~Situación inesperada~

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Muchos gustan de contar como surgió su relación con la persona que aman. En ocasiones, son amores que se guardan para sí mismos al tratarse de amigos de la infancia o de la escuela. Hay quienes se conocen por internet y congenian mientras se comunican, hasta dar el si a algo más. También puede ser en una salida con amigos, había un sin números de posibilidades donde pudieras toparte con esa persona especial para toda tu vida o con quien tener una buena relación durante un tiempo.

Bokuto gustaba escuchar los relatos de sus familias y amigos, incluso si eran repetidas. Quería tener su propia historia que contar, incluso si fuera reiterada la ocasión de veces que la dijera, porque sabía que nunca se aburriría. Adoraba los encuentros inesperados, creía que eran los mejores.

Tenía varios trabajos de medio tiempo en distintos días. No había asistido a la universidad, no veía en él alguna profesión que pudiera ser de su agrado ni para su futuro, por lo que se mantenía de sus trabajos. Gracias a esas oportunidades, había aprendido distintas labores como mecánico de autos o instalaciones de electricidad.

No eran para nada peligrosas en su parecer, pero había una que sí. Limpiar vidrios de edificios altos. Algunos eran departamentos, otras oficinas donde podía ver las personas en trajes y bien arreglados, pero serios al moverse por el lugar. No le gustaba para nada aquello, la vida de oficinista fue algo que siempre le generó rechazo.

Había edificaciones de 20 o incluso más pisos. Tenían una buena seguridad aferrada a su cuerpo como también donde se sentaban. Los días ventosos o de baja temperatura, eran aquellos que le dejaban sus manos heladas, incluso usando guantes gruesos. Una vez perdía el calor corporal en ellas, le costaba un poco recuperarlo.

La empresa que prestaba el servicio había sido contratada por un nuevo complejo de departamentos, al cual Bokuto fue designado para ir cada semana con otros compañeros. Portaban sus cinturones y chalecos de seguridad. Comprobaban que los seguros estuvieran en condiciones, las sogas en buen estado al igual que funcionaran las radios con las que se comunicaban. Siempre había alguien arriba que se encargaba de accionar la máquina y bajarle al siguiente piso.

Había departamentos vacíos, a causa de que era un edificio nuevo. No se podía ver perfectamente dentro desde la lejanía, pero ellos estando cerca, sí. Hubo una ocasión en que asustó sin querer a un niño que jugaba, lloró mucho y con la espuma que hacía en los vidrios, le hico sonreír al dibujar con su dedo un pequeño búho. Pidió disculpas cuando la madre llegó al escuchar las risas de su hijo y continuó con su trabajo.

Siempre escuchaba música para amortiguar un poco el ruido del viento, aunque usara orejeras de todos modos. Lo mantenían entretenido mientras trabajaba y saludaba de manera fugaz a quienes estuvieran en los departamentos. No les interesaba ver dentro, ni lo que hacían de sus vidas, pero a veces él se aburría de su empleo.

Un día, de la nada, en un departamento que recordaba desocupado, se topo con una mirada fija en él. Un pequeño felino de nariz rosada y grandes ojos pardo. Tenía pelaje grisáceo, pero su pecho y patas, era de color blanco, como unas botitas. Portaba un collar donde llevaba una placa ligada al cuero, con su nombre, pero no conseguía leerlo bien.

-¿Te divierte, eh? -Sonreía mientras limpiaba y veía como su colita se erizaba por sus movimientos con el limpia vidrios.

Empezaba a brincar y posaba sus patitas intentando capturar su limpiador. Bokuto rio ante la ternura que daba.

-Nos vemos la próxima semana...-Despidió, antes de avisar por el radio, que le bajarán al siguiente piso.

Con cada día de la semana que limpiaba en aquel departamento, se topaba con el felino que apenas escuchaba el ruido que hacía, corría hacía las ventanas. Crecía, su pelaje corto ahora era más abundante y su cola fina ahora era peluda. Se sacudía de lado a lado cada vez que jugaban y sus pupilas se dilataban.

30 vidas no es suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora