

Los favoritos del Bokuto eran el de cumpleaños para niños, porque podía decorarlos de muchos colores, como también de programas infantiles, que hacían ilusión a sus pequeños clientes. No había mayor felicidad al verlos irse contentos con su pastel.

Tsukishima prefería los de boda, aquellos que eran pedidos con más diseños elegantes, pero no rechazaba para nada cualquier encargo que hicieran. Debía poder desempeñarse bien en cada uno por igual.

Sí, le quieres, sí, le quieres, mírale
Mírale y ya verás, no hay que preguntarle

Había nerviosismo como temor en sus corazones ante un posible rechazo. Sus trabajos los mantenían ocupados, pero unidos, al fin y al cabo, en la misma cocina donde podían toparse y verse. Se conformaban con solo eso, cada día.

Todos querían dar un pequeño empujón, intentar que aquel joven amor perdure, pero primero debía salir a la luz. Eran dos almas gemelas perdidas, desorientas, que ante las inseguridades no sabían cómo unirse a la otra.

No hay que decir, no hay nada que decir
Ahora bésale
Canten conmigo

Todos se enteraron sobre la propuesta que le habían dado a Tsukishima. Había sido reconocido para trabajar en una pastelería que pertenecía a un pastelero famoso, los mejores iban allí. Muchos lo felicitaron, incluso sin haber una respuesta del rubio que vio a Bokuto que le sonrió, antes de abrazarlo, estando orgulloso de él.

Fue una gran desilusión para todos verlo hacer eso. Iba a perderlo para siempre si se iba. Creían que se confesaría, que tomaría valor, pero no lo logró.

Habían un pedido para realizarse y sería el último en que el rubio se quedaría con ellos, si es que aceptaba la solicitud que le enviaron. Era la oportunidad para dejarlos solos y que quedaran ambos jóvenes, trabajando juntos.

Sha la la la la la ¿qué pasó?
Él no se atrevió y no lo besará
Sha la la la la qué horror
Qué lástima me da ya que lo perderá

30 vidas no es suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora