La habitación de Yibo era sorprendente. Una moderna cama de plataforma dominaba el centro de esta pero por otra parte, no había más muebles excepto por una mesa larga que se mezclaba discretamente en un rincón. No había carteles. Ni ropa sucia. Sólo una guitarra apoyada a lado de la cama. Y libros.
Filas y filas de libros, revestían los estantes empotrados que se extendían desde el suelo hasta el techo. La luz del sol se filtraba por las enormes ventanas que daban a Biscayne Bay.
Nunca imaginé cómo se vería su habitación, pero si lo hubiera hecho, no me la hubiera imaginado así. Era magnífica, definitivamente. Pero tan… vacía. Sin vida. Di la vuelta a la habitación, pasando mis dedos a lo largo de algunos libros mientras me alejaba.
–Bienvenido a la colección privada de Wang Yibo –dijo él. Miré cada uno de los títulos.
–¿Has leído todo esto?
–No todavía.
Le sonreí. –Así que es una táctica para llamar la atención.
–¿Perdón? –Podía oír la diversión en su voz.
–Son libros para presumir –le dije sin mirarlo. –En realidad no los lees, sólo están aquí para impresionar a tus… invitados.
–Eres un chico cruel, Xiao Zhan. –dijo, de pie en medio de su habitación. Sentí sus ojos en mí, y me gustó.
–¿Me equivoco? –le pregunté.
–Estas equivocado.
–Muy bien –dije, y saqué un libro al azar de la estantería. –Maurice, por E.M. Forster*, ¿De qué trata? Vamos.
Yibo me habló sobre el protagonista gay que asistía a Cambridge de la gran Bretaña de hace cien años. No le creí, pero como no lo había leído seguí adelante.
–¿Retrato del artista adolescente*?
Yibo se dejó caer boca abajo sobre su cama y con un tono de aburrimiento recitó otro resumen. Mis ojos recorrieron su espalda y mis pies picaban con el impulso confuso de acércame y unirme a él. En cambio tomé otro libro. La sobrecubierta se había perdido, así que leí el título de la tapa. –La alegría de la…mierda –Leí el resto del título del grueso e indescriptible volumen para mí y sentí como me ruborizaba.
Yibo se puso sobre uno de sus lados y con fingida seriedad dijo: –Nunca he leído la alegría de la mierda. Suena repugnante. –Me ruborice aún más. –Sin embargo, he leído: La alegría del sexo* –continuó, con una maliciosa sonrisa en su rostro. –No en un tiempo, pero creo que es uno de esos clásicos que se pueden volver a leer una... y otra vez.
–Ya no me gusta este juego –le dije poniendo el libro de regreso en su lugar.
Él extendió la mano hacia el suelo al lado de su cama, cerca de la guitarra acústica que estaba apoyada en un estuche cubierto de pegatinas. Tintineo las llaves. –Bueno, podemos irnos ahora. Puedes regresar y asarme a la parrilla sobre el contenido de la biblioteca después –dijo, con una sonrisa aún en su rostro. –¿Tienes hambre?.
En realidad si tenía, así que asentí. Yibo caminó a su bien disimulado intercomunicador y presionó su dedo en el botón de llamada.
–Si ordenas a algún sirviente que traiga la comida, me voy. –le dije.
–Yo iba a asegurarme de que August no se había movido del coche.
–Oh, claro. August, el mayordomo.
–Él es un valet, en realidad.
–Tú no te viste tú mismo.
Yibo me ignoró y miró el reloj de su habitación. –Nosotros en realidad deberíamos estar allí ahora mismo, quiero que tengas el tiempo suficiente para tener una experiencia completa. Pero podemos parar en el camino a Minerva.
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DESPERTAR • [YIZHAN | PRIMERA PARTE] (COMPLETA)
FanfictionXiao Zhan cree que la vida no puede hacerse más extraña que despertar en un hospital sin recordar cómo llegó allí. Y esta seguro de que después de todo lo que ha pasado, no podrá enamorarse. Esta equivocado. La historia de un Xiao Zhan adolescente c...