~Haciendo algo Juntos~

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Todos deseaban tener su propio hogar, poder diseñarlo a su modo, que tuviera las habitaciones que quisieras y el paisaje que más inspiración y relajación te diera. Tu lugar en el mundo en el cual despertar y dormir con total calma, sintiendo aquella comodidad en tu espacio personal que podías compartir con amigos, solo o aquella persona especial en tu corazón.

El sueño de Bokuto fue vivir en Miyagi cuando lo visitó. La paz y tranquilidad abundaba en aquella ciudad lejana de los ruidos estruendosos de Tokyo. Se enamoró del aire puro, los sonidos del viento haciendo crujir suavemente las ramas de los árboles y las risas de niños que corrían felices, al irse a jugar juntos sin preocupación alguna.

Tengo tanto corazón
Yo sé que sí
Mis vidas nueve no son
Con una soy feliz

Cumpliría aquel hermoso sueño junto a la persona que amaba, que le eligió al aceptar sus sentimientos hacía unos pocos años. Iba a ser duro empezar un hogar desde cero, pero ambos querían su propio lugar, su nido de amor, como gustó llamarlo un par de veces, para ver el hermoso sonrojo en las mejillas de Tsukishima.

Se debía trabajar duro, poder ahorrar, planear la construcción, el diseño, las medidas, para que todo fuera seguro. Recibieron ayuda de sus familias, estaban cada vez más cerca y fue una bella sensación cuando pudieron comprar el terreno donde estaría su hogar.

Vivo con emoción
Lo intento así
Hay algo que un día conocí
Y fue por ti

Había césped verde que brillaba ante la luz del sol. Deberían cortarlo, pero mientras caminaban por esos metros vacíos, podían ver frente a sus ojos la construcción que harían con esfuerzo y dedicación. Iniciarían una nueva etapa de sus vidas allí. Ya habían terminado la universidad y tendrían la oportunidad de trabajar en las preparatorias de la ciudad. Estudiaron para ser profesores, siendo Bokuto de deporte mientras Tsukishima, de historia.

Los cargamentos de materiales empezaron a llegar y ser puestos en una sección especial. La construcción empezó y no se detendría hasta poder concluirla. A pesar del poco dinero que disponían, pudieron costear la mayoría de la estructura, lo seguro para ellos proseguir.

Cemento, ladrillos, madera, cerámicas. Debían medir, cortar, preparar y poner. Era agotador haga frío o calor. Empezaban temprano en la mañana y terminaban a la hora de la cena, teniendo su lugar de descanso en la antigua casa de Tsukishima donde su madre les esperaba con la comida lista.

Es el viento en mi nariz
Si a la luna ladro yo
No hay hogar como tu hogar
Ahí perteneces tú

Querían un pequeño balcón que diera hacía su jardín. Bokuto una cocina grande como la habitación donde sería su lugar especial para ambos. Había dedos lastimados por algún martillazo o estillas clavadas al serruchar madera. Ambos curaban sus heridas, descansaban juntos, comían algunos aperitivos antes de continuar, sin querer bajar sus brazos para tener su hogar lo más pronto posible.

Se preocupaban cuando debían estar en una labor arriesgada. Tsukishima le alcanzaba los materiales a su pareja mientras se encargaba del techo. Lo veía asomarse, lo escuchaba quejarse, pero cuando pudo salir, vio como había quedado perfecto.

Tenían sus fallas, como el caño del agua. Ambos terminaron empapados mientras intentaban frenar toda la cantidad que salía disparada, hasta conseguir cerrarla. Fue una buena refrescada, aunque luego debieron quitar la pequeña laguna que se había creado. Terminaron en el césped, esperando que sus prendas se secaran, pero rieron al recordar la graciosa situación.

¡Woo Woo! Aquí voy
¡Woo Woo! Hacia a ti
No hay hogar como tu hogar
Ahí perteneces tú

30 vidas no es suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora