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Ocho semanas después

Miami, Florida.

Dylan dejó escapar un suspiro melodramático y colocó una taza dentro del microondas.

Presionó un par de botones y la bandeja comenzó a girar.

–No deberías quedarte frente del microondas.

Dylan me ignoró.

–Puede causarte un tumor cerebral.

–¿Es un hecho? –preguntó.

–¿Quieres averiguarlo?

–Tu nivel de neuronas únicamente encontrara el amor en una película hecha para la televisión.

–Quizás, pero no tendré tumores. ¿No quieres estar sin tumores, Dylan?

Alargó su brazo y sacó una barra de cereal.

–Aquí –dijo, y me la lanzó, pero últimamente era un inútil reaccionando rápidamente.

Cayó con un golpe sordo en el mostrador a mi lado.

Dylan agarró sus llaves y se acercó a la puerta principal. Lo seguí dentro de la luz cegadora, iría sin desayunar.

–Vamos –dijo con falsa alegría. –No me digas que no estás mentalizado con la creencia de llegar temprano en nuestro primer día de escuela. –Eludió las pequeñas lagartijas que corrían por el sendero de nuestra nueva casa. –Otra vez.

–Me pregunto si estará nevando en Chengqing justo ahora.

–Probablemente. Eso no lo extrañaré.

Justo cuando pensaba que era imposible sentir más calor, el interior del Civic de Dylan me demostró que estaba equivocado. Me atraganté con el calor y le pedí que abriera la ventana para tomar algo de aire.

–No hace tanto calor.

–Me estoy muriendo. ¿No te estás muriendo?

–No… hay como veintidós grados.

–Supongo que no estoy acostumbrado aún –dije.

Nos mudamos a Florida hace un par de semanas, pero apenas podía creer lo diferente que era de mi vida antigua.

Odio este lugar.

Las cejas de Dylan se arquearon, pero cambió de tema. –Sabes, mamá estaba planeando llevarte a la escuela hoy.

Gemí. No quería jugar al paciente esta mañana. O cualquier otra mañana, en realidad.

Pensé en comprarle agujas de tejer o un conjunto de acuarelas. Ella necesitaba un pasatiempo que no implique pasársela sobre mí.

–Gracias por dejarme venir contigo. –Encontré los ojos de Dylan. –Lo digo en serio.

–No hay problema –dijo, y esbozó una tonta sonrisa antes de girar hacia la I-95 y adentrarse en el tráfico.

DESPERTAR • [YIZHAN | PRIMERA PARTE] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora